martes, 29 de noviembre de 2011

Diciembre nostálgico

Diciembre nostálgico
A puertas de este mes de cierre, las cosas se aceleran en cada espacio en el que nos desenvolvamos, el trabajo espera la planificación del año que viene, las cuentas deben balancearse y cerrarse, el guardarropa debe cambiar de atuendos en base a la nueva estación, se deben enviar mil cartas y tarjetas, el facebook se atolondra,  y el tiempo nunca parece ser  suficiente y  llegar a casa, botar el saco, desanudar la corbata y entregarse a la cama, parecen la fuga habitual y necesaria cada vez que el sol se oculta y con él las ocupaciones formales del día.
Hoy pretendí que las cosas cumplan con esa línea, los lunes se extreman, pero me fue imposible, tenía otras responsabilidades, conmigo, con mi renovación del próximo año, o entierro del que se acaba, me había propuesto desenterrar algunos recuerdos para lucirlos y de esa forma franca, dejarlos de lado. La navidad tenía un espacio intocado en la despensa de casa, el árbol sus adornos y las luces, fueron siempre responsabilidad ajena,  pero yo disfrutaba mucho del trabajo que él lograba al cambiarle la cara a nuestra casa para fiestas, pero, por ausencias propias de los finales, hace mas de 4 años que mi hogar ese lucia el rostro festivo ya sea por  una flojera extrema o por evitar las nostalgia de esos momentos, la consigna este año, era el desentierro y el reinicio y así tenía que ser hoy y así fue.
No fue un trabajo tedioso, ni mucho menos triste, además, no fue solo mío. Fuimos de compras, creamos el espacio, desarmamos la despensa y armamos la navidad, sonreímos mucho, mientras la cocina olía  a café pasado y el perro tonteaba con su juguete de siempre, necesitaba esa complicidad, esa inyección de optimismo que últimamente hace que el cierre de mi año  proyecte uno nuevo con más energía y entusiasmo.
Hoy no me salieron líneas rosas, mi humanidad predominó sobre el fin de este blog, pero creo que los matices son sanos, por tal, vayan estas letras, para contagiarlos de ese entusiasmo por retomarse, por desenterrar el pasado para que les recuerde que fue lindo, como lindo es el presente, como más lindo se proyecta el futuro, para incidir en que sobre sus deseos y preferencias, ustedes mandan, y sobre eso, no hay pasiones que dominen vuestro entender.
Preparemos pues la fiesta de navidad y el fin de año, como el cierre de lo que fue (lindo) y el inicio de lo que será mejor (perfecto).
En esa ruta andamos.

