domingo, 26 de diciembre de 2010

Entre que me confieso.. y me presento..


Entre que me confieso y me presento…

Conocí a CarlosD hace más de dos años, fue por trabajo en realidad, me enviaron a esta ciudad del sur a hacer una supervisión, y este tipo era el jefe del área a supervisar, no sé cómo es que este señor obtuvo 20 de nota (en el sistema vigesimal de calificación) y se convirtió en mi mejor amigo, cómplice y socio en un blog en el que narramos experiencias, datos, y demás tonterías.

Carlos llego un viernes, se le ocurre iniciar una auditoria en fin de semana, así que me vi obligado a trabajar todo ese viernes e incluso el sábado, tuvo la gentileza de invitarme un trago una vez acabada la jornada, y seguramente, tras la conversación sazonada con varias dosis de Old Parr, darse cuenta de que teníamos muchas cosas en común, incluido el gusto sexual por aquellos de nuestro mismo género, creo que ahí nació la amistad entremezclada con afecto, aprecio, admiración, y algunas cosas más difíciles de precisar.

CarlosD estaba trastornado, aún no liberaba de su corazón una relación muy larga que había acabado en regulares términos hacía ya dos años, y cada vez que podía rememoraba los detalles trascendentes, tenía el don de transmitir las emociones de un modo contagioso, así que me animé a grabarlo, luego ya en mi casa, transcribía sus líneas y las maquillaba, creando historias, que se las hacía leer, y el retocaba nuevamente. Nos llenamos de líneas.. Pero hasta ese entonces .. Eran solo nuestras.

Carlos era un loco, metía su grabadora frente a mis narices cada vez que nos juntábamos frente a una botella de tinto, merlot usualmente, y me pedía que me explayara, yo no sabía que decir, pero tras girar la copa repetidamente, los minutos de grabación arrancaban sonrisas en mi compañero y lo hacían retornar emocionado al cabo de dos días con un cuento nacido de esa voz capturada en la memoria de un celular y escuchada calmadamente mientras sus manos tipiaban lo que se convertía en una primera versión de una historia que luego yo hacía mía, y se archivaba en ambas memorias.

El estuvo en desacuerdo, no quiso inicialmente, que todo lo narrado, y convertido en líneas, sea puesto en un blog, yo estaba emocionado con la idea , pero CarlosD es muy temeroso de sí mismo y tiene límites calculados para cada uno de sus actos, me costó un par de meses convencerlo, en realidad el artista es él, solo los primeros cuentos tienen algo mío, casi todo el resto es ya su propia inspiración, claro con mis opiniones, las cuales a veces no respeta mucho, cuelga y cumple con aquellos que lo siguen, ahora con menos frecuencia. En realidad la vida lo ha tratado bien, sus ocupaciones lo tienen absorto, pero se da el espacio aunque sea cada 10 o 15 días, para soltar algunas líneas.. Realmente, estas de año nuevo, las estamos haciendo juntos.

Carlos se convirtió en mi motor, me reseteó de aquel romance que finalizó hace mas de 4 años, me motivó a escribir, me abrió la puerta a mil amigos que leyeron y leen el blog (pese a que el contador se colgó cuando íbamos por varios miles ya), y a quienes he conocido por el facebook y el chat, habiendo intercambiado sus historias, e incluso usado varias de inspiración para las mías, le doy gracias por esa supervisión de fin de semana, que nos permitió la amistad que hoy existe, y que hemos mantenido pese a la distancia, ya que él trabaja en otra ciudad.. y nuestros intercambios ahora, son con la webcam, y el micro del msn.

CarlosD es mi mejor amigo, lo extraño cuando bebo tinto, cuando escucho a Collective Soul, cuando veo Dr. House, al ver las noticias en TV los domingos en la noche, o cuando veo un tekel en un parque, el celular me salva cuando estoy triste, y sus líneas me aterrizan cuando ando volando alto, lo quiero y le agradezco la amistad y todo lo que me ha dado, ayudándome a ser una mejor persona y un mejor ser humano, nuestra profesión (ya que ambos tenemos la misma) nos acerca mucho a la gente y a su dolor, y nos entrenan para socorrer sin involucrarnos, pero en algunos, como en él y a veces en mí, eso no se da totalmente y terminamos sintiendo lo que ellos padecen, eso nos permite entender sus emociones y en este blog, compartirlas con ustedes.

Feliz año CarlosD, sabes que estaremos juntos en una semana en esa casa de playa que tienen tus padres en Punta Rocas..

Feliz Año Carlitos, yo llevo de Tacna el Old Parr tu consigue el tinto (Merlot ya sabes), y avísale a los amigos comunes, que el asunto se prolongará un par de días.. y que preparen el ánimo.
Feliz Año a quienes, aún, nos siguen… vaya nuestro compromiso para asegurarles que aún, habrán líneas.. en este Blog que pretendemos se convierta en vuestro.

sábado, 11 de diciembre de 2010

de retOrnO


De retorno..

Daniel odia Miraflores, ese distrito limeño de extremos, el que matiza casonas republicanas mutando a altos edificios, donde el cemento se intercala con el verde, donde la infancia juguetona se combina con la adultez cana y atrevida, creo que es el distrito más rosa de Lima, rosa de tonos grises por su clima humedecido por esas neblinas casuales que ascienden del mar cercano. Lo odia. Odia a la gente sonriente conduciendo autos de lo más modernos, apurados, buscando donde parquear, y nunca encontrando espacio, odia a los jóvenes tablistas paseando en sandalias, luciendo su cabellera dorada y cargando sus tablas en la espalda, odia a los tristes agentes impacientes por satisfacer a los anteriores, a aquellos en uniforme, a los vendedores de todo y que no venden nada, a aquellos que tras ocultarse el sol enrumban a sus casas lejanas con la promesa de retornar al día siguiente y repetir la rutina.

Lo odia por que sus calles fueron cómplices y testigos de sus más serias andanzas, fue en uno de sus bares en donde conoció a Humberto, de quien se enamoró perdidamente, con quien compartió el departamentito reducido en una callecita con nombre de flores, cercano a una embajada en el mismo distrito, porque sus calles permitieron los exagerados afectos prodigados públicamente, porque en sus calles se encuentran los bares y discotecas que acogen a gente como ellos, porque en sus calles se terminó todo, y por eso Daniel Odia Miraflores.

Hoy Daniel retornó de Venezuela, trabaja allá desde hace más tres años, en realidad desde que Humberto se convirtió en pasado, porque solo así se atrevió a aceptar esa oferta de trabajo que lo tiene muy cómodo por esos lares, aunque no totalmente feliz.

Nuevamente ese distrito lo acogería, su socio, que permanecería en Caracas, tiene un departamento frente a la playa, en un decimo piso, y le ofreció refugio, así que Daniel aceptó agradecido, el vuelo no tuvo inconvenientes, ya en Lima dejó la aduana rápidamente, el equipaje era el mínimo, así que llegó pronto al sala de espera, en donde Humberto sobresalía de entre el resto, esa piel bronceada, su talla deportista, 1,80 y mas, sus rulos acomodados torpemente, esos labios, esas manos… los latidos de Daniel eran escuchados por quienes lo rodeaban, su rostro se ensombreció y se acercó lentamente a su amigo?, el abrazo fue sincero, y algo doloroso, no se sorprendió del cómo de la coincidencia, el facebook daba detalles del viaje, y más de un amigo común había amenazado con hacer alguna transgresión durante esa visita a Lima. Caminaron hablando poco rumbo al parqueo, el escarabajo rojo y envejecido de Humberto contrastaba con los demás autos, Daniel pagó la cochera y le indicó que se alojaría en el depa de Esteban, en Miraflores, Humberto sabía dónde era, Estaban era un amigo común a ambos.

La ruta cerca al mar permitía distraer la vista en los tablistas y lo verde que se asomaba de cuanto en cuanto, llegaron pronto al edificio, el auto ingresó a la cochera con el acceso de Daniel, ambos entraron al ascensor, y viajaron juntos a ese piso elevado que los refugiaría. Durante el asenso, Humberto se atrevió a decirle a Daniel que lo extrañaba, se acercó a su lado, y por más que la conciencia le gritaba a Daniel que se alejase, no puedo evitar estrellarse a su amigo, a su ex, y sentirlo latiendo como siempre, como antes, como extrañaba.

Las cosas una vez en el depa fueron intensas, la ropa voló, los cuerpos se reencontraron, las manos de Humberto recorrieron delicadamente el cuerpo de Daniel, eran tiernamente ásperas, descendieron desde su pecho hasta internarse en la entrepierna generosa, erecta y humedecida, Daniel empezó por la espalda y bajó rápidamente a las generosas y endurecidas nalgas de Humberto, se mantenía iguales, parece que conservaba la costumbre ciclista de siempre, Daniel giró ágilmente a Humberto y se enfrentó a sus nalgas, humedeció sus manos con saliva y hurgó entre los pliegues de Humberto , colocó su pene en el ingreso y arremetió, el viaje fue violento, tras un leve juego de entradas y salidas, notó el gemido sordo de Humberto y su eyaculación proyectándose en la alfombra de la sala, Daniel terminó en ese mismo instante, fue un primer encuentro breve, pero suficiente, no hablaron, se tumbaron en un sofá, no hubo besos, ni frases cómplices, solo una sonrisa sutil proyectada en ambos rostros, tras el reparo, la batalla se reinició, esta vez extensa, juguetona, se redescubrieron, se reencontraron, la cama fue el escenario, y la ducha, y la cocina, y la sala nuevamente, la noche fue corta, no hubo espacio para cerrar los ojos.

Daniel observa a Humberto dormir a su lado, como antaño, se lamenta de tenerlo ahí, pero se siente feliz de sentirlo, se pone de pie, sale al balcón, desnudo, erecto, observa el mar, observa la pista llena de luces rojas que se alejan y algunas blancas que pretenden cegarlo, y solo atina repetirse una y otra vez, en su mente y hasta en voz tenue.. que odia y odia….Miraflores… lo odia cuando no está Humberto, cuando no duerme a su lado.


lunes, 29 de noviembre de 2010

NeCesItO!


Necesito…

Necesito reencontrarme con tus ojos, en plena suplica de complicidad, sentir el aliento a menta al oler tus palabras, mezclado con pino silvestre fugando de tu cuello y tur orejas, necesito escuchar tus susurros angustiados, pidiéndome de pie y frente a mí, ser profanado, necesito rozarte, palpar tu piel tensa, deslizando mis manos desde el cuello y hacia abajo, haciendo paradas en tus hombros redondos y gruesos, en tu pecho marcado, pellizcando tus tetillas, osando olisquearlas, seguir bajando por ese abdomen plano y surcado, sentir entre mis dedos esa jungla que se hace mas frondosa al sur, encontrarme atrapado por tu pene erecto, fluyendo cristalinamente, estrujarlo con la furia que provee el deseo, dejarlo arriba para coger a sus cómplices, colgantes, relajados, generosos, suaves y ásperos al mismo tiempo, de perfecta forma ovoide, arriesgar la ruta de mis dedos al periné, humedecido por sudor, oliente a ti, necesito encontrar tu ingreso, tenso, corrugado, sentirlo en la yema de mi índice, presionar ligeramente buscando ingresar.

