lunes, 17 de mayo de 2010

Y no RecuerDas NaDa?


Y no recuerdas nada?

David es administrador de empresas, realmente, recién egresado, ha conseguido unas prácticas rentadas en una empresa mediana, de casi 300 empleados, en el área de personal,

Ha sido siempre buen alumno, impecable en modales y un hijo engreído de mamá. Pese a sus 23 años, nunca ha tenido enamorada, siendo David muy bien parecido.

Es basquetbolista, alto, delgado y de piernas flacas, torneadas y alargadas, escaso de vello corporal, de pelo negro y corto, algo ensortijado, cara alargada, cejas pobladas, ojos almendrados, nariz pequeña, labios rojos, cuello largo, hombros angostos, abdomen plano, brazos fuertes, luce muy bien en terno, y tiene un sentido de la estética muy agudo.

Su trato es afectuoso y sus relaciones con el personal de trabajo, las mejores. Está en la mira de varias compañeras, aunque luce indiferente al amor y a esas cosas vinculadas.

Todo se tornó diferente tras la fiesta de la empresa. Celebraban su aniversario, y se organizó un baile en un gran club, elegante y con generosa dotación de comida y bebida, David no bebe, pero acudió entusiasmado a la experiencia nueva de la interrelación social con ese grupo que empezaba a conocer en los campos meramente laborales.

Su mesa muy amena, conformada de puros varones, eran los solteros y atrevidos del grupo, todos entusiasmados en la conversación en tono alto, morboso y sazonado con whisky, hielo y escasa agua, David, bebió como nunca, bailó poco y se hizo uno más de ese grupo con el que recién interactuaba en esas circunstancias. El grupo era diverso, fluctuaban entre los 20 y 40 años, de variopinta apariencia, y de habilidades sociales diversas, aunque liberados por el alcohol.

La tarde avanzó y la noche llegó sin percatarse de que venía antecedida de varias botellas de whisky, David va al baño y las cosas se tornaron borrosas a partir de ese momento.

Una vez en el inodoro, con la bragueta abierta y con el pene sostenido con la diestra mientras la otra mano se apoyaba en la pared frente a él, sintió que alguien ingresó al baño, y que tras poner el seguro en la puerta se dirigió hacia él torpemente, lo abrasó por la espalda y lo besó en el cuello sin percatarse que tras esos movimientos, David había mal direccionado el chorro que emanaba sobre el piso y su propia ropa. David giró torpemente e intentó apartar a su casual agresor, pero respondió inconscientemente al beso recibido. Al cabo de un instante, ambos se besaban agresivamente, los pantalones de ambos se deslizaron a los tobillos y sus manos recorrían nalgas y penes masturbando mutuamente o presionando las curvaturas con desenfreno.

David tenía los ojos cerrados, disfrutaba del momento, se deslizaba por el cuello de su ocasional amigo, dejando a su lengua marcar la ruta con la humedad esperada, en una de esas él bajo hacia el pene de David y lo beso intensamente, lo introdujo en su boca friccionándolo con los labios apretados, simulando un freno delicioso que era violentado reiteradamente, David gemía ligeramente. Habrían transcurrido 3 minutos ya cuando la puerta fue golpeada con intensidad, David calzó sus pantalones rápidamente, y se acercó al lavatorio, su amigo se introdujo en el baño y cerró la media puerta quedando dentro, David mojó su rostro y su pelo, y abrió la puerta saliendo torpemente, tambaleándose hacia el salón, buscando su mesa.

Al llegar se sentó, cogió el vaso y siguió bebiendo, cerraba los ojos y recordaba el momento vivido, aun conservaba la erección, y esa nueva sensación al roce de unos labios en su zonas más sensibles, al cabo de un instante reaccionó, miró a su alrededor y lo miraban extraño, eran solo tres en la mesa, los demás se habían ido ya, David preguntó por ellos y no le supieron dar razón, regresó al baño y estaba vacío, cerró los ojos e intentó recordar el rostro de su ocasional amante, pero fue imposible, recordaba su olor, sus labios, la tonicidad de sus músculos, la textura de su pelo, pero no su rostro.

Las cosas se fueron poniendo claras para David. Ahora ha decidido experimentar esa opción sexual recién conocida, ya no busca al socio casual de aquella vez, seduce a todos con el mismo entusiasmo mezclado con servicialidad profesional, sabe que lo encontrará, espera al fin de semana para proponer unos tragos al grupo, espera repetir esa noche, pero esta vez, no espera que alguien interrumpa al tocar la puerta, espera concluir, lo iniciado torpemente esa noche de aniversario institucional.

martes, 11 de mayo de 2010

De CitAs..


De Citas
(a un buen amigo, que al leerla, sabrá que es para él)

* Gracias por las más de 5000 visitas!!!


Carlos estaba algo angustiado, tenía esas ansias de transgredir que se suelen tener de vez en cuando, sobre todo cuando los periodos de abstinencia son largos y la satisfacción autoinfringida cansa. Era domingo por la tarde, la ciudad es pequeña por lo que uno conoce a los mismos cada vez que se atreve a escapar a algún lugar de ambiente o a navegar por alguna sala de chat y de citas gay. Aun así, se arriesgó.

