miércoles, 30 de junio de 2010

FeliZ DíA


Feliz Día

Esta mañana he despertado con la seguridad de poder afirmar que te he olvidado. Creo que después de tanto tiempo, y de la distancia, hoy reafirmo que ya en mi mente no existe la imagen tan cálida que conservaba de de ti, ya no veo ese rostro tierno de ojos inmensos, de pestañas alargadas y mirada profunda, esa nariz recta y esos labios míos, carnosos, rojizos, ya no recuerdo ese cuerpo perfecto, pasmado en la adolescencia pese a tu madurez, de musculatura marcada, con detalles perfectos, abdomen plano y dibujado, hombros redondeados, piernas alargadas y curvosas, nalgas perfectas, he olvidado hasta tus tatuajes, en ambos hombros y nada discretos, vivos, míos o para mí, los he olvidado en su detalle.

Esta mañana que es fría, he olvidado tu forma de darme calor, tu aliento matutino, tu mirada escapadiza al despertar y buscar la mia , tirados en la cama, cogidos de la mano, tus reniegos al ejecutar la rutina del café, las tostadas, mis críticas a tu atrevimiento de circular en casa, así tan ligero de ropa, para mí y por mí, lo he olvidado, lo aseguro.

No recuerdo ya tu manera de hacerme el amor, tus formas insinuantes, esos roces cálidos, mientras tus ropas caían al suelo, esas palabras escasas y sucias, esa respiración entrecortada, esos gemidos reprimidos, el sudor haciendo brillar tu piel, esa piel tan áspera y tan suave al mismo tiempo, esos labios capturando mi erección, esas nalgas invitándome a morderlas, invitándome a invadirlas, capturándome, seduciéndome rítmicamente, haciéndome de ellas, recogiendo mis fluidos, teniéndome feliz, no lo recuerdo más.

Recuerdo que hoy es especial, porque un día como hoy, naciste, y jamás, pese a la distancia y al tiempo, dejaría de agradecer el haberte conocido, el saber que fuiste mío, y que me amaste, no menos de lo que yo te amé y te amo, de que aún sigues en mí y para mi, que el teléfono es nuestro aliado, el mail nuestro cómplice, y el tiempo nuestra esperanza.. gracias por seguir ahí, por permitir no olvidarte totalmente … feliz Día

jueves, 24 de junio de 2010

Una Cancion, que mas se Puede PediR


Una canción, que más se puede pedir..

La conversación de esta mañana me humedeció los ojos, no hablaba con Marco hacía meses, timbró para contarme nostálgico de sus recuerdos, me permito transcribir su sentir de esta mañana, a todos nos pasa… sobre todo con una canción de por medio.

Marco andaba ya 3 años con Humberto, vivían juntos en un departamento cómodo en un distrito muy verde en la Lima que nos estresa, Marco es jefe de área en una farmacéutica y Humberto ingeniero de sistemas, ambos trabajan todo el día, pero las tardes eran perfectas, como las recuerda marco, me cuenta…

……Yo odio bailar, no acudo a discotecas por eso, bueno, bailo, y no lo hago mal, solo que el hecho de hacerlo con un hombre, escapa totalmente a mis ideas preconcebidas, me descubrí gay muy tarde, no me adapté como el resto, así que me quedó ese desagradable rechazo a la posibilidad de abrazar rítmicamente a un hombre y lucirlo en una pista de baile haciendo piruetas o girando mientras traspiras ávidamente, y los demás hacen lo mismo a tu alrededor. Esa tarde Humberto llegó a casa con un CD, una de sus mejores amigas, Ceci, le había preparado varias canciones de distintas artistas, todas ellas mujeres, música comercialona, popera, pero agradable, conocí a Michelle Branch, Abril Lavigne, Kelly Clarkson entre otras, me enamoré de Michelle, pero hubo una canción que me movió, no solo por la letra o la interpretación, si no porque puso a Humberto frente a mí, mirándome fijamente a los ojos, colocando sus brazos sobre mis hombros, acomodando los míos alrededor de su cintura, y marcando el paso lentamente de un lado al otro, reposando su mejilla en mi hombro, respirando a mi ritmo, recorriendo la sala del departamento como si fuera la pista de baile mas grande del mundo, la canción que interpretaba Kelly se llama A moment like this, y realmente marcó aquel momento como “el momento”.