Necesito sentir tu prisa al desnudarte, a mirarme fijamente, a suplicarme con los ojo que te penetre, que te muerda, que te bese, que te haga sentir más hombre que nunca, porque eres hombre, porque solo siéndolo puedes ofrecerme lo que busco y suplicar con la mirada que seas mío, puedo permanecer a la espera, observándote, reencontrándome con esa mirada que esta tarde y mas que nuca, necesito!

jueves, 25 de noviembre de 2010

A Y G


Una delicada contribución,
se publica sin ser modificada,
espero complazca al autor
con gratitud..

from Mexico

CarlosD

A Y G


I
A Y G son dos; A y G son uno solo. Hasta hace poco A era solo parte de las fantasías de G. Locas, insensatas. Pero hoy es real, al fin pudo cumplir su cometido. Con A en la pared, resoplando en su cuello, mordisqueando su oreja mientras que sus cuerpos, uno frente al otro, se expresan el deseo durante años contenido. Veinte minutos y muchos besos después están fuera, caminando tranquilamente por las transitadas calles de la ciudad sin decir palabra.
Imágenes dan vueltas por la cabeza de G, y cada una re abrasa el deseo de regresar a ese recoveco y volver con A al mundo de estrellas fugaces del que acababa de salir. A le observa, y asoma una débil sonrisa de complicidad que G entiende al momento. Ambos se muerden el labio y se miran. A regresa a su ensimismamiento y G desea saber qué es lo que piensa… ¿estuvo bien?, ¿estuvo mal?, ¿aun A le desea?
Suben al vagón del tren, lado a lado sus pieles descubiertas se acarician una contra la otra, G tiene calosfríos y A suelta una risa malvada y vuelve a pasar su brazo contra el de G. A se pone de pié y camina a la puerta, G le observa “¿te arrepientes?”. “No, para nada”; G sonríe, “fue maravilloso”.
De nuevo en la calle, caminan en silencio. En una pared, recargados, están dos púberos succionando sus caras. A y G se miran, enarcan una ceja, sueltan una carcajada y siguen su camino.
Llegan a la tertulia. Separados durante horas por la gallada -así les llama el ecuatoriano-. Ni A ni G sufren, ¿deberían? Al menos G sabe que en algún momento regresarán al lugar indicado.
Lágrimas del cielo caen con soltura, lamentando la valentía de los hombres, G lo comprende y su alma llora con natura. Se empapa de lágrimas, tirita y resopla. No ha estado tan mal.
Dicen adiós a los mortales, hechiceros y brujas, todos condenados a separarse y vivir como esclavos de los impulsos que nunca llegarán a controlar, piensa G cuando los ve a lo lejos antes de perderlos de vista. Se embelesa, “yo también sufriré esa condena”. Mira como A se concentra para elegir el paso correcto que le mojase. El astro rey se esconde lentamente, invisible por grandes edificios y oscuros celajes.
Esperando el transporte, de pie, nuevamente en silencio. G disfruta hablar, discutir y opinar. A es diferente, el silencio es su particularidad. G desespera, pero no tanto, porque es lo que gusta de A, cuando debe hacerlo, lo hace, y de qué manera…
Regresan al lugar de los hechos, y G espera que A le tome de nuevo, como la primera vez, casi sin permiso, eso fue excitante. El muro sigue ahí, inerte, esperando nuevamente con ansia su regreso. G mira el vacío y recuerda cada detalle de su aventura reciente. Siente de nuevo las caricias colmadas de deseo y el lento recorrido de la boca de A. Siente la pasión aumentando más y más. Recuerda los labios de A en su cintura y más abajo. Siente que no puede controlarse.
Abre los ojos, está en la parte trasera de una camioneta, en silencio. La vista un poco nublada. Los latidos de su corazón disminuyen de nuevo y su mente, normalmente en exceso objetiva, le regresa de golpe a la realidad.
A, charla con una mujer joven mientras el vehículo avanza por la ciudad. G no sabe que decir o hacer. Hace una pregunta muy fuera de lugar, se avergüenza y queda en silencio todo el camino.
A ni le mira, eso cree G. teme que todo haya sido un sueño, el simple deseo que se tornó viejo con los años. G piensa, como siempre, es una lástima. Torbellinos con trozos de su vida le trastornan.
Piensa, piensa, piensa…
Vuelve a la realidad. A y la mujer le ven. Instantes después está en la acera, despidiéndose con la mano. Ve por última vez y A le sonrió y se mordió el labio. O eso cree ver.
Camina con la cabeza baja. Entra a su casa, toma el teléfono y marca el único número que se sabe. Una voz femenina se escucha, solo entendida por G. “Bien, solo que creo que me enamoré”.

II

G se recuesta en el sofá, A toma su mano. G tiembla. “¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal?”. G niega con la cabeza y enreda sus dedos con los de A. Recostarse en ese sofá ha sido el opio de las tardes. Tan fresco, tan perfecto… G, como siempre, piensa, piensa más de la cuenta. A mira sus manos, que acarician las de G; sonríe, le ve. G suelta una risa nerviosa, Cuan débil puede ser con A. Más de un mes ha pasado. Siguen sin decir nada. Ni una palabra.
Caminan por la calle, en silencio, gente sin rostro los rodean, caminan sin rumbo. Seres sin ojos que intentan mirar.
El tiempo pasa rápido, muy rápido. Torbellinos de colores y sonidos colman cada hora en la ciudad. Todo es tan confuso, G mira con curiosidad, el traqueteo del autobús sacude sus ideas. Figuras borrosas dejadas atrás con rapidez. A no sale de su mente, siempre está ahí, siempre… Día tras día, hora tras hora…
¿Huir? ¿Alejarse? Duele. Punzada en el pecho, una gota recorre su mejilla. “¿qué es esto?”. Sabor amargo, dulce sensación. “¿Esto es sentirse vivo?”. Sospecha. “No me gusta”.
Una joven blanca le espera, cándida. Le besa la mejilla. Le constriñe, fuerte. Caminan en silencio, se miran de reojo. Hace tiempo no se ven, pero todo es como si fue ayer la última vez.
Beben café, risas. Comen pastel, risas. Memorias de antaño, risas. Tic, toc… El tiempo avanzó, rápido como siempre. Despedida: sonrisas, abrazos y promesas.

III

A espera en la banqueta, observa la calle. G viene a lo lejos. Sonríe. A siente acelerado su corazón. “¿qué es eso?” tal vez esté enfermando. Tal vez sea el calor del verano. Siente bien, siente extraño.
G le mira, se miran… Tiempo de silencio. Eso no es raro. Al ras de la banqueta, observando el vacío. Se toman las manos, pero nadie lo nota, nadie lo debe de notar.
Anochece. La velada parece terminar. Las palabras fueron, una vez más. Innecesarias. Un vehículo se detiene al frente. El chofer pregunta una dirección. Ambos le miran confusos. No saben. En esta urbe nadie sabe nada, no tienen idea alguna de donde están.
Caminan al subterráneo. Rozan sus pieles descubiertas. Se miran de reojo… suspiran al unísono. Rubor en sus mejillas. Caminan bajos. Ensimismados.
G se detiene en el umbral de la estación. Le mira. Su corazón late, fuerte. Lo siente, se saldrá por sus oídos.
Siente que debe, es momento. Mira el brillo de la luna llena. Las señales están presentes.
“Sé mi universo”…
“Por siempre”.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Sangre y mas...




Sangre.. y mas

Aníbal, No soportó más. Me sacó de la cama un domingo a las 11 de la noche, había estado sangrando durante la última semana, pero el domingo, el asunto fue preocupante, y necesitaba un médico, yo rara vez veo pacientes en franca atención, pero la confianza (o temor a acceder a alguien mas) hizo que acudiera a mi teléfono a esa hora.

A él lo conocí hace un par de meses, un amigo común nos acercó, la conversa fue grata, coincidente en varios temas, y pese a que la intención inicial fue otra, terminamos entablando una amistad que se mantenía vigente mediante el chat.

Aníbal es bajo, como de 1,65 m, grueso, de masa muscular marcada, redondeada, de pelo muy corto y entradas profundas, ojos grandes y cejas gruesas, de mentón azulado, y porte varonil. Es atractivo.

Esa noche, mientras evaluaba sus rincones, las risas del caso, nos hicieron grato el encuentro y con su permiso, cuento detalles, espero que Darío, el causante, no se siente afligido.

Aníbal viene saliendo hace un mes con Darío, de un par de años menos que mi amigo, bordea los 28, es alto, de 1,78, delgado, de pelo corto y crespo, de piel morena, no muy oscura, de cejas ralas, nariz ancha, y labios gruesos y rojizos, de cuello alto, hombros gruesos, pectorales marcados, abdomen plano, vello corto y rizado, recubriendo cada rincón (Aníbal fue muy explícito), las nalgas perfectas y las piernas torneadas, el rostro gentil, y la sonrisa amplia y sincera.

Tras varias salidas, decidieron intimar, y ahí las cosas no funcionaron como tantas idas al cine y a comer. Se juntaron para cenar, se sazonaron con algo de cerveza, y emprendieron ruta hacia un discreto hotel. Aníbal disfrutó de los besos gruesos y húmedos de Darío, nunca lo había sentido tan entregado a ese detalle, mantuvo la luz encendida, no quería perderse su desnudez, y disfrutó del rítmico abandonar de prendas que emprendió su amante de esa noche, su pareja, era hermoso, hasta que descubrió el detalle de su genitalidad, los testículos eran generosos, el vello corto y delineado, el pene muy breve, delgado, afilado, y dirigido hacia arriba. Se sorprendió de las dimensiones, pero se mantuvo atento al desempeño, la arremetida no fue coherente a las caricias iniciales, se mostró acelerado, algo eléctrico, según sus palabras, fue torpe y agresivo, confundió la ruta repetidamente, y causó un dolor exagerado que inhibió el deseo, afortunadamente el fin llego pronto y la tibieza de los fluidos fue esparcida entre el interior y el exterior del la zona manipulada, de las nalgas de Aníbal.

Lo posterior fue incierto, según me comenta, efecto del alcohol seguramente, solo sabe que Darío se vistió y dejó la habitación, Aníbal pasó la noche adolorido, el preservativo, tirado sobre el piso del baño, mostraba groseros rasgos rojizos, y desde el momento relatado, no ha dejado de sangrar.

Toda la semana el teléfono de Aníbal ha sonado, el número de Darío aparecía en la pantalla, Aníbal no se animaba a contestar, el dilema redunda en las contradicciones, una relación de muchos afecto y cuidado, un momento especial para iniciar la intimidad, tras un prudente tiempo transcurrido, un cuerpo perfecto, de un tono de piel gentil, frente a un pene no acorde, un desempeño tonto y al mismo tiempo agresivo, un final cercano al inicio (afortunadamente), poco afecto posterior, y ganas de no contestar el teléfono.
El daño es aparentemente menor, una fisura que calmará con antiinflamatorios tópicos, dieta y ablandadores de heces, pero hay más cosas que reparar. Las cosas se planean repetir, convencí a Aníbal de contestar el teléfono y retomar el tema. Un par de recomendaciones vinculadas a la sinceridad y a menos alcohol, se merecen el chance y espero que la próxima visita me permita concluir la historia, alejada de temas médicos, asociarla más a los detalles propios del motivo de este blog.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cosas, amor .. y mas


Cosas… amor y mas

Javier sonríe mientras toma de la mano a Alejandro, su novio desde hace 10 años, y ambos mirándose el uno al otro, y sonriéndose de modo cómplice, me confirman la pregunta suelta en mesa, Si, si es posible que dos hombres se enamoren—afirma Javier, y retornando la atención a mí, sonríe.

