lunes, 4 de octubre de 2010

AmoR o Qué?


Amor o qué?

Javier tiene 18 años, y dice estar enamorado, en realidad ha iniciado hace dos semanas una relación con Pancho, un par de años mayor, de excelente perfil, es estudiante de medicina, va por el segundo año, es muy discreto pese a que sus padres conocen su opción, sus amigos más cercanos son un grupo abierto, y comparten con él no solo sus intereses sino además su seriedad por el vida y el futuro.

Javier acaba de terminar el colegio, Pancho lo deslumbró la primera vez que se vieron, no por la impresión inicial vinculada al aspecto físico (no voy a describir a pancho, ya que Pancho no es muy atractivo), sino tras los dos primeros minutos de conversación. Javier es lindo, adolescente aún, dulce, de maneras delicadas, romántico e impresionable. Ambos salen desde entonces, y ayer fue su primera y gran pelea.

Llegaron a casa de Javier, sus padres llegan muy tarde del trabajo, habían planeado tener intimidad, Javier era inexperto, pero no virginal, Pancho tenía más experiencia, pero tampoco el atrevimiento de la confianza que dan los años, lo conversaron, y quedaron para ese día, Javier estaba ansioso, Pancho no lo demostraba, pero sentía lo mismo.

Una vez en la habitación, Javier toma la iniciativa, lleva a su pareja al borde de la cama, lo acaricia por la nuca y lo besa tiernamente, le susurra al oído: “estas acá conmigo porque te amo”.

Pancho se separó tiernamente y se puso de pie, pareciese que le habían hablado en alemán, ya que no entendió el significado de esas complicadas palabras. “te amo”.

Para tener sexo no es necesario amar le dijo suavemente, pero convencido de eso, ¿cómo dices? replicó Javier, no es que no sienta nada por ti, pero estamos iniciando algo, amor es una palabra mayor, respondió y merece su momento. Yo te amo le dijo Javier. No es posible, Cómo que no? Qué sabes tú de lo que pueda sentir yo? Mejor no discutamos aclaró Pancho, quien le dio la espalda y se fue de la casa.

Javier se quedó llorando.

No se han llamado desde entonces. Creo que se extrañan.

Pancho no quiere que las cosas se den así de rápido, el cree en el amor que conoce, que se siente eterno, que es sublime, que nos ilusiona, que está en el extrañar, en el soñar despierto, en el amor que ve entre sus padres, que está seguro que es posible, y que jamás se expresaría en un momento de cama.

Javier sabe que siente algo grande por Pancho, el quiere sentirlo, lo necesita, es su pretexto para dar más pasos, pero aun no sabe lo que es amar, al menos no de la forma en la que Pancho entiende ese concepto, aunque la forma en la que siente Javier no es mala, es sincera, es su adolescente e insipiente manera de ver el amor.

Javier me pidió que hablase con Pancho, fue como que su ruego, Javier lo extraña, siente su ausencia, pero Pancho necesita que se le aclaren esos conceptos a su pareja, y por lo que noté al hablar con él, veo que no tiene la paciencia ni la intención calma por hacerlo.

Uno nunca encontrará a la persona hecha a la perfección para nuestros gustos, que coincida en precisión con nuestra relación de estándares, tenemos que tolerar las imperfecciones y hacer que los cambios, se hagan por querer hacerlos, no obligados por mantener un vínculo que a veces podría hacernos más daño que darnos la felicidad que esperamos. Amor es un verbo complejo, no por su naturaleza gramatical, sino por su trasfondo sentimental, propio del ser humano, de nosotros, y se hace esquicito cuando se trata de amor distinto, de amor fuerte, de ese que es preciso entre hombres, entre dos hombres, del amor que un gay está dispuesto a dar, sintiéndose feliz, cuando además tiene la suerte de recibir de modo reciproco. Uno aprende a amar mientras crece, démonos el tiempo para darnos esa certeza, para disfrutarlo en su evolución, para estar seguros de que estamos sintiendo algo más de lo que a veces se transmite con esas simples y al mismo tiempo complejas palabras.

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