viernes, 18 de noviembre de 2011

De esos Reencuentros


De esos reencuentros
Por más grandes que sean las ciudades, siempre hay lugares en los que todos coinciden. Juan llegó a una reunión de trabajo  y en una de esa vueltas al acecho de nuevas publicaciones, se cruzó con Beto,  era él, estaba seguro, no había vuelto a verlo desde hacía más de 15 años, pero el tiempo no podía borrar ese rostro que está marcado más allá que en la sola memoria.
Cuando se conocieron, Beto acababa el colegio y Juan la Universidad, todo empezó como algo casual, pero se hizo una relación estable, con todas esas cosas que uno espera encontrar en el otro,  duro como dos años, cuando cambiaron al padre de Beto de ciudad (vida de militar), y con él migró la familia, mantuvieron el contacto por breve tiempo, pero se perdieron el rastro. Al paso de más 15 años, hoy coinciden, y Juan no sabe cómo actuar.
Su primera idea fue escapar, se sentía extraño, ya no contaba con la belleza de aquellos veinte cinco años, hoy pasaba los 40, mientras que Beto, con 33 más o menos, lucia encantador, por más que intentó mezclarse entre el resto, las miradas coincidieron y dieron paso tiernas sonrisas y a la marcha para el reencuentro.
Un abrazo los unió con fuerza, como si se hubieran visto ayer y el día antes de ayer, ambos sonrieron francamente, y cruzaron frases de saludo, sorprendidos, emocionados, caminaron juntos, confesaron que andaban de ocio, en la marcha se contaron cosas breves el uno del otro, Beto vivía con Gustavo, su novio, en una ciudad al norte, ambos eran ingenieros, y tenían una empresa de construcción, les iba bien, Juan comentó que pese a ser abogado, nunca ejerció tal cual la profesión,  se dedicó a la empresa familiar, y eso le había permitido viajar mucho y no establecer una casa con alguien en ella. Sin darse cuenta se dirigían al hotel que albergaba a Juan. Beto confesó estar  solo en la ciudad también.
Al llegar, se miraron con picardía, te invitaría a subir comentó Juan, pero sabes que no soy tan atrevido, subiría con gusto si tan solo lo pidieras, susurró Beto, se apresuraron al ascensor, la chica de la recepción les dio la llave sin tiempo para preguntar por la identificación del acompañante. .
Ya en el ascensor, se miraron con deseo , Juan se acercó a Beto y lo besó, Beto no correspondió, pero tampoco retiró sus labios.
En la habitación, no hubieron palabras, la pasión los embargó por completo,  Beto se desnudó con rapidez, no dejó que Juan lo ayudara, como mandaba el protocolo del juego, quedó desnudo frente a un Juan sorprendido, con solo la correa afuera, miraba a su amante con detenimiento, cómo había cambiado, estaba hermoso, los años habían hecho el mejor trabajo del mundo,  mantenía esa talla alta, pero ya no la delgadez de la adolescencia, sus formas eran redondeadas, los risos del pelo cortados cuidadosamente, las cejas gruesas libradas de esa unión central entre ambas, sus ojos enormes con esas pestañas risadas, los labios rojos y gruesos, los hombros, los brazos, el pecho, todo tallado por un artista experimentado, su pilosidad recortada con cuidado, su pene erecto, proyectado  arriba, latente, sus testículos colgando simétricos,  las piernas largas y robustas, las nalgas saltonas y brillantes, me miras mucho, comentó coqueto, luces bien, los años han marcado tu atractivo, gracias comentó Beto, mientras giraba lentamente mostrando aun mas sus formas.
Apago la luz?, preguntó Juan, en el fondo no quería desnudarse frente a Beto, los años no lo habían tratado como a su exnovio,  con calma le susurró Beto , yo también quiero verte, y lentamente le desabotonó la camisa, mientras le besaba el cuello, Juan empezó a rasurarse la cabellera desde que sus entradas empezaron invadir su cabeza, tenía unos ojos grandes y celestes como el agua, su piel era pálida, y las arrugas se acentuaron al rededor de sus ojos y labios, mantenía una sonrisa preciosa y unos dientes perlados que alabó Beto.
La camisa cayó al suelo dejando ver un tórax de vello dorado, delgado y recto, de escaso pectoral y hombros estrechos, de largos brazos, de cintura algo invadida por el abdomen, hueles  a madera le comentó Beto al oído, mientras desabotonaba el pantalón, la fragancia de siempre le dijo Juan, el pantalón se deslizó al suelo junto a unos bóxer a cuadros, Juan quedaba expuesto, sus piernas velludas , su genitalidad frondosa, mostraba un pene rosado, erecto, de glande desnudo por una circuncisión infantil, generoso , largo y grueso, simétrico y estético, lo recuero bien comentó Beto, no has cambiado mucho y sonrió. Los besos dieron paso a lo demás. Hicieron el amor por más de una hora,  y fue distinto, calmado, sin acrobacias, con exageración en aquellas cosas que Beto sabía que alocaban a Juan y que Juan sabía que hacían tiritar a Beto, lo besó donde él siempre pidió que lo besen, lo penetró con la delicadeza que nunca tubo y que siempre reclamó Beto años atrás. Fue un reencuentro sexual perfecto.
Al terminar, Beto lo miró a los ojos y confesó que solo Juan le hacía el amor de esa manera, solo él había logrado hacerlo llegar al cielo sin tener que tocarse, con sentir su pene dentro suyo, invadiéndolo  rítmicamente, lograba arrancarle los fluidos que en otros casos,tenían que ser extraídos con ayuda de una paja. Juan sabía lo que le comentaba Beto, lo habían hablado hacia años, Juan lograba que Beto tuviese un orgasmo extremo solo con ser penetrado por él.
Sonó el teléfono, Beto contestó apresurado, si amor, dijo, en este momento me conecto. Cosas del trabajo, le comentó a Juan, si ve, no te preocupes,  te volveré a ver? Eso sería bueno, claro pero cuando?, en 15 años? Espero que no tenga que pasar tanto tiempo se miraron por largo rato, se sonrieron, sus ojos se humedecieron, Beto se vistió rápidamente, y salió de prisa, olía a madera, no quería perder ese aroma. Juan se tendió sobre la cama, encendió un cigarrillo, desnudo, mirando al techo, las lágrimas invadieron sus ojos mientras sonreía.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Instantáneas.