Habían pasado por una crisis, esa era la razón por la que nos veníamos reuniendo desde hace 3 semanas, y por fin, tras esa frase, me di cuenta de que el trabajo estaba resuelto. No es la primera vez que en pleitos de a dos, se involucra un tercero como mediador, no para concretar la separación, sino mas bien para buscar la cercanía, sobre todo cuando este tercero, conoce algo de las formas de reconciliar y si estima viable esa ruta.

Pero es sano intentar reunir lo que aparentemente se ha roto, entre una pareja heterosexual las cosas tienen argumentos diferentes, la prole usualmente es el pretexto más común, seguido del qué dirán?, en el caso de una pareja gay, la cosa es compleja, ya que la prole más dramática es un cachorro, o algún gato, y el qué dirán? Es lo de menos tras todo lo que el resto debe haber dicho ya tras saber de la relación. La razón mas sincera para buscar la reconciliación, es el amor, de ahí la partida, ¿es posible que un hombre pueda amar a otro?

Tras ver los rostros de Javier y Alejandro, me animo a decir que SI es posible, una relación gay puede construirse sobre la base del amor, aunque usualmente, los pilares iniciales de dicha unión, no incluyan ese sentimiento.

Por qué razones un chico sale con otro? Las primera respuesta es generalmente, porque espera meterse a la cama con él, la adolescencia atrevida de hoy, ratifica tal idea. Por qué entonces el chico sigue saliendo con él? Porque le gustó lo que pasó en la cama y probablemente porque además está descubriendo a la persona que está dentro de ese amante. Las cosas pueden caminar partiendo de esos pilares, el deseo y el sexo, pero tras el paso del tiempo, uno puede empezar a extrañar otras cosas, el olor, el tono de voz, el sincero abrazo, el consuelo… se van generando otro tipo de dependencias, la historia gira haciéndose seria, se transforma en amor, y es rico poder darse cuenta de ese cambio.

El tiempo permite asumir retos, el trascender al entorno, a la familia (cuando es posible), al grupo de amigos, a la convivencia, a descubrir los defectos y a perdonarlos, a rescatar sus fortalezas y aprovecharlas al máximo, Alejandro me comentaba que puede pasar todo el domingo tirado en la cama abrazando a Javier, que solo necesita sentir su calor y el ritmo de su respiración, para reparar las fuerzas e iniciar la semana de trabajo con empeño, Javier lo mira con ternura, y me emociono. No han sido los únicos que he conocido y que me han transmitido esa sensación, por tanto si es posible. Es posible amar y dejarse amar, Amor es una palabra más grande aún cuando se trata de dos del mismo género que asumen experimentarlo.
Erick se niega aceptarlo, viene saliendo con un muchacho 3 años menor que él, (Erick tiene 21), me dice que solo es algo pasajero, sexual y fugaz, pese a eso, aun no ha intimado con él, se llaman por teléfono a diario, se cuentan tonterías por las noches, se buscan, se extrañan, sus besos suelen más tiernos que sexuales, sus manos han preferido abrazar que manosear, Erick en porte seguro dice que el amor no es viable entre dos hombres, y no se da cuenta que está latiendo intensamente por ese muchacho al que le envía mensajes de texto, mientras me cuenta que no lo quiere.

Marco amó a Humberto, tanto que lo dejó ir, no podía permitirse obligarlo a vivir bajo sus normas, metidos ambos en un closet más pequeño que una caja de fósforos, cuando la juventud de su pareja de más 4 años, le exigía salir, y ser él mismo, Humberto tenía el valor para hacer eso, Por eso Marco lo dejó partir, el amor no fue tan fuerte, pese a que Marco me lo comenta con los ojos brillosos y su pulso acelerado.

Roberto aceptó a Juan pese a ser distintos, lo ayudó a ser mas grande, y a realizarse, ambos son felices, el amor de Juan, no es solo agradecido, es veraz, aprovechó de lo que la vida le ofreció para dedicarse el resto de la misma a hacer feliz a su pareja.

Poder llorar abrazando y diciendo “ te amo”, mirarse coquetos pese a los años en desnudez sincera mostrando los cambios que nos alejan de la belleza, pero que nos acercan a la perfección, compartir una copa celebrando el paso del tiempo, con la misma ilusión año a año, despertar y arrancar una sonrisa renegona, al estrellar los labios en los de aquel que comparte nuestra cama día a día, reír por sus logros, llorar por su pena, lograr el silencio cuando él necesita solo eso, entregar todo, a cambio de nada, y al mismo tiempo recibirlo todo, sin necesidad de pedirlo, Si pasa, es posible, es amor, y no hace más que ratificar que Amor es una palabra aun más grande, cuando se experimenta entre dos que son del mismo género.

viernes, 29 de octubre de 2010

a Ti...


A ti..

Podría identificarte con solo sentirte respirar.
El notar que estás vivo me anima.
Me alertan de mil sensaciones que se potencian,
Mi olfato percibe tus trazos a limón
Y mi boca saborea el chocolate que tanto te agrada,
Mis manos recorren mentalmente tu piel,
Se detienen en la rudeza de lo masculino
En el brote de tu pilosidad
En las zonas que se humedecen
En las que se transforman haciéndote más grande,
Y mis ojos aun estando cerrados,
Pueden contemplarte,
Saber que estas calmo
Que me miras fijamente,
Que intentas sentirme, olerme, tocarme,
Que me imaginas en tu mente,
Que me tienes cautivo en tus sueños,
Que tu alma se comporta como la mía,
Que aprendieron juntas a quererse así,
Que no intentan olvidar lo ganado, que pese a todo
Disfrutan el concepto, la idea, el sueño
Se disfruta la vida en ausencias,
Porque eso permite añorar
Porque eso da esperanza,
Porque en soledad se permite reír, cantar, disfrutar
Porque se trata de ti, de mí, y de eso que solo fue nuestro
Que aun lo es, y que será
Así como tú lo ofreciste, eterno
.

martes, 19 de octubre de 2010

TecNicaS y GuStoS


Técnicas y gustos!

Me imagino a Marco tirado sobre la cama, después de haber disfrutado de mil maniobras con su ocasional cómplice, está desnudo, con los brazos extendidos a sus costados, respirando agitadamente, con la luz encendida, y la cama desecha, una fina sudoración acompaña su agitada respiración, a su lado, y por un instante olvidado, aquel que lo ha provisto de placer, Mi amigo es indiferente al afecto post coital, necesita de sí para disfrutar esos instantes, para rehacer mentalmente lo acometido y así prolongar su orgasmo.

Comparto con él ese gusto por la desinhibición, desnudez plena (inclusive en invernales ocasiones, no se justifica la presencia de las medias siquiera), por la iluminación, no solo hay que oler, saborear y rosar, hay que ver lo que se hace. No es preciso ser corporalmente perfecto, para disfrutar de un cuerpo desnudo y mejor si es posible reflejarlo en alguna luna o espejo.

Carlos tiene un amante ocasional, Erick, mucho menor que él, y de dotes sexuales extraordinarias, (y son confesiones sinceras, de un amigo en copas), es rudo, para ser menudo, y le gusta la rudeza, no enfermiza claro está, adora que lo mordisqueen, suavemente, sobre todo en las orejas, que las arremetidas no respeten una dirección exacta, que jueguen con los costados que arranquen suspiros y gemidos sinceros, asociados a cierto dolor. Erick adora que Carlos lo seduzca hablándole cosas que él es capaz de comprender pese a su juventud, que lo despierte en la madrugada y lo profane somnoliento, que lo deje meloso, húmedo y algo adolorido.

Cesar me contaba que Lupo, su pareja de casi 4 años, había migrado de gustos, originalmente lo conoció activo y él, pese a su preferencia por esa misma opción, había cedido en la mayoría de ocasiones, hoy en día, Lupo a sus 46 años, prefiere ser invadido por Cesar, le ofrece gentil sus redondeadas y aun endurecidas nalgas, de costado inicialmente, y sede rápidamente al decúbito para sentir a su amante ingresar por esas rutas que antes detestaba, respira fuerte y gime libremente, porque sabe que Cesar se enciende más, tras escuchar esos sexuales alaridos, constantes, rítmicos, agudos y graves al mismo tiempo.

Miguel es exigente y tierno mientras ama, me hablaba de la manía de Alejandro, su ex pareja (y amor de su vida, según sus palabras) de recorrerlo generosamente con las palmas de sus manos extendidas, de colocarlo frente a él, y tendido sobre la cama, abrirle las piernas y penetrarlo mientas dirige ambas piernas hacia sus hombros, una vez ahí, morderle sus pantorrillas con tranquilidad, y retorcerle los pies con ambas manos, sabe que le gusta encontrarse con unos pies cuidados, de uñas alineadas y suaves, Miguel siempre cuida de ese detalle ya que guarda la esperanza de reencontrarse con Alejandro.

Augusto le agrada hablar con vulgaridad mientras Mariano, su pareja, lo penetra, le ha dicho entre frases y frases, cosas típicas como “más fuerte”, o “dale más rápido”, ha sido más audaz lanzando algún improperio, o sugiriéndole cosas osadas como que incluya un dedo en la penetración, o que juegue con algún complemento de consuelo, pero el juego se limita a las frases y respuestas breves, ambos mantienen ese lenguaje mientras calman sus deseos.

Javier, asiduo lector de este blog, disfruta hacer el amor, en el rol de activo, mientras mantiene en su interior algún juguete, a Jaime, su amigo, le agrada que lo marquen, ha pedido varias veces que le dejen una línea dental (marcas de mordisqueo) en las nalgas o con frecuencia en las tetillas o las escápulas.

Manolo, odia la televisión encendida o la música, sus 45 años le exigen mayor concentración y esos elementos lo distraen con facilidad. Rolando su pareja, con quien ya comparte más de 8 años de relación y convivencia, exige aún, hacerlo bajo las sábanas, obviar la luz, y ocultar los cuerpos durante los roces y demás maniobras.

Juguetes, frases, posiciones, estilos, sonidos, y mil detalles a los sentidos, existe una diversidad complementos, que no son más que eso, un complemento a la confianza, a la libertad y al deseo, que es lo que debe primar en un encuentro sexual, no le agrego amor, porque nadie ama cuando penetra o es penetrado, la mente está en otro sitio durante esos instantes, así que se permite esa fuga al amor tradicionalmente vinculado al sexo, para disfrutar de esa perfecta forma de conexión, que se nos ha permitido conocer y que asociada a la imaginación, nos permite enriquecerla con mil y un condimentos, los cuales probablemente se queden cortos, frente a este espacio virtual y a mi escaso vocabulario al respecto.

martes, 12 de octubre de 2010

coMo Tu!


Como Tu!!!

Tengo frio..- susurró Alberto- Acércate más, pégate a mi respondió toscamente Jaime, la cama era muy amplia, y cada quien ocupaba un extremo de la misma, la desnudez era total, pero la oscuridad no era lo suficientemente cómplice como parta permitir el acercamiento sexual buscado.

