lunes, 3 de mayo de 2010

CoMpLicIdad en el aNoniMato


Complicidad en el Anonimato

Mary había visto a Paolo desnudo en varias ocasiones, disfrutaba del preámbulo a sus actividades amatorias, Paolo era muy creativo, tardaba en su preámbulo, se desnudaba lentamente, se meneaba, era más sexy que ella misma, a ella le gusEtaba, le parecía original y hasta sexy, eran enamorados hace mas de 1 año y habían iniciado su vida sexual al cabo de los 6 primeros meses, Paolo fue el primer hombre que hizo suya a Mary y ella casi lo amaba.

Ambos tenían 19, y se conocían bien, insisto Mary había visto varias veces desnudo a Paolo, y conocía cada rincón de su cuerpo, el era de Trujillo, una ciudad al norte de Lima, y se había mudado a la capital para estudiar en la universidad, vivía en una habitación cómoda en una zona tranquila y cercana a la casa de Mary, quien era de Lima y a quien conoció en la universidad. Ese cuarto fue el testigo de sus inexperiencias y demás torpezas al momento de hacer el amor, él dejaba siempre una llave en la tiendita de la esquina, ella la recogía y entraba en el edificio como en su casa, era una complicidad plena.

Ella se impresionaba de su suerte, no era muy atractiva, era baja de estatura, su estilo era más bien simple, y su verbo algo tímido, en cambio él era atractivo, superaba el metro y ochenta, era atlético, de tez bronceada y ojos verdes, labios carnosos y rojos, pelo crespo y marrón, de mucho vello, finamente distribuido sobre su cuerpo y marcado en la línea abdominal anterior y en el pecho, de piernas impresionantes y nalgas prominentes, ella deliraba con su imagen desnuda cada vez que se tocaba sola en su habitación, o en la ducha, ya que tras conocido el goce del sexo, no se limitó a brindarse, además, algunas sesiones de placer ella sola.

Pero esa tarde fue distinta, el viajaba a Trujillo a ver a la familia, era viernes, y como muchos viernes, la cita se sucedió temprano, almorzaron juntos, y enrumbaron al cuarto de siempre, él preparó el ambiente como siempre, la música lo hizo menearse y desvestirse para ella, luego torpemente se posó sobre ella y la hizo suya, como otras veces, luego ella se vistió y le dio un tierno beso, el arreglaría su mochila y enrumbaría a casa de sus padres hasta el lunes por la mañana.

El sábado en la mañana, Mary se percató que no tenía su monedero, en el que entre otras cosas estaban sus píldoras anticonceptivas, así se ducho temprano y enrumbó a la farmacia, pero recordó que tenía la llave del cuarto y que lo más probable es que ese monedero se hallase ahí, así que de camino se detuvo en el edificio, e ingresó al cuarto de Paolo, el monedero estaba sobre la mesa de noche, junto a la billetera de Paolo y debajo de otras prendas que no eran de él, la cama desordenada y sobre ella, estaban ellos desnudos y abrazados, olía a alcohol, ella lo había visto varias veces , así, sin ropa, pero nunca en esa situación, su acompañante parecí algo mayor, como de 28 asumió, era moreno y no menos atractivo que Paolo, ambos estaban tendidos boca abajo y una de las manos del visitante descansaba sobre las nalgas prominentes y recubiertas de vello dorado de Paolo, el suelo una caja de preservativos rota, a los pies una botella de whisky a la mitad. Ella se quedó pasmada, ellos seguían durmiendo, entonces comprendió.

Mary Supo en ese instante el por qué de muchas cosas, el porqué del interés en una mujer que no era compatible al perfil de Paolo, el porqué de sus torpezas al hacer el amor, de esas erecciones frustras, del porque de las películas pornográficas, y las miradas fijas en la tele mientras la penetraba, el porqué tenía que tocarse ella misma tras la ausencias prolongadas del placer que él debería brindarle, el porqué de sus ausencias los fines de semana, el porqué de su forma perfecta de vestir, de su aroma tan dulce, de su rostro siempre limpio y rasurado, del tono de su voz, de la forma tan pensada de expresarle sus sentimientos, de la música que disfrutaba, de algunos de sus amigos y contactos en el facebook o en el hi5, ella abrió los ojos, una lágrima resbaló por sus mejillas, pero no hizo ruido, solo recogió su monedero, y salió sutilmente, dejando la puerta muy junta, para no despertarlos si la cerraba.

Mary camina de la mano de Paolo, lo besa delante de todos en la universidad, lo luce y promociona su masculinidad cuando comenta detalles íntimos con sus amigas y amigos, no le exige más en la cama y se toca más seguido, y aún lo hace pensando en él, en Paolo, pero ahora lo imagina desnudo, con un acompañante varón y moreno a su lado, con la mano de éste último posada sobre sus nalgas prominentes y se excita ahora alcanza el placer mucho más rápido que antes y esa idea mórbida le agrada.

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