Humberto ya no está más a mi lado, hace tres años que la relación acabó y que él cambió de ciudad por cuestiones de trabajo; esta mañana, antes de llamarte, arreglaba las cosas en el departamento, típico del sábado en la mañana, y encontré ese CD rojo, algo deteriorado, lo puse en el equipo, y de modo inconsciente coloque la tonada numero 6, el volumen invadió la sala, y mi alma, sonaba Kelly, y mi corazón latía fuertemente, lo vi bailar conmigo, lo sentí a mi lado, respire su aliento, sus manos en mi cuello, las mías en su cintura, la sala nuestra pista, sonreí para mis adentros, y dije gracias Humberto, te agradezco no haber tenido que esperar toda una vida para poder haber tenido “a moment like this”.

“Marco”, Te sentí feliz, así que por eso van estas líneas, sé que no te enfadarás por robarte tu momento, hacerlo mío y compartirlo en el blog, Un Abraso.
Ah, esta es la canción que logró hacerte bailar :
como para compartirla también.

jueves, 17 de junio de 2010

LiberAciOn


Liberación

Miguel llegó a casa corriendo, la lluvia lo había empapado, su pelo largo y rizado le cubría el rostro, sus lágrimas se perdían en la humedad, Carlos lo recibió en un abraso, le dijo, calma mi amor, lo miró a los ojos, los liberó de esa cabellera mojada con suavidad, yo estoy acá y estoy para ti, le susurró al oído, mientras percibía su perfume diluido en lluvia, la calle sonaba agitada, los carros se deslizaban en agua, la gente caminaba apurada, las luces de la noche empezaban a encenderse, todas tenues, Carlos cerró la puerta, encendió la chimenea, la luz eléctrica fallaba, cogió una vela alta y de color oscuro y la encendió, el ambiente se inundó de canela.

Miguel había confesado en casa que era gay, su madre lloraba, su padre lo había negado, sus hermanos no comprendían, eran menores, Carlos era su pareja hacía ya dos años, era el amor que necesitaba, el refugio al que acudió esa noche como lo había hecho ya hace dos años, cuando perdió a su mejor amigo en un accidente, la escena se repetía, era oscuro, y solo una vela iluminaba el ambiente, hacía frío y la chimenea no proveía del calor suficiente, solo que esa vez, solo hubo consuelo en frases, hoy había complicidad, amor, la chimenea los quemaba, la vela era el faro más intenso, los brazos de Carlos, eran como alas, Miguel lloraba, pero estaba libre, su corazón hacía un coro unísono con el de su amante, y esas alas le permitían volar acompañado, el peso se le hizo nada, la angustia se volvió paz, era un silencio necesario, estaba seguro de que la crisis pasaría, de que las lágrimas no son eternas, de que el sol sale cada día, y que tras este día de lluvia, el arcoíris de la mañana le traerá la calma que necesita para empezar su vida siendo él mismo, ahora si libre de ataduras y prejuicios.

(A ti...con aprecio... y en honor a tu liberación…)

miércoles, 16 de junio de 2010

VincuLos y VinculaDos


Vínculos y vinculados

Esa tarde salieron juntos de clases y enrumbaron a casa, Juan y Joan, son primos, van a la misma universidad hace dos años, y desde ese entonces, Joan vive en casa de Juan, la Familia de Joan se encuentra lejos de la ciudad y la única forma de poder acceder a la Universidad era utilizando la residencia universitaria o la casa de sus tíos.