-Es siempre así, les invitas un trago y los llevas a tu cama?- No- Respondió Jaime, a veces es en un cuarto de hotel, o de pasada en el baño de la disco- su tono fue sarcástico, algo hiriente, Alberto se alejó ligeramente, pero Jaime lo cogía por las nalgas acercándolo a su pene erecto, Alberto no conseguía excitarse. Conoció a Jaime en la discoteca, le pareció atractivo, se dejó seducir, se permitió ir a su casa, se metió a su cama, pero ahora quería escapar, se lamentaba de su osadía, sus veintitantos no eran suficientes, pero casi los mismos veintitantos de Jaime. En ese momento supo que no habría salida, tendría que complacer a su acompañante casual, pese a que no disfrutaba del momento.
- Hey!!, más suave- un dedo se escabullía por las nalgas de Alberto, Jaime estaba agresivamente excitado, olvidó humedecerlo, intentó introducirlo, Alberto se lamentaba mentalmente, se preguntaba qué hacía allí?, cómo no se permitió dudar?, ya era tarde, los besos con olor a cerveza invadían su cuello y su boca, Jaime se percató de la indiferencia de su amante casual, y fue más agresivo, el alcohol lo tenía a mil, entre belicoso y excitado, lo casual del encuentro le permitía ser diferente, ser malo, al fin y al cabo no volvería a ver a su acompañante, Alberto seguía lamentándose mentalmente.

Las cosas se sucedieron rápidamente, ven acá! Renegó Jaime, giró a Alberto con escasa delicadeza, se enfrentó a sus nalgas a media luz, eran redondas, duras, porfiadas, una se ajustaba duramente a la otra, los dedos de Jaime hacían su esfuerzo, el resultado era escaso, deslizó sus labios en la espalda de Alberto, llego al nacimiento de sus nalgas, se internó entre ellas, Alberto se relajaba parcialmente, toqueteó con la punta de su lengua, un ano escaso de vello, tenso, ajustado, sintió su relajación, lo exploró con la lengua en pleno, la deslizó insistentemente, humedeció la zona con generosidad, escapó rápidamente y retomó la exploración con su pene.

Lo penetró toscamente, Jaime ajustaba sus labios para no gritar, mordía las sábanas, Vamos!- susurraba Jaime, Alberto gemía por el dolor intenso, Jaime disfrutaba de eso, por suerte la movida fue rápida, tras dos o tres arremetidas, Jaime retiró bruscamente su virilidad del interior de Alberto, y en cuclillas sobre su espalda, masturbó agresivamente su pene, consiguiendo un fluido cálido, y abundante esparcido sobre la espalda y nalgas de su cómplice. Alberto no disfrutó del momento, odiaba a Jaime.

Jaime se tendió sobre la cama, Alberto no decía nada, te gustó? Preguntó Jaime, Alberto permanecía en silencio, sé que si- afirmó Jaime, se puso de pie y se vistió, al cabo de unos segundos, más apuró a Jaime para que haga lo propio y para que se marchase.

Alberto salió esta noche de la disco, acompañado, el acompañante lucía menor que él, de apariencia frágil, alto pero delgado, ligeramente amanerado, Alberto le invitó un par de tragos, le propuso escapar a su dormitorio, él aceptó, una vez en la cama, ya desnudos y tendidos, Alberto obvió besarlo, humedeció su pene y sin mediar caricias ni consultas, arremetió a la fuerza en ese orificio negado, él gemía de dolor, Alberto se tomó su tiempo, y concluyó en el interior con la calma propia de dicho final, al cabo de un instante , encendió la luz, y le pidió a su ocasional amante que se retire, que ya era tarde, mientras sonreía para sus adentros.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Aun Presente!!

Un cálido abrazo, pese a la ausencia, a la distancia, al compromiso de darnos al mundo para cada cual, aún estas en mis pensamientos, en mi corazon. y me arrancas sonrisas al evocar..
espero que ayer haya sido pleno para ti y un feliz día.
Un Abrazo

lunes, 4 de octubre de 2010

AmoR o Qué?


Amor o qué?

Javier tiene 18 años, y dice estar enamorado, en realidad ha iniciado hace dos semanas una relación con Pancho, un par de años mayor, de excelente perfil, es estudiante de medicina, va por el segundo año, es muy discreto pese a que sus padres conocen su opción, sus amigos más cercanos son un grupo abierto, y comparten con él no solo sus intereses sino además su seriedad por el vida y el futuro.

Javier acaba de terminar el colegio, Pancho lo deslumbró la primera vez que se vieron, no por la impresión inicial vinculada al aspecto físico (no voy a describir a pancho, ya que Pancho no es muy atractivo), sino tras los dos primeros minutos de conversación. Javier es lindo, adolescente aún, dulce, de maneras delicadas, romántico e impresionable. Ambos salen desde entonces, y ayer fue su primera y gran pelea.

Llegaron a casa de Javier, sus padres llegan muy tarde del trabajo, habían planeado tener intimidad, Javier era inexperto, pero no virginal, Pancho tenía más experiencia, pero tampoco el atrevimiento de la confianza que dan los años, lo conversaron, y quedaron para ese día, Javier estaba ansioso, Pancho no lo demostraba, pero sentía lo mismo.

Una vez en la habitación, Javier toma la iniciativa, lleva a su pareja al borde de la cama, lo acaricia por la nuca y lo besa tiernamente, le susurra al oído: “estas acá conmigo porque te amo”.

Pancho se separó tiernamente y se puso de pie, pareciese que le habían hablado en alemán, ya que no entendió el significado de esas complicadas palabras. “te amo”.

Para tener sexo no es necesario amar le dijo suavemente, pero convencido de eso, ¿cómo dices? replicó Javier, no es que no sienta nada por ti, pero estamos iniciando algo, amor es una palabra mayor, respondió y merece su momento. Yo te amo le dijo Javier. No es posible, Cómo que no? Qué sabes tú de lo que pueda sentir yo? Mejor no discutamos aclaró Pancho, quien le dio la espalda y se fue de la casa.

Javier se quedó llorando.

No se han llamado desde entonces. Creo que se extrañan.

Pancho no quiere que las cosas se den así de rápido, el cree en el amor que conoce, que se siente eterno, que es sublime, que nos ilusiona, que está en el extrañar, en el soñar despierto, en el amor que ve entre sus padres, que está seguro que es posible, y que jamás se expresaría en un momento de cama.

Javier sabe que siente algo grande por Pancho, el quiere sentirlo, lo necesita, es su pretexto para dar más pasos, pero aun no sabe lo que es amar, al menos no de la forma en la que Pancho entiende ese concepto, aunque la forma en la que siente Javier no es mala, es sincera, es su adolescente e insipiente manera de ver el amor.

Javier me pidió que hablase con Pancho, fue como que su ruego, Javier lo extraña, siente su ausencia, pero Pancho necesita que se le aclaren esos conceptos a su pareja, y por lo que noté al hablar con él, veo que no tiene la paciencia ni la intención calma por hacerlo.

Uno nunca encontrará a la persona hecha a la perfección para nuestros gustos, que coincida en precisión con nuestra relación de estándares, tenemos que tolerar las imperfecciones y hacer que los cambios, se hagan por querer hacerlos, no obligados por mantener un vínculo que a veces podría hacernos más daño que darnos la felicidad que esperamos. Amor es un verbo complejo, no por su naturaleza gramatical, sino por su trasfondo sentimental, propio del ser humano, de nosotros, y se hace esquicito cuando se trata de amor distinto, de amor fuerte, de ese que es preciso entre hombres, entre dos hombres, del amor que un gay está dispuesto a dar, sintiéndose feliz, cuando además tiene la suerte de recibir de modo reciproco. Uno aprende a amar mientras crece, démonos el tiempo para darnos esa certeza, para disfrutarlo en su evolución, para estar seguros de que estamos sintiendo algo más de lo que a veces se transmite con esas simples y al mismo tiempo complejas palabras.

martes, 28 de septiembre de 2010

ERICK!


Erick!

Erick había conseguido lo que quería, se hallaba en la cama de Carlos, a quien había conocido hace unos años de una manera poco agradable, es más ese primer contacto fue malo, Carlos lo odió, no daré detalles, pero las cosas no se dieron bien en ese primer momento, ahora se hallaba recostado en su cama, tratando de seducirlo. Carlos externamente reacio a la idea, jugaba mentalmente con poseerlo.

Erick es un chico especial, realmente posee la capacidad de envolver a la gente con su dialogo, delgado y pequeño, menudo y delicado, de piel muy blanca, de nariz prominente, de formas alargadas y huesudas, de pelo negro y alterado, de ojos grandes y oscuros, de pestañas gruesas, de aretes en cejas y labios, de ropa coqueta algo atrevida y de una conversación interminable.

Erick bordeaba los 20, Carlos ya grande, de unos 46, bien llevados, interesante, culto y de buena conversación, de apariencia atractiva, alto, delgado y con formas, de pelo corto y algo cano a los costados, la barba crecida, pero no por descuido, sino por cuestiones de look, vestía de manera informal, pero laboralmente se obligaba al traje y corbata, olía siempre bien, o madera, o flores, en razón a la estación, era funcionario de una empresa grande y exitosa, tenía un roce interesante, conoció a Erick por una casualidad, el contacto fue siempre sexual desde un primer momento, pero frustro aquella ocasión; habían coincidido después de meses en el chat y se permitieron retomar la charla, los temas iniciales fueron tontos, las disculpas solicitadas por Erick tras aquel primer mal momento, fueron aceptadas por Carlos, Erick insistió sutilmente, y terminó acudiendo a la casa de Carlos esa misma tarde.

El encuentro fue concebido para ser sexual y fue un gran encuentro. Carlos es un tipo tranquilo, de dejarse seducir e impresionar, y esa tarde escucho la conversación de su amigo, lo miró, lo desnudó en la mente, las maniobras que pensaba hacer estaban ya plenamente dimensionadas en su imaginación y la sorpresa fue grata cuando las cosas se sucedieron tal cual las había planeado, porque aquellas eran las mismas que había imaginado Erick para aquella ocasión.

La ropa callo, la desnudez fue total, los dedos invadieron espacios donde la excitación era plena, las orejas de Erick eran de lo más sensibles, sus labios aunque delgados, besaban con pasión, y el jugueteo de un arete tonto ubicado en uno de sus rincones, hacían que las cosas se hagan algo más excitantes que de costumbre. Los labios recorrían rincones que uno no podría imaginar que existen, Erick tenía cierta facilidad para envolver entre sus labios y su lengua, cualquier rincón que podía encontrar en la piel de Carlos, y éste por su lado se extendía en la cama y se dejaba hacer; cuando llegó el momento de pasar más allá, no hubieron reparos, parecían amantes conocidos, y éste uno de sus momentos ensayados.

La penetración fue un momento cada vez mas postergado, el juego no fue breve, en realidad Carlos insistía acaloradamente por ingresar a esa ruta ya delineada, Erick mostraba una entrega total, pero al mismo tiempo guardaba para sí ese momento como el final supremo del encuentro, se mantuvo el juego, hasta que en algún instante, Carlos se encontró dentro de Erick, y ese preciso momento se convirtió en el segundo capítulo de la misma historia, llena de fluidez y placer real. El movimiento fue lento y muy acompasado, dibujando cambios entre ellos, en sus posturas, combinado extremidades, girando sutilmente, viviendo en tres flexibles dimensiones, con un punto fijo de referencia, Carlos dentro de Erick. No hubieron aceleradas, de esas que uno acostumbra dirigir cuando quiere llegar rápido a la meta, simplemente un ritmo que de momento se pausaba en caricias y jugueteos, mientras la unión permanecía intacta, la cosa duró sorprendentemente, era el estilo de Carlos, esa manía por hacer las cosas pausado y con consecuencias o finales sorprendentes, Erick estaba fascinado, se reflejaba en su rostro, en su forma de gemir, en la manera en que exigía que lo muerdan, que lo huelan, que lo estrujen, que lo acaricien, Erick exigió y Carlos siguió postergando el término; cuando ya no pudo más y gimiendo sutilmente, terminó dentro de él calmo y relajado, permitiendo que tras ese momento final, los cuerpos se mantengan conectados, sudorosos y enfriándose, marcándose el uno al otro esas rutas que les gustaría recorrer una vez y otra , cada coincidan o programen una cama cómplice.