Carlos tiene 26 años, ha acabado hace un año una relación larga, y desde ahí, ha estado solo, y no ha tenido sexo, es un tipo agradable, su conversación es fluida, nunca carece de tema, está bien vinculado socialmente, su opción es discreta, y su trabajo muy cómodo, es asiduo al gimnasio, y muy preocupado por sí mismo, es alto, delgado, de porte militar y estilo moderno, luce bien realmente. Es solo Activo.

Se conectó a una sala de citas y entre los pedidos que se exploraron, había uno que hacía referencia a un tipo que se hallaba de paso, Carlos atendió esa búsqueda e inició el intercambio con Miguel, Colombiano que se hallaba de paso a Lima, pero que tuvo que quedarse una noche en la ciudad por cuestiones de clima, tras los saludos de estilo y el planteo de lo qué se busca, Carlos se describió con sinceridad, no quiso enviar una foto ni poner su cámara, ya que ese paso solo se da si el cómplice accede a lo mismo, Miguel fue de frases breves, se hallaba en una cabina por el centro de la ciudad y no tenía ni fotos ni cámara, pero le propuso a Carlos un encuentro, y ver que sale. Carlos le pidió que se describiera y Miguel lo hizo dando los siguientes detalles: soy blanco y castaño,tengo 21 años, mido 1,79 y soy delgado debo estar pesando 72 kilos, uso pelo muy corto, tengo los ojos verdes, y la barba algo crecida, dos días sin afeitarme es crítico, comentó, no se autodefinió guapo, pero se pintaba muy atractivo, se dijo varonil y discreto.
Estaría vestido con un pantalón de color negro y una casaca naranja, y planteó una placita céntrica para el encuentro, en realidad no le dejó mucho tiempo a Carlos para pensarlo, le dijo : te veo ahí en 15 minutos, no faltes, Carlos, no se negó, pero al querer retomar la conversación Miguel ya no estaba.

Carlos andaba ansioso y se topó con un mentiroso, ese perfil era muy extraño, poco veraz, tan guapo y solo, era imposible, pese a eso, tomo un casaca gruesa, era invierno, y enrumbó a dicha plaza.

A lo lejos distinguió el porte de Miguel, era real, alto, delgado, atlético, rapado y de tinte castaño en el cabello y la brava, sus ojos opacaban la belleza de sus otras facciones, eran impresionantemente verdes, se había olvidado de describir su nariz recta y sus labios gruesos, sus dientes perfectos, vestía buzo negro, y la casaca de aplicaciones naranjas, algo ajustada hacía referencia a una musculatura trabajada. Su dejo era colombiano, sus maneras delicadas, fumaba.

Carlos estaba ansioso, caminaron diciendo poco, parece que miguel tenía prisa, llegaron al hotel, subieron ambos, a Carlos le importó poco la presencia del recepcionista y su mirada inquisidora, llegaron a la habitación y Miguel forzó a Carlos a un beso, el sabor mezclaba la fresa y menta con tabaco, pero los labios tensos y carnosos prometían, se desnudaron rápidamente, mientras seguían besándose, esa etapa fue torpe, Carlos mostraba una generosa erección, no era del promedio, él lo sabía , lo superaba cómodamente, Miguel era velludo, muy bien proporcionado, de formas delicadamente trabajadas, y de movimientos delicados, sus manos suaves recorrieron a Carlos, por todos sus rincones, Carlos atacaba su cuello arrancando gemidos, Miguel exigió acelerar el juego, rompió el sobre de un condom y lo calzó en Carlos, lo hizo acariciándolo repetidamente en esa generosa sección de su anatomía, así y de pie le dio la espalda, se inclinó ligeramente y con las manos hacia atrás, colocó el pene de Carlos entre sus nalgas, acariciando su ano, se humedeció las manos con saliva, y la discurrió sobre Carlos, retrocediendo ligeramente, Carlos tardó un segundo en ingresar, y cuando lo hizo, se preocupó de llegar lo más profundamente posible, el gemido de Miguel lo excitó mas, pero al iniciar el rítmico vaivén Miguel lo detuvo bruscamente.

Carlos no se había percatado, pero tras su primer movimiento, Miguel se retorció manifestando dolor y placer, luego dilato ligeramente, para eyacular una generosa cantidad sobre la alfombra y la ropa que se hallaba en el suelo, Miguel rogó a Carlos que se retirase de él, y luego que lo disculpe, pero que no podría continuar, no le dio ni siquiera la opción a masturbarse, ni a disfrutar de mas roces o caricias con ese cuerpo perfecto e irreal, de aquella tarde de casualidad y de rara coincidencia.

Se vistió rápido y dejó la habitación, fueron minutos, el aún sudaba, el recepcionista lo intimidó, Carlos salió apresurado.