Instantáneas..

Gonzalo 21 años..
Caminábamos juntos de por esa plaza muy iluminada, pero desierta, eran ya las 3 o más de la mañana,  nos reíamos en silencio, habíamos bebido más de la cuenta, lo acompañaba a su hotel, era el último día, él se iba fuera al amanecer, y  no me contuve, me planté frente a él, y cogiéndolo de la cintura lo besé en los labios, sentí su rechazo inicial, pero perece que la menta de mis labios lo hipnotizó lentamente, y correspondió a un tierno y duradero beso. Segundos después, mirábamos alrededor, no había nadie, nos miramos y me sonrió sonrojado negando con la cabeza. Lo amo.
Mario 35
Au me rio cada vez que veo esa foto, sonreía en la discoteca, rodeado de sus amigos, era tan niño, pese a sus veintitantos, sus enormes ojos proyectaban mas vida que nunca, su risos invadían su frente, estaba con ellos, pero me miraba a mi, como de reojo, como sabiendo que éramos amantes, discretos, ausentes físicamente el uno del otro esa noche, aún asi, su mirada robaba las mía y mi cámara apunto disimuladamente, y quedó para siempre no solo en mi álbum sino también en mi memoria. Lo amo.
José 15
Mamá me abrazó mientras lloraba, me dijo que me amaba, que yo sería su hijo siempre, que sentir lo que yo sentía no era malo ni pecado, que lo importante era tener esa capacidad de sentir, sollozaba mientras me hablaba, y yo no dejaba de nublarme por la marea que invadía mis ojos, sentí su pecho acelerado, y sus manos sobre mis mejillas.. La amo.
Rubén 56
No tengo una imagen, tengo cientos de ellas, no quiero filtrarlas por prioridad, no sería justo, me dio  todos esos momentos mientras estuvo conmigo, podría irme sin haber construido ni criado, pero feliz por haber podido encontrarlo, por haberlo amado, por seguir amándolo, aun no esté ya conmigo.
Charly 29
Lo amé, me hizo mil perradas, pero  además, me robó mil sonrisas, al poner las cosas en la balanza, creo que reí más de lo que sufrí, así que valió la pena y vale la pena recordar que durante el tiempo que fue.. lo amé.
Yo Treintaitantos,
Amo haber vivido lo que hasta hoy, que sigo amando esta vida, argumentos sobran, tantos, que hasta mantienen vivo este blog. Son historias prestadas, o a veces robadas, pero se hacen mías cuando les doy color, un color que tiene mis tonos favoritos, que me delatan en cada párrafo, que delatan mi sentir y m isentir pasado. Amé.. amo y no me niego a seguir en esa ruta, que me permite la felicidad por la que uno, al final de cuentas, vive.