Me los imagino a ambos tirados sobre una cama, desnudos, uno al costado del otro, cada quien con la más perversa fantasía sobre lo que acababa de ocurrir, Erick estaba agradecido sexualmente, fascinado por la idea de haberse “sacado el clavo”, de haberse “comido a ese tío tan bueno” al que había conocido hacía unos meses, y al que no pudo tener en aquel momento ya que una de sus actitudes negó esa posibilidad, en este periodo había jugado mucho, había adquirido mucha experiencia, había viajado y conocido mucha gente y de lo más variada, había sido casi promiscuo, pero su concepción era de experimental, se hallaba abierto a cualquier posibilidad , sobre todo a aquellas que le permitan vivir sus sensaciones de manera plena. Carlos por el contrario, no tenía nada planeado, simplemente fue algo que ocurrió, y que nació de una conversación interesante, pero que acabó con un momento de relajo que le compuso la semana y que a él le permitieron muchas cosas más, tras el placer sexual de aquel momento. Cada quien obtuvo lo suyo.

Conversan seguido por chat, se han dado cuenta que existen muchas cosas que pueden decirse, de escribirse, fuera del campo de batalla que es la cama, sino acerca de intereses comunes asociados a un trasfondo de ideas, pensamientos, lecturas, escritos que comparten, se han encontrado un par de veces más, Erick me narraba que esas siguientes veces fueron tanto mejores una que la otra, hoy se postergan juegan a la espera, ya que tras ella redescubren con mayor entusiasmo esas rutas que marcaron con dedos y saliva, uno sobre otro, tras ese primer encuentro de reconciliación.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Un PlaceR UnicO


Un placer único.

Sus ojos brillaban en la oscuridad, en realidad solo era posible observar su mirada, las luces estaban apagadas, a su pedido, era la primera vez que se atrevía a encontrarse con alguien sin conocerlo antes, el chat fue el aliado, y Jaime, un tipo de 32 años, el cómplice de esa tarde.

Diego estaba asustado, en sus 18 años había experimentado muy poco, y siempre con la seguridad de conocer al amante. Esta ocasión era diferente, estaba asustado, pero esa sensación lo animaba más, el cuarto del hotel era frio, su desnudez se cubría con una manta deprimente, Jaime tendría que tomar las riendas de la tarde.

Jaime llegó desenfadado, saludó bruscamente, observó a Diego de pies a cabeza, como retándolo, finalmente se quitó el polo mostrando un tórax trabajado, endurecido, de vello en pecho, animando a Jaime, asustándolo. Jaime le pidió a Diego que se desnudase, éste aceptó con la condición de oscuridad, Jaime apagó la luz a regañadientes, Diego se desnudó rápidamente y se cobijó en la cama, Jaime se tomó su tiempo, parecía disfrutar del ritual de mostrarse. Pese a la oscuridad, se dibujaban sus formas redondeadas, musculosas, perfectas, fruto del trabajo en el gimnasio, y de alguna otra rutina especial. Diego lo miraba tímidamente.

Una vez desnudo, se metió en la cama y se acercó atrevidamente susurrándole al oído: “solo déjate llevar”.

Jaime acarició la espalda de Diego, sus manos suaves recorrieron acuciosamente de arriba hacia abajo, mientras respiraba fuertemente cerca al oído de su cómplice, al llegar a las nalgas se frenaba como tentándolo, se percibía la erección de diego bajo su ropa interior, Jaime lo apretaba contra sí para transmitir su virilidad al roce, Diego gemía con cada arremetida, las manos de Jaime ya exploraban francamente las nalgas de su acompañante, las estrujaban suavemente, los dedos hurgaban en esa línea sensible, causando escalofríos, Diego permanecía con los ojos cerrados, disfrutaba temeroso, pero disfrutaba, los labios de Jaime recorrían los de Diego, introducía su lengua juguetona, y recorría con ella el cuello y desde éste el resto del menudo cuerpo de Diego. Diego había decidido dejarse llevar.

El juego fue comandado por Jaime, Diego solo cedía, giró varias veces, torpemente se atrevía a coger las nalgas endurecidas de su amigo, y fugazmente el pene erecto de su amante, un pene grueso, algo tosco, ligeramente curvo hacía arriba, de piel suave y vasos dilatados y tortuosos, de olor varonil, de escaso vello cercano, suave como toda la piel de su amante.

Los minutos trascurrían y las caricias habían cambiado de tono, se sentía el ansia, Jaime giró de golpe a Diego y separó sus nalgas con sus dedos, en la oscuridad observó su ingreso, sin vello, ajustado, claro, turgente, lo humedeció con saliva, lo recorrió con sus yemas, Diego gemía con esa delicadeza, poco a poco el rostro de Jaime descendió a esa ruta, olió fuertemente, se introdujo entre sus pliegues y con esa lengua juguetona tanteó el ingreso, lo hurgó, lo saboreó, hizo tiritar a su amante, los gemidos se hicieron fluidos, rítmicos, Diego se retorcía, exponía sus nalgas francamente, la lengua de Jaime entraba y salía, los minutos pasaban.

Tras el juego, Diego notó el cuerpo de Jaime sobre sí, sentía latir su corazón en su espalda, las manos separando sus nalgas, su pene humedecido rozando su ingreso, que cedía ante el toqueteo, tras un instante, sintió a Jaime en su interior , causándole un tremendo dolor pero placentero, arrancando un grito y pidiendo a más que no saliese, que se moviera, que no parase, que ingresara más.

La faena fue breve, tras o dos o tres arremetidas, Jaime liberó sus ansias dentro de Diego, abundante y tibio, relajándose plenamente tras esa sacudida final, para sorpresa de Diego, él había experimentado un orgasmo pleno, había eyaculado tras la profanada posterior, había sentido el ritmo, había sincronizado, y segundos antes que Jaime , había explotado en placer y en fluidos, tras ese instante, la vergüenza se apoderó de él, y atinó a cubrirse nuevamente, el frio empezaba a hacerse notar.

Jaime prendió la luz y se vistió lentamente, Diego lo observaba desde la cama, cubierto. Tras estar listo se acercó tiernamente a su amante y le agradeció por la tarde, tras eso salió de la habitación y de la vida de Diego.

Diego no ha experimentado esa sensación nuevamente, jamás otro hombre le ha causado esa sensación eyaculante tras haberlo penetrado, jamás coincidió con Jaime nuevamente, hasta la tarde de ayer en que me narró su historia, Jaime caminaba en el parque, de la mano de su esposa, vigilando a un niño que corría libremente. Tras cruzar miradas, Jaime sonrió con complicidad, Diego escapó a tal coqueteo, mientras planeaba mentalmente como conseguir el teléfono de ese amante casual y único, de hace un par de años.




domingo, 12 de septiembre de 2010

ContaCto en BarCeloNa


Contacto en Barcelona

Era la primera vez que Alex viajaba a Barcelona, Había accedido a una beca de post grado en una universidad de esa ciudad y viviría en un departamento de estudiantes extranjeros durante ese tiempo, sabía que la residencia sería compartida, estaba ansioso por iniciar esta nueva etapa, Lima es una ciudad grande y con una cultura especial, pero la vida de esta Europa tradicional y liberal al mismo tiempo, le intrigaba y al mismo tiempo excitaba. Sus 24 años eran su carta de presentación, una mezcla de juventud, entusiasmo y profesionalismo incipiente, se sabía resuelto, amical , atractivo y de una situación económica acomodada, eso le brindaba confianza, pese a ser su primer viaje al exterior por un lapso tan extenso.

Le asignaron un departamento en el segundo piso de un edificio de cuatro, era pequeño pero cómodo, dos habitaciones, obviamente escogió la más amplia de cama de dos plazas y ventana a la calle, dejó libre la otra, más pequeña, pero no menos acogedora, y cuya puerta se hallaba frente a la del baño, el que sería compartido, y que le permitiría observar desde la comodidad de su cama, el movimientos desde la otra habitación hacía la ruta del baño o de la sala, ya que Alex tenía la costumbre de jamás cerrar la puerta de su dormitorio.
Al cabo de tres semanas, llegó su compañero de residencia, un estudiante venezolano, del programa de dirección de hospitales, de unos 23 años, de talla alta y pelo corto, de mirada intensa, pero inocente al mismo tiempo, de trato calmo y educado, Miguel Ángel, entabló química inmediata con Alex y se acomodó sin reparos en la habitación que le aguardaba.

Las rutinas se sucedían con orden, las costumbres de Miguel, se acomodaron rápidamente a las de Alex, y los amigos de Alex, se hicieron pronto amigos de Miguel, el grupo se hizo ameno y las salidas de fin de semana, entre tragos y discotecas, eran la mejor forma de liberar el stress de las semanas de estudios.

Miguel tenía una manía que perturbaba a Alex, el verano era atroz, y Miguel gustaba de pasearse en ropa interior por el departamento, siempre bóxer ajustados o rara vez un bikini colorido, era sano entre varones tal confianza, pero la mirada de Alex se perdía en el movimiento de nalgas de su compañero, o en tratando de distinguir detalles de su genitalidad, siempre tan disimulada o esquiva a tales intentos.

Por las mañanas Miguel hacía la ruta al Baño, desnudo, confiaba en que su amigo dormía, e ingresaba al baño cantando suavemente, mientras Alex de reojo disfrutaba del cuerpo de Miguel, viéndolo pasar desde su cuarto y a la ducha, en más de una ocasión se tocó intensamente, imaginando el cuerpo de Miguel a su lado, haciéndolo suyo. Con el paso del tiempo, Miguel descubrió que Alex lo observaba, hacía la ruta más lenta, como que modelaba hacía el baño, y al salir de la ducha, lo hacía con la toalla al hombro, se acercaba a la puerta de Alex y le comentaba que “el agua estaba refrescante” o que “quedaba poco champú y que había que hacer compras”. Lo hacía sonriente, disfrutando de la disimulada mirada evasiva de su amigo, como sabiendo que Alex disfrutaba de su desnudez, y él de sentirse seductor frente al peruano discreto con quien compartía departamento.

Alex era mediano, medía poco más de un metro setenta, de pelo castaño, barba y bigote crecidos de modo desordenado, delgado pero poco firme, velludo, de ojos marrones y grandes, cejas pobladas y labios gruesos. Miguel era hermoso, media más de 1,80, de cuerpo trabajado, usaba el pelo al ras, tenía un gran tatuaje de tonos orientales, en la espalda y que llegaba a perderse en su nalga derecha, era lampiño y canela, denotaba suavidad, la barba siempre rasurada, las uñas cuidadas, las patillas perfectamente delineadas, la manía extrema de un médico vanidoso, hacía ejercicio a diario y corría por las noches, comía sano y rara vez bebía en exceso.

