Ansia..
Unas piernas largas transitaban
por la sala de la casa, Gustavo las veía ir y venir desde su cama, eran de un huésped
que lo había sorprendido esa madrugada y que permanecería una noche, de paso a otra
ciudad. El movimiento repentino agitaba la calma de su pequeño departamento, el
cuarto de visitas, por cierto el único cuarto adicional, estaba atestado de
mochilas, bolsas y caos, pero Gustavo estaba atento a esa danza descalza que
recorría su sala.
Juan muy joven y alto, superaba el 1,80 de estatura, poseía un porte
peculiar, propio de quien ha hecho danza toda su vida, delgado, de hombros poco
anchos, de abdomen plano, de nalgas redondeadas, de piernas torneadas, de pies
firmes y tobillos afilados, de piel suave y desnuda de bellos, circulaba en un bikini de algodón muy cómodo
y un polo ancho. Movía todo, acomodaba las cosas o las desacomodaba, buscaba y
no encontraba y repetía la búsqueda, entre una y otra cosa miraba de reojo a Gustavo,
le coqueteaba seriamente, se insinuaba, sabía que él lo miraba, mostraba con más
detalle sus zonas desnudas, Gustavo no podía disimular que estaba excitado.
La mirada de Juan era tentadora,
se fijaba en los ojos oscuros de Gustavo, la detenía brevemente para luego
desviarla a sus labios, y fijarse en ellos con necesidad, recorría los suyos
con la lengua, humedeciéndolos, su mano recorría su abdomen, levantando la
polera y mostrando sutilmente una genitalidad inflamada, y ansiosa.
Gustavo intentaba desviar la
vista pero el deseo le ganaba, pretendía entender la música que sonaba de
fondo, pero los latidos de su corazón eran más fuertes, quería huir al baño y
refugiarse en ese espacio de privacidad, pero el baño estaba de camino al
encuentro de Gustavo, cerró los ojos y
giró el cuerpo, no podría, no debería,
pero la imagen de esas piernas largas y lustrosas, de esas nalgas
generosamente formadas y de ese abdomen tenso lo tenían ansioso. Se volvió
bruscamente para buscar nuevamente la mirada de Gustavo y lo encontró a su
lado, junto a la cama, de pie y desnudo, las manos del huésped guiaron a las de Gustavo a recorrer su cuerpo, ambos
se tumbaron en la cama, la visita se hizo extraña, encantadora, diferente, la
partida se pospuso, el cuarto de huéspedes permaneció caótico, la cama de
Gustavo jamás tan cálida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario