domingo, 5 de marzo de 2017

Pesadillas Húmedas


Habían vivido juntos por más de 8 años, se conocían a la perfección, sabían de sus gustos, defectos, pecados, olores y demás cosas que solo se aprenden con el paso del tiempo. Se habían entrenado en el amar, uno sabía perfectamente como encender al otro y el otro en como arrancarle esos gemidos apretados que tanto excitaban a ambos, se amaban, Carlos a sus 45 había conseguido dominar el ímpetu de Marco, que a sus 32 aun lucía atlético y atractivo y quien lograba ver en el cuerpo adulto de su novio que ya empezaba a pintar canas, al amor de su vida.

El amar se había distanciado con el tiempo, cuando se conocieron, fugaban de reuniones o buscaban rincones para entregarse a la piel y sus fricciones, pero con el paso de los años, había aprendido a hacerlo bien, lento, justo y como ambos esperaban, ya no a cada nada, a veces una vez por semana , a veces menos.

Aunque algunas noches, las cosas se daban distinto…

Marco dormía profundo y temprano, Carlos gustaba de ver televisión hasta muy tarde y en ocasiones apenas conseguía lograr el sueño, sentía que Marco tenía una de esas noches de agitación que lo trastornaban.

La primera vez ocurrió en un viaje, ambos dormían en una cómoda cama de hotel, la noche había sido tranquila, cena ligera y vino blanco, el sueño llegó pronto, no hicieron el amor esa noche, ni las de la semana previa; Con la habitación a oscuras y pasadas las 3 de la mañana, Carlos sintió la agitada respiración de Marco, tras eso notó que sus manos empezaban a explorarlo, lo llamó por su nombre con dulzura pero éste parecía no escuchar, con tosquedad le cogió el miembro intentando ahorcarlo, con la fuerza suficiente para conseguir que éste despertara, la erección de Carlos fue inmediata, y tras ella, las manos de su amante dormido empezaron a tocarlo arduamente, introdujo los dedos en su boca, bajó las manos humedecidas por sus tetillas.. Apretó las caderas y trajo su cuerpo hacia el de él con brusquedad… Carlos no notaba si los ojos estaban abiertos, la noche era muy oscura, solo notaba su respiración agitada y una ansiedad insana por ser poseído.

Tras esa arremetida, Marco se sentó a horcajadas, cogió el pene de Carlos entre sus mnos y lo ubicó en el umbral de su ano, tanteó la zona con sus dedos, a oscuras, y de golpe lo dejó ingresar en toda su dimensión, el dolor les arrancó algunos gemidos, pero no palabras, no lo despertó, la faena se dio rápida y agitada, él marcó el ritmo, y lo sazonó con gemidos ajustados, mudos, pero intensos. Fue breve no más de 3 o 5 minutos, pero en ese tiempo logró que Carlos llegara al éxtasis y depositara en su interior todo el peso de días sin acción, al sentir el fin, Marco se bajó con delicadeza, se cubrió con la sábana y se recostó de espaldas a Carlos, y siguió durmiendo.


Tras esa primera vez, la historia se ha repetido largamente, la infrecuencia, el deseo oscuro de hacer algo distinto, la idea del silencio, y la fuerza, la idea de ser otras personas, en fin mil cosas han pasado por la cabeza de Carlos al respecto, pero nunca le habló a su novio del tema, es como  un pecado bueno, como una fuga sana, una infidelidad a la rutina, una pesadilla húmeda y placentera y cuando se enfrenta a ellas, espera no despertar, intenta prolongar el sueño y disfrutarlo tanto.. Como disfruta la vida que tiene con Marco, desde hace ya más de 8 años juntos..