Esa noche salieron en grupo, el cumpleaños de Alex, tragos en un bar, discoteca, y más tragos, como nunca Miguel se excedió, había bebido como rara vez en su vida, estaba entusiasmado, Alex por el contrario fue cauto, bebió lo suficiente, y disfrutó de las risas del grupo, de las buenas intenciones, y de Miguel bailando solo, frente al gran espejo de la discoteca, sensual, en un jean ajustado, sandalias y una polera pegada al cuerpo y sin mangas. La noche pasó rápida, ambos fugaron rumbo al departamento, en la ruta, Miguel insinuó su deseo por seguir bebiendo, eran ya las 3 de la mañana, el taxi se detuvo en una pequeña tienda, y compraron una botella de ron y coca cola, entraron torpemente al departamento, Miguel se instaló en la habitación de Alex, mientras éste sacaba vasos y hielo de la cocina, al ingresar en la habitación, Alex encontró a miguel, sentado sobre la cama, descalzo, con las piernas cruzadas y los pies debajo las nalgas, el jean en el suelo, lucía tan cómodo, que se animó a imitarlo, ambos bebieron, hablaron y rieron, hasta que en una fuga mental, Miguel preguntó cortante : “tu disfrutas al verme desnudo todas las mañanas no?”, Alex se quedó en una pieza, aprovechando ese momento de espasmo, Miguel se acercó y beso tiernamente a Alex en los labios, Alex no reaccionó, estaba inhibido por el alcohol y la emoción, Miguel hizo el trabajo, desnudó a su amigo, lo recostó y siguió besándolo, Alex retomo la marcha y acarició con emoción el cuerpo endurecido de su compañero, los besos se sucedían en varias rutas, labios, orejas y cuello fueron profanados, luego al sur, el pecho, concentrándose en las tetillas, primero uno, luego el otro, los ombligos y las ingles se exploraron al detalle, se olían minuciosamente, se disfrutaban, se oían los respiros agitados, a veces sutiles gemidos, cuando los labios de uno besaban el pene del otro, luego de unos minutos eternos, se cansaron, y abrazados se quedaron dormidos.

A la mañana siguiente, Alex descubrió el cuerpo de su amigo, recostado a su lado, boca abajo, invitándolo a concluir lo que la noche previa fue una promesa, solo tuvo que abrazarlo, para despertar el deseo de Miguel, y entre besos torpes y miradas extrañas, humedeció su pene , delgado y largo, de glande ancho, y erecto exageradamente, para penetrarlo suavemente mientras escuchaba el gemido agradecido de Miguel, incitándolo a continuar con ese movimiento rítmico que concluyó con los fluidos de Alex en el interior de un Miguel que se retorcía agradecido, pidiéndole que le deje un instante para retomar el juego y explorar ahora él esa ruta que ya había disfrutado Alex.

El año se pasó rápido, la amistad fue la más intensa, discreta, cómplice y amante, Miguel no se enamoró de Alex, y tampoco pasó lo contrario, pero su deseo iba más allá de la desnudez y la cama, eran de perfecta conversación, gustos e intereses, los perfectos compañeros de departamento.

Miguel vive en caracas ya desde hace 4 años en que retornó, Alex en Perú, una ciudad al sur, se escriben seguido, chatean, y se han visitado en más de una ocasión, tuvieron el mejor sexo de reencuentro, extrañaban ese contacto, pese a que ambos se presentan siempre como los mejores amigos que puedan existir.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El cumpleaños 26



El cumpleaños Nro 26


La Música sonaba alto, y Alejandro no dejaba de ver a Coco con atención, mientras ambos arreglaban la casa. Era el cumpleaños de Alejandro, el cumpleaños número 26, y sus mejores amigos, Coco y Gustavo, habían decidido celebrarlo en la casa de playa de Alejandro, solo que el verano estaba distante y la casa necesitaba arreglos, habían decidido ir un día antes a fin de dejar todo listo para la llegada del grupo, las cosas se le complicaron a Gustavo, y terminaron viajando el festejado y Coco. Al llegar, notaron que necesitarían tiempo y manos, así que comenzaron con prisa, ya que solo contaban con la tarde del viernes para dejar todo en rumbo para el día siguiente, en el que la reunión comenzaría al medio día y esperaban la llegada de amigos y amigas del trabajo y la universidad.

Alejandro conocía a Jorge (Coco) desde hacía 2 años, formaban parte de un club y además, Coco realizaba prácticas en la empresa en la que trabaja Alejandro. Se hicieron buenos amigos y andaban juntos para todos lados, Gustavo era de la promoción de la universidad de Alejandro, se conocían de mucho tiempo atrás, no tan bien como veremos, pero si con aprecio y cariño.

El trabajo en casa fue arduo, la música seguía sonando, pasaron los enanos verdes, líbido, Amén, entre otras bandas en español, Coco tenía afición por el canto y lo hacía bien, Alejandro disfrutaba de la vitalidad de su amigo, de su sonrisa franca en el trabajo, de sus atenciones pese al agitado trajín, sacó cervezas de la nevera y las renovaba frecuentemente mientras las escobas eran cambiadas por lustradores, y las sillas movilizadas de un lado a otro, Coco tenía 21 años, era bien parecido, de familia disfuncional e independiente, de buena conversación, de sentimientos sinceros pero de genio rebelde y arranques algo impredecibles.

Las cosas quedaron listas como a las 10 de la noche, se asociaron a un estado de ánimo encendido por el alcohol y la satisfacción por haber dejado todo mejor de lo que se esperaba. Coco se quitó la ropa y en bóxer se dirigió a la ducha, Alejandro lo observaba, nunca antes había notado con tanta excitación lo atractivo que era su amigo, Alejandro se conocía bisexual, pero no practicaba su opción gay desde la universidad hacía varios años ya y jamás había mirado con esas intenciones a algún amigo cercano o compañero de trabajo, esa noche, y en tragos, miraba a Coco con deseo, y no se disimulaba al hacerlo.

Jorge caminaba por la habitación luciendo unos cortos y ajustados calzoncillos, azules de rayas finas, se veía alto, su pelo cortado al ras, esa cabeza en forma oval, ojos muy grandes de pestañas largas y rizadas, de un marrón distinto, profundo y tierno, la nariz recta, los labios escasos de carne pero delineados, el tórax alargado y recto, el abdomen perfectamente dibujado, decorado además con varios tatuajes en los hombros y la espalda, sus nalgas eran redondas y saltonas, el color de su piel lo delataba de color, y eso se reflejaba en sus curvas posteriores, en la generosa e insinuada genitalidad, en sus piernas de muslos gruesos en proporción a las pantorrillas y es sus pies perfectos. Alejandro lo encontraba particularmente agradable esa noche.

Alejandro tomo el turno en la ducha, lo hizo con mas recato, caminó en pantalones hacia ella, él no sentía la juventud de de Coco en sí mismo, pese a que la diferencia era de solo de 5 años, se miraba mas adulto, menos atlético pero mejor parecido, medía 1,75, su peso estaba en proporción, su rostro estaba delineado por un corte de pelo tradicional, corto de raya al costado, sus cejas gruesas, sus ojos verdes, contrastaban con su piel canela, su cuerpo proporcional, no marcado de piernas largas y escasas nalgas. Antes de ducharse, le pidió a Coco que sacara más cervezas, que recién empezaba el relajo tras el trabajo.

Ambos se sentaron en las hamacas del patio, estaban en ropa ligera, Coco se mantenía solo en bóxer, Alejandro usaba short y un polo, estaban descalzos, la música seguía sonando, las cerveza circulando y la conversación era plena. Al cabo de un rato el alcohol exageraba sus efectos, decidieron descansar, ambos enrumbaron a las habitaciones, pero decidieron usar la misma, y finalmente tirados en la misma cama siguieron tomando un par de cervezas mas.

Las cosas ahí se volvieron distintas, Alejandro se insinuó francamente, Coco le siguió el juego, la noche se encendió, tras unas caricias tontas, una mano sobre el cuello, o un susurro al oído, empezaron los besos, Coco se sentía mareado, pero disfrutaba de ese juego, Alejandro moría por penetrar a su amigo, pero le seguiría el preámbulo necesario, los besos fueron increíbles, agitados, toscos, mordisqueros, de lenguas intrépidas, de exploración, bajaban a los cuellos, a las tetillas, las manos hicieron su parte, extendidas, recorrieron la piel de espaldas, nalgas, pechos, y flexionadas intentaron buscar pliegues y orificios, aunque esas rutas se negaban disimuladamente. La desnudez llego en plenitud, la luz encendida aumentaba el morbo, “es perfecto” se decía Alejandro mentalmente, Coco prefería no pensar, se tumbaron en la cama, sintieron sus penes erectos rozar la piel, se friccionaron uno al otro, los besos continuaban, las manos incluyeron al pene y a los testículos en la exploración, la respiración agitada se convirtió en gemidos en varias ocasiones, los cuerpos giraron y siguieron rosándose sobre nalgas, o en juegos, sobre el pecho o espalda, los labios , de ambos, exploraron mutuamente ingles, y sutilmente testículos y penes, el de Coco era generoso curvado hacia arriba, distalmente en punta y de base ancha, de piel suave, de tono oscuro, de aroma a jabón ,de abundante, cristalino y salado fluido, de testículos pequeños y escaso vello, Alejandro ofrecía mas, un pene alargado no muy grueso pero de glande generoso, blanquecino, de venas tortuosas a lo largo, de piel suave y de lunares, de testículos grandes, colgantes y de abundante pilosidad, se conocieron a la perfección durante el juego, no hubieron penetraciones, solo roces, y demás sondeos bucales, se habían delatado cómplices, y a ambos la idea les parecía fantástica. Ninguno tuvo un orgasmo esa noche, el alcohol les permitió un largo juego, pero impidió su fin, el sueño los venció, y así desnudos se entregaron abrazados al reposo que hacía falta.

La mañana siguiente los sorprendió enlazados sobre la cama, el calor exigió que se alejaran, Alejandro se puso de pie, y observó lo atractivo de su amigo, no sabía si abrazarlo y mantener la complicidad del día previo o retirarse y disimular, dejar lo ocurrido como una anécdota olvidada , consecuencia del alcohol, Coco abrió los ojos y se quedó viendo a su amigo de pie a un costado de la cama, desnudo y dudoso, “ven acá y abrázame” le dijo en un susurro, Alejandro se recostó junto a él y le besó tiernamente en los labios.

Fue el cumpleaños 26 de Alejandro, hoy va por los 30, Gustavo y Coco preparan las cosas para recibir al mismo grupo de amigos, compañeros de trabajo o de la universidad, a veces en la casa de playa, que tantos gratos recuerdos trae, otras en el departamento citadino, en el que Coco vive feliz con Alejandro desde hace ya más de 3 años.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

PacIenCia

Hoy me senté frente a la PC con toda la intención de derramar letras, ordenadas, algo calentonas para revitalizar mi blog, y quizas buscar una imagen acorde como para causar impacto,
tras la esperada ilumincaión, me vi obligado a claudicar, se complicaron mis astros, una llamada del trabajo, un familiar enfermo, y al mismo tiempo mi perro pidiendo jardín, no sabía cual resolver primero, atinpe a tratar de hacer todo al mismo tiempo, asi que me compliqupe el existir, me gané un dolor de cabeza que aún me tiene loco.
Denme tiempo, tenganme paciencia, que cuando llega la inspiración, me renueva el dolor de cabeza y solo calma tras la publicación del caso.
Mantengo el contacto,saludos
CarlosD

martes, 24 de agosto de 2010

Cerca A MI


Cerca a mí..

