Técnicas y gustos!
Me imagino a Marco tirado sobre la cama, después de haber disfrutado de mil maniobras con su ocasional cómplice, está desnudo, con los brazos extendidos a sus costados, respirando agitadamente, con la luz encendida, y la cama desecha, una fina sudoración acompaña su agitada respiración, a su lado, y por un instante olvidado, aquel que lo ha provisto de placer, Mi amigo es indiferente al afecto post coital, necesita de sí para disfrutar esos instantes, para rehacer mentalmente lo acometido y así prolongar su orgasmo.
Comparto con él ese gusto por la desinhibición, desnudez plena (inclusive en invernales ocasiones, no se justifica la presencia de las medias siquiera), por la iluminación, no solo hay que oler, saborear y rosar, hay que ver lo que se hace. No es preciso ser corporalmente perfecto, para disfrutar de un cuerpo desnudo y mejor si es posible reflejarlo en alguna luna o espejo.
Carlos tiene un amante ocasional, Erick, mucho menor que él, y de dotes sexuales extraordinarias, (y son confesiones sinceras, de un amigo en copas), es rudo, para ser menudo, y le gusta la rudeza, no enfermiza claro está, adora que lo mordisqueen, suavemente, sobre todo en las orejas, que las arremetidas no respeten una dirección exacta, que jueguen con los costados que arranquen suspiros y gemidos sinceros, asociados a cierto dolor. Erick adora que Carlos lo seduzca hablándole cosas que él es capaz de comprender pese a su juventud, que lo despierte en la madrugada y lo profane somnoliento, que lo deje meloso, húmedo y algo adolorido.
Cesar me contaba que Lupo, su pareja de casi 4 años, había migrado de gustos, originalmente lo conoció activo y él, pese a su preferencia por esa misma opción, había cedido en la mayoría de ocasiones, hoy en día, Lupo a sus 46 años, prefiere ser invadido por Cesar, le ofrece gentil sus redondeadas y aun endurecidas nalgas, de costado inicialmente, y sede rápidamente al decúbito para sentir a su amante ingresar por esas rutas que antes detestaba, respira fuerte y gime libremente, porque sabe que Cesar se enciende más, tras escuchar esos sexuales alaridos, constantes, rítmicos, agudos y graves al mismo tiempo.
Miguel es exigente y tierno mientras ama, me hablaba de la manía de Alejandro, su ex pareja (y amor de su vida, según sus palabras) de recorrerlo generosamente con las palmas de sus manos extendidas, de colocarlo frente a él, y tendido sobre la cama, abrirle las piernas y penetrarlo mientas dirige ambas piernas hacia sus hombros, una vez ahí, morderle sus pantorrillas con tranquilidad, y retorcerle los pies con ambas manos, sabe que le gusta encontrarse con unos pies cuidados, de uñas alineadas y suaves, Miguel siempre cuida de ese detalle ya que guarda la esperanza de reencontrarse con Alejandro.
Augusto le agrada hablar con vulgaridad mientras Mariano, su pareja, lo penetra, le ha dicho entre frases y frases, cosas típicas como “más fuerte”, o “dale más rápido”, ha sido más audaz lanzando algún improperio, o sugiriéndole cosas osadas como que incluya un dedo en la penetración, o que juegue con algún complemento de consuelo, pero el juego se limita a las frases y respuestas breves, ambos mantienen ese lenguaje mientras calman sus deseos.
Javier, asiduo lector de este blog, disfruta hacer el amor, en el rol de activo, mientras mantiene en su interior algún juguete, a Jaime, su amigo, le agrada que lo marquen, ha pedido varias veces que le dejen una línea dental (marcas de mordisqueo) en las nalgas o con frecuencia en las tetillas o las escápulas.
Manolo, odia la televisión encendida o la música, sus 45 años le exigen mayor concentración y esos elementos lo distraen con facilidad. Rolando su pareja, con quien ya comparte más de 8 años de relación y convivencia, exige aún, hacerlo bajo las sábanas, obviar la luz, y ocultar los cuerpos durante los roces y demás maniobras.
Juguetes, frases, posiciones, estilos, sonidos, y mil detalles a los sentidos, existe una diversidad complementos, que no son más que eso, un complemento a la confianza, a la libertad y al deseo, que es lo que debe primar en un encuentro sexual, no le agrego amor, porque nadie ama cuando penetra o es penetrado, la mente está en otro sitio durante esos instantes, así que se permite esa fuga al amor tradicionalmente vinculado al sexo, para disfrutar de esa perfecta forma de conexión, que se nos ha permitido conocer y que asociada a la imaginación, nos permite enriquecerla con mil y un condimentos, los cuales probablemente se queden cortos, frente a este espacio virtual y a mi escaso vocabulario al respecto.
