martes, 24 de abril de 2012

Un saludo Ajeno


Espero conseguir que mis líneas puedan reflejar aquello que me pediste que hiciera.. Pero tu sentir, me queda corto, quisiera al menos reflejar un tanto de ese tu mundo.
 ….“Me apuro a llegar a casa, es perfecto concluir cada jornada sabiéndote ahí,  o por llegar a ella, al encuentro, a ese encuentro que cada tarde nos recuerda que estamos vivos, vivo por ti, y tu vivo para mi.
Es perfecto el despertar a tu lado cada día, el sentir tu aliento en la mañana, ese que no es el perfecto pero es el que mas adoro, oír tu voz ronca darme el buen día, sonriente a medias y extendiéndote por sobre la cama, por sobre mi, rosando tu piel tibia con la mía, insinuándote cuando el tiempo aún nos lo permite, haciéndome el amor con dulzura y torpeza, retomándolo con esa destreza que nos han dado los años, concluir sonriente con una carrera al cuarto de baño, sentir  el canto en la ducha mientras aun me afeito, poner café en la mesa mientras anudas tu corbata, esperarte en el auto mientras paseas al perro, escogerte la camisa del día, escuchar tus reclamos, es perfecto saberte mio, y tener esa exclusiva desde hace ya 6 años, es perfecto.
Hoy te escuché hablarle de mi a mi madre, ella te interrogaba seguramente por mi ausencia, el trabajo me tubo loco, y tu le explicabas que incluso estaba ausente para ti, los ojos te brillaban y esa chispa vital al decir mi nombre , me hizo recordar lo que siento cuando hablo de ti, cuando te extraño, cuando  te sé mio y lejos, cuando tardas, cuando te necesito, cuando recuerdo que existe necesidad de ti, cuando siento que es mutua la dependencia, y que ella nos da calma, nos da el uno al otro, y juntos nos enfrenta al resto a la vida, me hace feliz, saber que es perfecto.
Hoy, como cada día, te vuelvo a pedir que seas mio, que cuando calces ese anillo al dedo, ese que lleva mi nombre, y que intercambiamos al renovarnos tras un año juntos, lo hagas sabiendo que simboliza lo que siento, que nací para ser tuyo,  y que, lo que hago, es para hacer que tu mundo sea feliz, mejor y de ambos……”

Feliz un día mas, un año mas, una vida juntos, con amor..

 Y con el aprecio a ambos…




miércoles, 18 de abril de 2012

Ansias

Ansia..
Unas piernas largas transitaban por la sala de la casa, Gustavo las veía ir y venir desde su cama, eran de un huésped que lo había sorprendido  esa madrugada  y que permanecería una noche, de paso a otra ciudad. El movimiento repentino agitaba la calma de su pequeño departamento, el cuarto de visitas, por cierto el único cuarto adicional, estaba atestado de mochilas, bolsas y caos, pero Gustavo estaba atento a esa danza descalza que recorría su sala.
Juan muy joven y alto,  superaba el 1,80 de estatura, poseía un porte peculiar, propio de quien ha hecho danza toda su vida, delgado, de hombros poco anchos, de abdomen plano, de nalgas redondeadas, de piernas torneadas, de pies firmes y tobillos afilados, de piel suave y desnuda de bellos,  circulaba en un bikini de algodón muy cómodo y un polo ancho. Movía todo, acomodaba las cosas o las desacomodaba, buscaba y no encontraba y repetía la búsqueda, entre una y otra cosa miraba de reojo a Gustavo, le coqueteaba seriamente, se insinuaba, sabía que él lo miraba, mostraba con más detalle sus zonas desnudas, Gustavo no podía disimular que estaba excitado.
La mirada de Juan era tentadora, se fijaba en los ojos oscuros de Gustavo, la detenía brevemente para luego desviarla a sus labios, y fijarse en ellos con necesidad, recorría los suyos con la lengua, humedeciéndolos, su mano recorría su abdomen, levantando la polera y mostrando sutilmente una genitalidad inflamada, y ansiosa.
Gustavo intentaba desviar la vista pero el deseo le ganaba, pretendía entender la música que sonaba de fondo, pero los latidos de su corazón eran más fuertes, quería huir al baño y refugiarse en ese espacio de privacidad, pero el baño estaba de camino al encuentro de Gustavo,  cerró los ojos y giró el cuerpo, no podría, no debería,  pero la imagen de esas piernas largas y lustrosas, de esas nalgas generosamente formadas y de ese abdomen tenso lo tenían ansioso. Se volvió bruscamente para buscar nuevamente la mirada de Gustavo y lo encontró a su lado, junto a la cama, de pie y desnudo,  las manos del huésped guiaron  a las de Gustavo a recorrer su cuerpo, ambos se tumbaron en la cama, la visita se hizo extraña, encantadora, diferente, la partida se pospuso, el cuarto de huéspedes permaneció caótico, la cama de Gustavo jamás tan cálida.