La noche era fría, las calles poco iluminadas, el camino interminable y yo ausente, a pasos lentos, mirando todo y viendo nada, mis ideas superpuestas.. Me nublaba a mí mismo, a veces pasa, te vi a lo lejos, y fugué de mi complicado mundo, estabas sonriendo, muy rodeado, pero destacabas, no pude dejar de contemplarte, irradiabas esa luz que necesitaba, te busque con la mirada, y me complací de haberte encontrado.

Diste unos pasos y me saludaste con un abrazo, te olí, eras tú, tu aroma jamás disimulado por alguna fragancia extraña, emanabas un sabor a calma, a simplicidad, a tristeza relegada, a ternura, te pedí compañía y decidiste andar a mi lado.

En la marcha, me dedique a observarte, tu paso lento y acompasado, tratando de acoplarse al mío, las manos en los bolsillos, solo refugiadas, sin buscar nada en ellos, tu porte alto, esa gorra deportiva que jamás dejabas, tu sonrisa amplia y silenciosa, mostrando el marfil alineado de tus dientes, tu atuendo deportivo contrastaba con ese gusto delicado por aquello que suele hacerse difícil de conseguir, no niego que delataban tus formas, el buzo, resaltaba el tórax ancho y angosto de cintura, las caderas rectas, y las nalgas redondeadas, intentando fugarse hacia atrás, tensando el pantalón, tu genitalidad relajada, insinuante, las piernas engrosadas y los zapatos deportivos.

Esa tarde andamos varias cuadras, le dimos un par de vueltas a mi casa, no quería llegar, necesitaba esa marcha, necesitaba tu compañía, adoraba esos oídos dispuestos a ahogarse en mis lamentos, y ese tono de voz tan franco, de pocas palabras, pero todas ellas cómplices y reconfortantes. Oscurecía, llegamos a mi casa, te acercaste a mi oído y antes de dejarme, sonreíste, me recordaste que te encantaba estar conmigo así, para serme útil de la forma en la que eras experto, marchaste de regreso, y al aun estar cerca volteaste sonriente, me miraste, El llegaba y parece que arrepentido, te lo dije me susurraste y sonriendo emprendiste la marcha de retorno. Te extraño.

(con el cariño de un amigo, para aquel a quien conocí escasamente, pero que por lo rodeado, me convenzo, que fue mejor persona, gran amigo, sano compañero y mejor hombre, Tu partida nos llena de tristeza, pero nos reconforta el estar convencidos de que tu nueva morada es divina y digna de aquello que sembraste cerca a nosotros. Una oración por ti Willito)

martes, 17 de agosto de 2010

JardiNeS CóMpliCes


Jardines cómplices

Esa noche Daniel sería la pareja de una de sus mejores amigas en la fiesta de celebración de sus 15 años, Daniel tiene 16 y conoce a Sofía desde la primaria, aceptó gustoso ser compañero de esa noche y entusiasmado preparó los detalles con antelación. El terno era azul oscuro y tenía el cuello corto y despuntado, se unía por medio de tres botones, el corte era entallado, atrás dos cortes verticales resaltaban las nalgas, el pantalón carecía de pliegues, estilizaban la figura de Daniel, la camisa blanca e impecable, y una corbata de seda, en tonos celestes y turquesas.

Esa tarde de fue de preparativos para ella y para él, corte de pelo, en realidad solo una emparejada. Rasurada (era la primera vez que lo hacía), aun en el baño se observaba desnudo frente al espejo, se sentía atractivo, era alto, delgado y con marcas en el abdomen, su rostro era fino y aun adolescente, los vellos empezaban a aflorar en piernas, axilas y pelvis, lucia sensual pese a su inmadurez, él se agradaba, iba a ser el rey de la noche, junto a Sofía, la quinceañera, su hermosa amiga.

Ya en la fiesta, se sintió intimidado, muchas fotos, mucha gente, cada quien más producido que el otro, y muchas miradas puestas en él, la rutina se desarrolló pronto, el baile, los saludos, y las miradas, una de las cuales no se le despegaba de sí, Manuel, el hermano de Sofía, no dejaba de contemplarlo, ya lo había notado distinto al saludarlo, le había apretado las manos con demasiado afecto, y lo había abrazado, le susurró con sarcasmo lo bien que se veía esa noche, y eso sonrojó a Daniel, pero no negaba que lo hizo sentir especial, pese a ser un halago masculino.

Manuel era mediano, casi de la taya de Daniel, tendría 21 años, cejas gruesas y labios llamativos, era muy guapo, y varias de las niñas de esa noche lo comentaban, jugaba rugby para el equipo de la universidad local, el pelo castaño de risos (esa noche peinados y sujetos con sutiles ganchos de pelo), un cuerpo trabajado en un terno perfectamente acomodado, negro y de corbata rosa, manos suaves y de dedos largos (de eso se percató Daniel tras saludarlo) y un aroma cítrico que conjugaba con su personalidad informal y carismática.

Daniel no se negaba a sí mismo, haberse sentido impresionado por el hermano de su amiga, pero aún no sabía exactamente qué es lo que le llamaba la atención ni por qué toda la noche fue perseguido por la mirada de Manuel.

En una visita al baño ambos coincidieron, Manuel le propuso unos tragos a Daniel, prácticamente lo retó a beber algo que no sea cerveza, Daniel valiente aceptó de esa botella de whisky de la que bebía Manuel, al cabo de un rato ambos se reían escandalosamente cerca al jardín de la casa.

Daniel ya no tenía franco dominio sobre sí mismo, ni se percataba de quienes los rodeaban , su mirada estaba concentrada en Manuel, lo veía atractivo, le gustaba, su voz lo hipnotizaba, sus ojos lo capturaban, sus manos lo dominaban, al cabo de un rato estaban escondidos tras un árbol, muy juntos, tanto que Manuel susurraba al oído de Daniel y le arrancaba risas, tras un descuido los labios de Manuel se sembraron en Daniel y éste no pudo negarse, para Daniel fue tierno, para Manuel apasionado, hubo correspondencia.

Daniel no pensaba, una erección se dibujaba en su entrepierna, las manos de Manuel lo recorrían por atrás, y Daniel no atinaba a sacarlas, en eso Manuel exploró la genitalidad del adolescente, lo sintió erecto, se excitó, delicadamente le desabotonó el saco, deslizó el cierre del pantalón y expuso un pene juvenil, rosado, aun no definido, pero erecto, y emanando cristalinas secreciones, miró a los costados y de agachó, en cuclillas saboreó el pene de su cómplice, arrancándole sutiles gemidos, lo hizo por escasos minutos, no permitió que Daniel terminara en su boca, lo notaba próximo y se detenía, lo tenía en sus manos, se puso de pie, lo beso tiernamente, lo hizo girar y así teniéndolo de espaldas a sí, desabotonó su pantalón y expuso su pene erecto, grueso, y afilado, oscuro y de marcadas venas, lo humedeció con su saliva y deslizó hacia abajo el pantalón de Daniel, no le dio tiempo a manifestar una negativa y se introdujo en esas nalgas saltonas, endurecidas, firmes, que protegían un orificio jamás profanado, tonificado, tentador, el grito de Daniel fue apagado por la palma de la mano de su cómplice, el jardín estaba desierto. Unas lagrimas se deslizaron por los ojos de Daniel, Manuel se movió rítmicamente, pero fue breve, Daniel sintió un fluido cálido en su interior, no supo si disfrutó, al menos la forma fue tosca, su sexualidad en duda, fue agredida, pero le gustó?, se preguntaba a sí mismo, Manuel se subió el cierre con premura, le dijo a Daniel que se vistiera, y lo dejó en medio del jardín, solo en sus pensamientos.

Daniel tenía un fuerte dolor de cabeza, a la mañana siguiente, no pudo ni sentarse con normalidad, quería recordar los detalles, como lucía Manuel, como lucía su pene, si era grande, si era suave, tenía imágenes entrecortadas, no era remordimiento, era la duda de haber o no disfrutado de lo ocurrido, de si tendría la oportunidad de repetirlo, quería besar a un hombre nuevamente, quería dedicarle el tiempo necesario a recorrer un cuerpo, quería penetrar, y definitivamente, deseaba más que todo, volver a ser penetrado.

viernes, 13 de agosto de 2010

Dia y noche... (link de un corto)


Cumpliendo vuestro encargo TUTO! un abrazo

Fear of the unknown.
They are afraid of new ideas.
They are loaded with prejudices, not based upon anything in reality,
but based on… if something is new, I reject it immediately because it’s
frightening to me. What they do instead is just stay with the ...

clikea aca :

jueves, 12 de agosto de 2010

Una Paja Hombre!!


Una Paja Hombre!

Carlos caminaba de un lado al otro en su departamento, recorría la sala, la cocina y la habitación, el espacio se le hacía pequeño, la ruta de más conocida, al paso acomodaba un cojín, o un adorno, prendía o apagaba luces, estaba ansioso.

Tenía mil cosas en la cabeza, cada una inconexa de la otra, se cruzaban además colores, sonidos, y otras percepciones pasadas, hoy recuerdos confusos, no organizados, estaba ansioso.

Encendió la radio, sonaba Fever de Madonna, escuchó brevemente, la apagó, luego frente al televisor, lo encendió y alcanzo a ver Tom Cruise, adolescente en paños menores, bailando en la sala de su casa, una película vieja, seguramente, pero esas piernas adolescentes despertaron en Carlos una ligera erección, A la mierda, se dijo, y metió dentro de su pantalón las manos y se encendió francamente.

Carlos tiene 26 años, trabaja en informática en una empresa de telecomunicaciones. Había salido de un turno de 24 horas, había dormido escasamente, no tenía sexo hacía más de un mes, andaba solo, se merecía esa paja. Corrió frente a la computadora, y la encendió.

Ya en otras ocasiones se había motivado en la red, conocía algunas páginas que mostraban extraños frente al web cam tocándose o haciéndose el amor públicamente, heterosexuales, homosexuales, transexuales, y de ambos géneros, siguió esa ruta conocida, y el panorama se mostraba atractivo, contactó con una trió de adolescentes colombianos que empezaba a desnudarse mientras se decían tosquedades.. Se conectó a esa imagen, la erección ya era manifiesta, sus manos, ambas empezaban el trabajo.

Decidió hacer bien las cosas, empezó por quitarse las zapatillas y calcetines, estaba en buzo, sentado frente al monitor, en una silla ejecutiva reclinable, se miraba los pies, le atraían, eran blancos, finos, de dedos largos, uñas perfectamente cortadas, escasa pilosidad, los rozaba uno al otro, toscamente, la erección se mantenía, sus manos pasaban por la zona, aun refugiadas bajo el buzo, luego se quitó el polo, lo tiro cerca, sus ojos se fijaban en el monitor, los colombianos ya andaban desnudos tocándose unos a otros, la mirada jugaba entre la pantalla y si mismo, tenía bueno brazos, gruesos y delineados, el pecho definido, el abdomen grueso, algo rollizo, pero lucía bien, las manos extendidas paseaban entre el ombligo y sus genitales, decidió quitarse todo, se sacó el pantalón y luego el bóxer, se vio desnudo frente a la computadora, en ese asiento tan cómodo, su cuerpo empezaba a brillar, el sudor se proyectaba, su diestra empuñaba el pene, grueso, enérgico, afilado y de base ancha, la otra mano jugaba con sus bolas, sutilmente las ingles, el periné, el ano, en desenfrenado juego, los colombianos empezaron un sexo oral acomodado para satisfacer a dos de los tres que se mostraban en pantalla, Carlos empezaba a coger el ritmo.