Me imagino a Marco tirado sobre la cama, después de haber disfrutado de mil maniobras con su ocasional cómplice, está desnudo, con los brazos extendidos a sus costados, respirando agitadamente, con la luz encendida, y la cama desecha, una fina sudoración acompaña su agitada respiración, a su lado, y por un instante olvidado, aquel que lo ha provisto de placer, Mi amigo es indiferente al afecto post coital, necesita de sí para disfrutar esos instantes, para rehacer mentalmente lo acometido y así prolongar su orgasmo.
Comparto con él ese gusto por la desinhibición, desnudez plena (inclusive en invernales ocasiones, no se justifica la presencia de las medias siquiera), por la iluminación, no solo hay que oler, saborear y rosar, hay que ver lo que se hace. No es preciso ser corporalmente perfecto, para disfrutar de un cuerpo desnudo y mejor si es posible reflejarlo en alguna luna o espejo.
Carlos tiene un amante ocasional, Erick, mucho menor que él, y de dotes sexuales extraordinarias, (y son confesiones sinceras, de un amigo en copas), es rudo, para ser menudo, y le gusta la rudeza, no enfermiza claro está, adora que lo mordisqueen, suavemente, sobre todo en las orejas, que las arremetidas no respeten una dirección exacta, que jueguen con los costados que arranquen suspiros y gemidos sinceros, asociados a cierto dolor. Erick adora que Carlos lo seduzca hablándole cosas que él es capaz de comprender pese a su juventud, que lo despierte en la madrugada y lo profane somnoliento, que lo deje meloso, húmedo y algo adolorido.
Cesar me contaba que Lupo, su pareja de casi 4 años, había migrado de gustos, originalmente lo conoció activo y él, pese a su preferencia por esa misma opción, había cedido en la mayoría de ocasiones, hoy en día, Lupo a sus 46 años, prefiere ser invadido por Cesar, le ofrece gentil sus redondeadas y aun endurecidas nalgas, de costado inicialmente, y sede rápidamente al decúbito para sentir a su amante ingresar por esas rutas que antes detestaba, respira fuerte y gime libremente, porque sabe que Cesar se enciende más, tras escuchar esos sexuales alaridos, constantes, rítmicos, agudos y graves al mismo tiempo.
Miguel es exigente y tierno mientras ama, me hablaba de la manía de Alejandro, su ex pareja (y amor de su vida, según sus palabras) de recorrerlo generosamente con las palmas de sus manos extendidas, de colocarlo frente a él, y tendido sobre la cama, abrirle las piernas y penetrarlo mientas dirige ambas piernas hacia sus hombros, una vez ahí, morderle sus pantorrillas con tranquilidad, y retorcerle los pies con ambas manos, sabe que le gusta encontrarse con unos pies cuidados, de uñas alineadas y suaves, Miguel siempre cuida de ese detalle ya que guarda la esperanza de reencontrarse con Alejandro.
Augusto le agrada hablar con vulgaridad mientras Mariano, su pareja, lo penetra, le ha dicho entre frases y frases, cosas típicas como “más fuerte”, o “dale más rápido”, ha sido más audaz lanzando algún improperio, o sugiriéndole cosas osadas como que incluya un dedo en la penetración, o que juegue con algún complemento de consuelo, pero el juego se limita a las frases y respuestas breves, ambos mantienen ese lenguaje mientras calman sus deseos.
Javier, asiduo lector de este blog, disfruta hacer el amor, en el rol de activo, mientras mantiene en su interior algún juguete, a Jaime, su amigo, le agrada que lo marquen, ha pedido varias veces que le dejen una línea dental (marcas de mordisqueo) en las nalgas o con frecuencia en las tetillas o las escápulas.
Manolo, odia la televisión encendida o la música, sus 45 años le exigen mayor concentración y esos elementos lo distraen con facilidad. Rolando su pareja, con quien ya comparte más de 8 años de relación y convivencia, exige aún, hacerlo bajo las sábanas, obviar la luz, y ocultar los cuerpos durante los roces y demás maniobras.
Juguetes, frases, posiciones, estilos, sonidos, y mil detalles a los sentidos, existe una diversidad complementos, que no son más que eso, un complemento a la confianza, a la libertad y al deseo, que es lo que debe primar en un encuentro sexual, no le agrego amor, porque nadie ama cuando penetra o es penetrado, la mente está en otro sitio durante esos instantes, así que se permite esa fuga al amor tradicionalmente vinculado al sexo, para disfrutar de esa perfecta forma de conexión, que se nos ha permitido conocer y que asociada a la imaginación, nos permite enriquecerla con mil y un condimentos, los cuales probablemente se queden cortos, frente a este espacio virtual y a mi escaso vocabulario al respecto.
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