Ambos ha sido siempre buenos amigos, han compartido anécdotas infantiles, adolescentes y hoy , ambos de 19 años, comparten la experiencia de acudir a la misma facultad. Aunque Juan tiene algunos recuerdos, que probablemente Joan ha borrado. Cuando ambos eran niños, los veranos, los pasaban en el campo, Juan se mudaba a casa de Joan, y correteaban en la chacra, trepaban árboles, molestaban al ganado, y exploraban su sexualidad de modo especial. A Juan siempre le gustó su primo, desde la primera imagen que tiene de él, casi infante, desnudo jugueteando en un poso de regadío, compartiendo la desnudez realmente, disimulando su diminuta erección, intentando rosarlo, sentir su piel. Año a año, esperaba la llegada del verano para verlo, para retomar los juegos, aquellos que llegaron a besos robados, toque indecentes y masturbaciones mutuas, con los cuerpos aun lampiños, escasos de olores maduros y de otros tintes de juventud, luego el colegio y la adolescencia, alejó las visitas y borró las memorias, sobre todo la de Joan.

Hoy ambos compartían la habitación y otros espacios, ambos habían crecido, Joan era alto, superba el 1,80, era delgado y muy velludo, de cuerpo fibroso, y mansos ásperas, de trato tímido, de mirada impactante, Juan por el contrario era muy social, mediano de 1,70 de peso adecuado, de cuerpo trabajado, de escaso vello, de pelo largo, algo rizado, de mirada inquieta. De manos suaves.

Juan deseaba a Joan, y esa tarde de regreso a casa, tenía planeado dar algún paso al respecto.

Al llegar a la habitación, Joan se quitó la ropa rápidamente en la intención de ganar el turno en la ducha, Juan sabía que su primo iniciaba su rutina de baño masturbándose, y esa mañana antes de salir, se preocupó de liberar de obstáculos el cerrojo de la puerta del baño. Juan puso la música en alto volumen, colocó cerrojo a la puerta de la habitación, y espío a Joan, lo observó mirarse frente al espejo, lo vio quitarse la ropa interior y observarse desnudo, siguió sus manos apretando sus genitales, se hurgaba el pene aun flácido, mientras cerraba los ojos y extendía el cuerpo, al cabo de un instante se manifestó una intensa erección, el pene de Joan era generoso, grueso en la base, alargado, dirigido arriba, Joan se humedeció la mano en saliva e inició la fricción, Juan estaba erecto, observando desde la rendija, se desnudó torpemente, y empezó a tocarse, siguió paso a paso a su primo, lo vio tocarse el pecho, mientras seguía tocándose, piñizcar sus tetillas erectas, descender y acariciar sus redondeadas nalgas, humedecerse el dedo con saliva y regresar atrás, lo vio tumbarse en la alfombrilla frente a la ducha y seguir masturbándose, mientras el dedo húmedo hurgaba en su ano, y se introducía delicadamente, la fricción continuaba, la escena era plena, Juan estaba próximo a explotar, Joan se tomaba su tiempo, sus ojos cerrados, la ducha abierta discurría de fondo, el vapor empezaba a inundar la escena, Juan seguía tocándose, Joan hacía lo propio, Juan no pudo más y explotó en fluidos sobre si, sobre la alfombra, sobre su ropa en el suelo, sobre la puerta del baño.

Joan seguía su batalla, sus ojos cerrados le permitían imaginar, soñar, excitarse, la imagen era clara, en su mente se dibujaba claramente el mayor motivo de su deseo, el paisaje era conocido, el campo verde y soleado, junto a un pozo de agua, Juan desnudo penetrándolo, su primo haciéndolo suyo una y otra vez, tantas veces como fueron posibles en esas ausencias de verano en épocas de adolescencia, aquellas que tendrían que recuperarse pronto, el día en que tenga el valor de confesarle, que lo desea tanto o más que antes.

viernes, 11 de junio de 2010

Tocamiento Indebido..


Tocamiento indebido

Mario tiene 14 años, está en clases, cuarto año de secundaria, colegio de varones. Las dos primeras horas de ese día hubieron lecciones de educación física, el adora esas clases, no por el ocio que significa correr tras una bola o saltar sobre algunos obstáculos, sino por lo tentador de compartir la ducha con los compañeros, y observarlos desnudos caminando por pasillos, molestándose unos a otros, luciendo lo grandes u ocultando lo pequeños que suelen lucir en esas condiciones, usualmente los más favorecidos caminan con descaro, se tocan ellos mismos, se rascan, se mofan si te sorprenden viéndolos. Las duchas son atrevidas, los chistes cambian de tono, los toques son graciosos, a veces solapadas nalgadas, a veces atrevidos “punteos” en desnudes.
Mario se lamenta de lo breve del tiempo para permanecer ahí, él preferiría que se extienda más, para lograr concretar algo, con algún compañero, con el más alto, con el pelotero estrella, con el flojo extremo, con cualquiera.
Mario es Gay, es pasivo, y está a punto de volverse atrevido, de salir de su closet, de ser el dueño de esas duchas, de esos vestidores. Pero este día, parece que aun no será el elegido.