La paja tenía particular técnica, en ocasiones empuñaba totalmente, apretando el pene mientras lo friccionaba frenéticamente, en otras era solo un aro formado por el índice y el pulgar el que hacía el trabajo, Carlos sudaba, y se animaba a liberar gemidos sutiles, el monitor empezaba a mostrar penetraciones, la imagen era borrosa, ya que Carlos mantenía la mitad del tiempo, los ojos cerrados.

Humedeció sus manos con saliva, emitió francas dosis directamente hacía su pene, este empezaba a lubricar por sí mismo, la paja seguía, los gemidos eran a coro, la computadora y Carlos, alcanzó el ritmo sin retorno, en varias ocasiones, solo que se frenaba a tiempo. Por momentos se ponía en pie, en otros se reclinaba casi al horizontal sobre la silla, quería disfrutarlo, y así lo hacía, hasta que ya no pudo y así casi recostado, decidió terminar, enrumbó, concentrando la diestra, empuñando, una y otra vez, respiraba agitado, gemía, sintió venirse, y no paró, se dio ánimo guturalmente, se oía a sí mismo, gemir y respirar bruscamente, sintió la tibieza de sí mismo en la ruta a través de su pene, hasta que el fluido se exteriorizó con fuerza, Carlos dejó que siga su curso, no hubo acomodos, el chorro inicial le mojó el rostro y la ruta, la tetilla , empozándose en el ombligo, humedeció los vellos, y se acompañó de un suspiro generoso, y calma, Carlos relajó las piernas, extendió el cuello, y respiró lentamente, mientras sonreía.

Luego sus manos recorrieron su abdomen, expandieron su fluido, se empezaba a enfriar y a mostrarse más fluido, él solo jugaba, se sentía relajado, no había más ansiedad, la computadora mostraba aun una bizarra imagen, eran tres y dos de ellos se hallaban penetrados, no eran tan linos, se decía Carlos, pero habían sido más que suficientes para conciliar el relajo. Una ducha extensa de agua tibia, y a la cama solitaria de la habitación cercana, sus dominios, ahora su calma.




lunes, 9 de agosto de 2010

Es o No Es?


Es o no?
(tips del cómo identificarnos)

Sentado en un auditorio de más de 100 personas, me preguntaba cuántos de los atentos participantes en un taller de conflictos adolescentes frecuentes (o algo así, vinculado a la psicología del desarrollo), serían cómplices de la opción sexual que práctico, el cómo darme cuenta se convirtió en el reto mental de esos momentos (a razón de lo monótono de la conferencia), me fijé en el expositor y evalué varios aspectos, tenía una apariencia equilibrada, 45 años, no lucía aro en el dedo, el pelo corto pero acomodado con gel, ligeras canas solo lateralmente, rasurado delicadamente, ya que las patillas estaban delineadas, vestía tonos tierra, el pantalón beige, la camisa blanca, una corbata mostaza, en seda, un chaleco en un tono mostaza menos intenso, el saco a cuadros, en varios matices de marrón, las medias de rombos en tonos cafés y los zapatos marrones de punta cuadrada y que impresionaban extremadamente cómodos, se veía muy bien, las uñas de las manos cortas e impecables, una suave fragancia a madera me insinuaba una esposa extremadamente delicada o un gay de mundo, lo que confirmé al verlo sentarse, y encender un cigarrillo, cruzo las piernas manteniéndolas unidas y raspó el cerillo desde sí y hacia afuera, posteriormente la mirada que dirigió hacia algunos, la forma en poner la mano sobre el hombro de otro.. Ratifiqué que éramos más del grupo, y que en él, teníamos un grato exponente de profesionalismo y otras virtudes académico sociales, que no tenían relación con la opción sexual que practicase. Estuve seguro que era gay y nosotros rara vez nos equivocamos.

Y por qué rara vez nos equivocamos?, cómo sabemos?, pregunté a varios amigos y varios coincidieron en algunas cosas, la mirada fue el requisito indispensable, cuando uno fija la vista en un hombre, de ojos a ojos, usualmente el segundo retira la mirada y sigue con su vida, si éste persiste en la coincidencia, uno se atreve a levantarle las cejas, si la mirada escapa, quizás dudemos, pero si la mirada se mantiene y es más, si se retribuye el gesto, es probable que en el contexto, tengamos a un gay mas, digo contexto, porque hay que observar otros detalles, las manos cuidadas, la barba delineada (chiva, o patillas largadas que se unen en el mentón, etc.) , el corte de pelo, si es atrevido (los emo suelen ser, o son potenciales), o un corte que denote tijeras sobre una máquina tradicional, el cuerpo, si es trabajado (sobre todo en los que están sobre los 30), y si existe franco intento por lucirlo, polos pegadas, mas aun si carecen de mangas, pantalones ajustados, o a la cadera, o esos muy angostos en los tobillos, aun más obvio si se asocian a zapatillas de lona. El perfil suele ser tradicional. Y los adolescentes o jóvenes suelen ser más atrevidos, aquellos maduros y con tales atrevimientos, no requieren usualmente de la duda.

Otros detalles que suelen estar presentes son los aretes (nunca por sí mismos, asociados a las otras cosas), las pulseras en el tobillo, el jean con sandalias finas o delgadas, los polos cortos que permiten se luzca el abdomen o el calzoncillo que sobresale del jean, anillos (más de uno, de plata en dedos inusuales como el pulgar), las uñas con laca o brillo, y seguramente varias cosas que escapan a mi mente o que podrían ser vuestro aporte.

Sobre las actitudes el panorama si es muy amplio, el grupo de amigos te delata y define, acá nunca fue más real eso de “dime con quién andas….” la forma en la que das la mano, suavemente, a veces entregando solo los dedos e inclinándola, en qué te observas las uñas de las manos extendiendo los brazos poniendo el dorso de los dedos extendidos frente a tus ojos, la manera en la que buscas una piedra en la suela del zapato, flexionando la rodilla y llevando la planta del pie hacia atrás para observarla girando la cabeza hacia la región posterior, o cómo recoges algo del suelo, colocándote al costado del objeto y doblando las rodillas para alcanzarlo, son detalles que nos delatan.

Nunca una sola condición nos da el argumento para abordar en esa confianza a la persona en sospecha, pero tres de esos detalles, nos dan más seguridad, y más de tres probablemente la tranquilidad de insinuarnos francamente. Miramos rápido y en contexto, por eso no solemos equivocarnos, nos resulta fácil, porque nos vemos en ellos, vemos lo que somos, o muchas veces, cómo es que queremos ser, y no nos atrevemos. Reconocemos ese valor del ser “obvio”, de manera natural, porque son obvios ante nuestros ojos, ojos entrenados, ya que estos observan lo mismo cada mañana, por toda la vida, en casa y simplemente al vernos reflejados frente al espejo.


viernes, 6 de agosto de 2010

de oscio....


De ocio..

Acá tirado en la cama, febril , con música de fondo, que no entiendo, lejos de quien me cobije, en realidad sin alguien que lo haga, reniego de mi, pero sonrío mientras lo hago, soy otra vez yo y mis enredos, así me gusto, aunque cansa, pero no hay ánimos para más, al menos hoy no.

Llamaste temprano, no estuve para ti, no como merecías, o como hubiese querido yo, mal momento, el peor. Me arrepiento, y sigo sonriendo, que complicados, así nos gustamos.

Ahora, tirado en la cama, bajo ese ritmo infernal febril, te extraño, no existes y llamas. Respondo?. No sé, sonrío, y me mantengo complicado. Así te gusto?

domingo, 1 de agosto de 2010

DetaLLes...


Detalles..

Andaba desnudo por la habitación, ya se conocían bastante bien, se habían citado en varias ocasiones, se mantenían fieles el uno al otro, pero no habían hablado de esos detalles, no salían mucho, cada vez que quedaban iban al departamento de cada cual (ambos vivían solos), pedían algo de comer, veían televisión y se la pasaban haciendo el amor. Luego Gustavo se paseaba desnudo por la casa. Mario lo miraba concentrado, había aprendido a disfrutar de la libertad de su amigo, se concentraba en sus detalles… Gustavo era alto y delgado, estaba en 1,80 y pesaba 68 kilos, su cabeza redonda lucia casi perfecta con el perlo en cero, tenía los ojos grandes, las cejas escasas, nariz recta y cuello alargado, hombros angostos y tórax recto, abdomen plano, pectorales escasos pero definidos, nalgas redondas, y delineadas, piernas muy largas, pies de dedos finos y perfectos, pero su entrepierna impactaba, su pene era delgado, alargado y dejaba ver el glande rosado y redondo, se tambaleaba cual péndulo entre ambas piernas cuando caminaba, sus bolas colgaban generosamente tras el pene, el vello era escaso pero recubría finamente la zona, Mario disfrutaba con solo verlo así, libre, cómplice, coqueto, suyo. Tenía unos 30 años bien llevados y eso le gustaba aún más, su confianza en sí, su seguridad, su forma de hacer el amor, su olor.

Mario tenía 32, era menos libre que su amante, pero había descubierto en los detalles, un fascinante mundo de sensaciones, disfrutaba del olor de su cuello, de la suavidad del pelo, de la aspereza de la barba al ser recorrida por ella, de la suavidad de sus manos, de esa escalofriante sensación al ser recorrido por sus uñas en la espalda, de arriba abajo y reiteradamente, disfrutaba del sabor de sus ingles, del olor del vello concentrado en zonas bajas, del sudor, de observar ese pene generoso erectarse sutilmente, al ritmo de un latido, hasta verlo en brillo, luciéndose sobresaliente y algo proyectado hacia arriba, era perfecto, de cabeza oval algo alargada, de caperuza plegada, de tonos rosados y rojizos, de piel suave, de venas plegadas, gruesas y francas, de cuerpo alargado en casi 19 cm, de base firme y ligeramente engrosada, Mario disfrutaba la ruta hasta llegar a él, disfrutaba internar su nariz en sus olores bajos, proyectar su lengua en los rincones de ese miembro, iniciar con la punta y extender su dorso sobre todo el cuerpo del pene, recorrerlo rítmicamente, humedeciendo, saboreando, hurgando de cuando en cuando esas bolas suaves y colgantes.

En ocasiones la ruta se dirigía hacia abajo, tentando el periné y hasta el ano, Gustavo en su actividad solía retorcerse cuando era explorado por esa lengua juguetona en ese pliegue tan sensible, Mario lo sabía y sabía cómo llegar ahí sin incomodar. Disfrutaba de esa faena previa, la penetración después era tan o menos fantástica, ambos habían encontrado en el juego y los detalles un placer real y reconfortante, ambos no eran pareja, pero lo eran, ambos solo salían, pero ya eso pasaba por más de un año, ambos no querían atarse ni depender, pero se extrañaban, ambos estaban solos, pero se tenían el uno al otro. Mario reía cada vez que Gustavo lo hacía, Gustavo era feliz cuando Mario decía serlo. Si eso no es estar con alguien… entonces yo no quiero estar con nadie, y ser el Mario de algún Gustavo, ya que es perfecto y no se podría pedir más.

(Te quiero Mario, crecer cerca a ti me hace ser mejor persona, un mejor gay. Gustavo solo sigue siendo así, con eso ya me ganaste el alma, grato ser su amigo)