Era demasiado bueno para ser real, pero fue su primer contacto. Miguel siempre hace escalas, ahora son programadas, y en cada encuentro, se preocupa por agradecer y reiterar su pedido de perdón, por esa primera vez, torpe, ineficaz para Carlos, pero que logró que él disfrutase de un orgasmo anal, como nunca antes lo había vivido y que lo obliga a retornar una y otra vez, y a seguir haciéndolo, mientras se mantenga ese efecto que no ha variado a pesar de tantos años.

lunes, 3 de mayo de 2010

CoMpLicIdad en el aNoniMato


Complicidad en el Anonimato

Mary había visto a Paolo desnudo en varias ocasiones, disfrutaba del preámbulo a sus actividades amatorias, Paolo era muy creativo, tardaba en su preámbulo, se desnudaba lentamente, se meneaba, era más sexy que ella misma, a ella le gusEtaba, le parecía original y hasta sexy, eran enamorados hace mas de 1 año y habían iniciado su vida sexual al cabo de los 6 primeros meses, Paolo fue el primer hombre que hizo suya a Mary y ella casi lo amaba.

Ambos tenían 19, y se conocían bien, insisto Mary había visto varias veces desnudo a Paolo, y conocía cada rincón de su cuerpo, el era de Trujillo, una ciudad al norte de Lima, y se había mudado a la capital para estudiar en la universidad, vivía en una habitación cómoda en una zona tranquila y cercana a la casa de Mary, quien era de Lima y a quien conoció en la universidad. Ese cuarto fue el testigo de sus inexperiencias y demás torpezas al momento de hacer el amor, él dejaba siempre una llave en la tiendita de la esquina, ella la recogía y entraba en el edificio como en su casa, era una complicidad plena.

Ella se impresionaba de su suerte, no era muy atractiva, era baja de estatura, su estilo era más bien simple, y su verbo algo tímido, en cambio él era atractivo, superaba el metro y ochenta, era atlético, de tez bronceada y ojos verdes, labios carnosos y rojos, pelo crespo y marrón, de mucho vello, finamente distribuido sobre su cuerpo y marcado en la línea abdominal anterior y en el pecho, de piernas impresionantes y nalgas prominentes, ella deliraba con su imagen desnuda cada vez que se tocaba sola en su habitación, o en la ducha, ya que tras conocido el goce del sexo, no se limitó a brindarse, además, algunas sesiones de placer ella sola.

Pero esa tarde fue distinta, el viajaba a Trujillo a ver a la familia, era viernes, y como muchos viernes, la cita se sucedió temprano, almorzaron juntos, y enrumbaron al cuarto de siempre, él preparó el ambiente como siempre, la música lo hizo menearse y desvestirse para ella, luego torpemente se posó sobre ella y la hizo suya, como otras veces, luego ella se vistió y le dio un tierno beso, el arreglaría su mochila y enrumbaría a casa de sus padres hasta el lunes por la mañana.

El sábado en la mañana, Mary se percató que no tenía su monedero, en el que entre otras cosas estaban sus píldoras anticonceptivas, así se ducho temprano y enrumbó a la farmacia, pero recordó que tenía la llave del cuarto y que lo más probable es que ese monedero se hallase ahí, así que de camino se detuvo en el edificio, e ingresó al cuarto de Paolo, el monedero estaba sobre la mesa de noche, junto a la billetera de Paolo y debajo de otras prendas que no eran de él, la cama desordenada y sobre ella, estaban ellos desnudos y abrazados, olía a alcohol, ella lo había visto varias veces , así, sin ropa, pero nunca en esa situación, su acompañante parecí algo mayor, como de 28 asumió, era moreno y no menos atractivo que Paolo, ambos estaban tendidos boca abajo y una de las manos del visitante descansaba sobre las nalgas prominentes y recubiertas de vello dorado de Paolo, el suelo una caja de preservativos rota, a los pies una botella de whisky a la mitad. Ella se quedó pasmada, ellos seguían durmiendo, entonces comprendió.

Mary Supo en ese instante el por qué de muchas cosas, el porqué del interés en una mujer que no era compatible al perfil de Paolo, el porqué de sus torpezas al hacer el amor, de esas erecciones frustras, del porque de las películas pornográficas, y las miradas fijas en la tele mientras la penetraba, el porqué tenía que tocarse ella misma tras la ausencias prolongadas del placer que él debería brindarle, el porqué de sus ausencias los fines de semana, el porqué de su forma perfecta de vestir, de su aroma tan dulce, de su rostro siempre limpio y rasurado, del tono de su voz, de la forma tan pensada de expresarle sus sentimientos, de la música que disfrutaba, de algunos de sus amigos y contactos en el facebook o en el hi5, ella abrió los ojos, una lágrima resbaló por sus mejillas, pero no hizo ruido, solo recogió su monedero, y salió sutilmente, dejando la puerta muy junta, para no despertarlos si la cerraba.

Mary camina de la mano de Paolo, lo besa delante de todos en la universidad, lo luce y promociona su masculinidad cuando comenta detalles íntimos con sus amigas y amigos, no le exige más en la cama y se toca más seguido, y aún lo hace pensando en él, en Paolo, pero ahora lo imagina desnudo, con un acompañante varón y moreno a su lado, con la mano de éste último posada sobre sus nalgas prominentes y se excita ahora alcanza el placer mucho más rápido que antes y esa idea mórbida le agrada.