Una vez en clase, Mario ocupa su carpeta en la parte trasera del aula, es de última fila, no tiene compañeros a su alrededor, aún mantiene disimulada la erección que consiguió en los vestidores, aun en la mente el recuerdo a detalle de cada uno de sus compañeros, algunos más sensuales que otros, Carlos el flaco y alto, de verga pronunciada, y piel pálida, Ramiro el del pene más grande, con su cara afilada, ojos pequeños y nariz prominente, Juan de raza morena, de nalgas perfectas, de pene oculto entre vello rizado, de testículos perfectamente redondeados, Joseph, circuncidado, rosado, estético, Alberto, criollo, cholo para los entendidos, de piel brillosa, de masas musculares redondeadas, chato y de pies toscos, de pene pequeño, pero quien captura la atención de Mario con obvia preferencia es Joaquín, de talla mediana, de piel bronceada pelo escaso y dorado, vello facial, abdomen plano, manos perfectas, pene mediano, colgante, vello castaño desde el ombligo hasta perderse debajo de sus testículos entre sus nalgas redondeadas, pequeñas, fibrosas, saltonas. Mario vive enamorado de Joaquín, de su cuerpo, de sus manos, sueña en ser poseído por ese adolescente corredor de tabla, por trenzarse capturado entre sus piernas, por sentir su lengua en sus pliegues, por gemir tras la fricción de su barba crecida sobre su piel lampiña.

Mario está erecto, se rosa, en esa carpeta aislada, por segundos se ausenta del mundo, ignora a quien habla, a quien podría estarlo viendo, se toca, se fricciona y lo hace sobre la ropa, le resulta fácil, está en buzo, se agita, extiende la cabeza, estira las piernas, suspira con fuerza, y se moja, emana borbotones de semen aun fluido, la madurez aun no le permite densidad en esas secreciones, sonríe solo, alguien lo mira, el disimula, se observa y ve una mancha húmeda sobre su pantalón, levanta la mano, pide permiso, sale al baño, corre, ríe, aun se conforma con solo eso, aunque cada vez, desea mas que se concrete todo aquello que hasta ahora.. solo planea.. solo planea

viernes, 4 de junio de 2010

A tono Alto


A tono alto..

En realidad soy poco afín a soltar líneas subidas de tono, pero Rafael fue tan insistente, que no queda otra, además como qué disfruté al transcribir tu llamada de anoche.

Me cuentas----
Sabias que vendría y te preparaste como nunca, te rasuraste, limaste las uñas, y tomaste el baño más largo de la semana, tras eso un poco de crema hidratante, esa sin olor que te gusta tanto, aseo dental extremo, y colonia suave, en aquellas zonas que suelen ser no exploradas, no querías incomodarlo.

Lo conociste un par de días antes, y se agradaron, tras la primera incursión sexual, te gustó, así que tenía que repetirse, dependía de ese día saber si lo verías nuevamente, o simplemente lo dejarías marchar en su rutina de viajes por las ciudades cercanas, los previos fueron telefónicos, y de mensajes acalorados, había ternura de fondo, pero, mandaba el son agresivo y la promesa del juego arriesgado para esa noche.
El llegó puntual.

Esta vez no hubieron previos esforzados en frases simples poco comprometedoras, hubieron miradas coquetas, frases sueltas de invitación y… fuga a la cama. Besos entre tiernos y fuertes, el aprieta con ternura y dureza simultánea tus labios entre los suyos, recorre tus orejas y cuello con experticia y tu sueles dejarte, gimiendo suavemente mientras incursiona. Primero su camiseta sale de escena, la tuya hace lo propio, tras eso las medias y los pantalones, el clima es gélido, pero ustedes juntos elevan la temperatura, pese a eso, y con la tenue luz que irradia un televisor encendido y mu lo invitas a sumergirse bajo los cobertores, el acepta, no hay torpeza en los movimientos, fluyen, ya se conocen.

Puso la música perfecta, suena a lo lejos y al mismo tiempo está presente marcando la pauta, él te susurra algunos párrafos de letras inglesas hablando de amor trastornado, tú disfrutas, su selección es perfecta.

Te gusta verlo desnudo bajo la cama, su piel suave contrasta con la tuya velluda, sus curvas trabajadas con tus formas afiladas, su barba suave con la tuya hirsuta, tu mirada ansiosa con la profundidad en la suya, ambos deseosos de seguir lo iniciado, cuatro manos recorren planicies curvas y prominencias, aprietan y estrujan al mismo tiempo que acarician y disfrutan, se detienen en los rincones mas sospechados, el te aprieta con fuerza, ahí donde tu masculinidad se manifiesta eréctil y fluyendo y fuga rápidamente a tus nalgas para perderse en la entrada a tu interior, la misma que empieza a mostrarse generosamente dispuesta a permitirlo todo. Te agrada que siendo tu hombre, reconozca tu hombría cogiéndola con generosidad. Tú te muestras dispuesto, pero te tomas tu tiempo, lo seduces con tus curvas, lo tientas con tus labios, pero no das el pase aún.

El coquetea con su virilidad y tus labios juegan en sus fronteras, tu lengua hace suya su pecho, su abdomen, sus ingles, pero no su pene, aun no es el momento, o aun no es el indicado. El juego continúa. Giras expones tu espalda solicitándole tiernamente que te explore, el lo hace fluidamente, saborea tu espalda, tus nalgas, las que muerde delicadamente, humedece tus quebradas y coquetea con sus dedos, luego sobre ti, sientes su pene erecto explorar las zonas, y permitirse jugar en tus puertas, tú te sobresaltas, pero te gusta. El te susurra su ansiedad y tu estas presto, la música sigue.

Rápidamente el se protege, la textura es fina y el entalle perfecto, se conoce, tu lubricas tus nalgas y su pene con suavidad, el sobre queda escaso, pero será suficiente, el sobre ti, frente a frente, eleva tus piernas con suavidad sobre sus hombros, toca tu ano suavemente, está dispuesto, complaciente, su pene se proyecta en su ingreso y presiona suavemente, tú no tienes que pedírselo, él es delicado, cuando menos lo imaginas está en ti, moviéndose pausadamente, tu extiendes tu cuello, intentas besarlo, pero los besos se frustran, el placer es mayor, no requieres esos complementos, el te besa, breve y efusivo, eleva tus piernas, las coloca juntas hacia un lado luego al otro, observa la entrada y salida de su miembro pleno en tus adentros, presiona tus pantorrillas, las muerde, acaricia tus pies, los muerde.

Luego te pide ponerse pie y sigue rítmico mientras abres tus piernas, de pie con tus manos sobre la cama, luego subes y de rodillas y apoyado por tus manos, recibes vaivén en ti, el agarra tus nalgas, las aprieta y palmea, la música sigue y tu disfrutas.

No puedes mas y te dejas caer en decúbito, el sigue dentro tuyo rítmico y agresivo, acelerado de tiempo en tiempo, hurga bajo tu vientre y encuentra tu erección, la presiona la masturba , sale de ti, ambos están a puertas, se tocan se rosan.

La música sigue, se miran, disfrutan de sus cuerpos, intercambian las manos, se friccionan, retornan a cada quien, se dan pauta, y llegan plenamente, casi a simultáneo mostrando esas sonrisas cómplices y placenteras que permite un orgasmo, uno tan bueno como el que se han permitido los hasta ahora, casuales amigos.

No niego que tu relato ha generado algunas sensaciones en mi, eres claro y al mismo tiempo detallista, sé que estás ansioso por que llame, o mensajee, sé que no quieres q siga siendo casualidad, quieres más, en lo simple, espero se dé, espero me cuentes, espero me permita volver a escribir en tono alzado.

martes, 1 de junio de 2010

Una Nueva ruTa



Una NueVa RuTa



Alejandro adora su trabajo, lo mueve mucho y le ha permitido conocer varias ciudades del país y del extranjero, además de intercambiar con gente diferente y grata, pero en esta ocasión, no sería igual, terminó su relación de años con Humberto, y por primera vez, él no lo acompañaría en la travesía que iniciaba. La historia de sus viajes era especial, porque eran con él, hoy, serían franco trabajo y eso no le agradaba mucho. Aún así el trabajo lo obligaba a recorrer la sierra y la selva, saltar de avión en avión y surcar rutas terrestres de paisajes interesantes.


Salió de Lima sin mucha ilusión, por una red social contactó un par de amigos en su primer destino, no pensó que ocurriría lo que pasó.



Al llegar a Cusco, se instaló en el hotel de siempre, se apersonó a la oficina, revisó lo que tenía que revisar y regresó al hotel, Alejandro ya no es un niño, bordea los 40, aunque no los luce, yo diría que parece de treinta y pocos, es alto, de cuerpo mediano, de rostro atractivo, muy varonil, aunque sus formas ya no tienen la dureza de años atrás, no se ve mal. Una vez en el hotel, recibió un mensaje de uno de esos amigos mencionados líneas arriba, Rafael, según contó, tenía 27 años, sus fotos (donde solo se veía el cuerpo) lo mostraban atlético y su conversación no fue tonta, Alejandro lo citó en la puerta de su hotel y Rafael acudió puntual.


Alejandro lo distinguió a lo lejos, llevo casaca negra y gafas le había advertido Rafael, y ahí estaba, con las manos en los bolsillos, jean, y zapatillas de lona, sobre la vereda, mirándolo a la distancia, era mediano, de 1,70 aproximadamente, su peso en razón a esa estatura, el cabello negro, acomodado a un costado, las gafas le daban un toque intelectual, sus ojos profundos, no por sus ojeras (que le causaron grata impresión a Alejandro) sino por la intensidad de la mirada. Alejandro lo invitó a entrar, Rafael Accedió.



Pasaron a la habitación con descaro, ni miraron al personal de recepción, entraron al cuarto, se acomodaron en camas distintas (Alejandro siempre pedía habitaciones dobles, costumbre), se miraron como analizándose, hablaron, no sé si pensaban en lo que decían, o en lo que venía, Alejandro invitó a Rafael a su cama, Rafael acudió apresurado, se miraron de cerca y se besaron, fue tierno, como que cada quien rescataba al otro, como que se necesitaba esa delicadeza previa, Alejandro suspiraba, Rafael apretaba sus manos entre las suyas.



Lo que vino después fue espléndido, como que estaban sincronizados, las prendas fueron escapando, los roces se agitaban, ambas erecciones se amenazaban, Rafael era perfecto, marcado, no exageradamente, Rafael de piel suave, escaso vello, pies lindos, Alejandro lo admiraba, pese a que la luz era tenue a pedido de Rafael, se excitaba mentalmente, más de lo que el físico otorgaba, era una combinación perfecta, fue fluido, e intenso, ambos concluyeron sonrientes, ambos se abrazaron tiernamente por minutos tras el término, ambos se prometieron en silencio reservarse para sí, otro momento y mil más iguales o mejores.



Ahora quieren conocerse, caminar. Empezar por el final, a veces funciona, Alejandro está contento, tomo el vuelo a Iquitos feliz, Rafael lo esperará en Lima, tuvo el pretexto perfecto, un curso, existe la posibilidad, existen ellos para crearla, Alejandro borro a Humberto de la agenda, lo hizo ayer, mientras al teléfono, me describía la locura que había sido su incursión por Cusco y lo feliz que estaba de regresar a Lima en tres días, y poder volver a verlo a tenerlo, a dejar de viajar solo…..


Pausa.. obligada

A Los lectores..
solo para pedir discupas a quienes clikean el blog de tiempo en tiempo.. me encuentro fuera de mi sede.. y no he podido colgar un siguiente cuento.. denme... un par de dias.. y estaremos vigentes..
CarlosD