martes, 28 de septiembre de 2010

ERICK!


Erick!

Erick había conseguido lo que quería, se hallaba en la cama de Carlos, a quien había conocido hace unos años de una manera poco agradable, es más ese primer contacto fue malo, Carlos lo odió, no daré detalles, pero las cosas no se dieron bien en ese primer momento, ahora se hallaba recostado en su cama, tratando de seducirlo. Carlos externamente reacio a la idea, jugaba mentalmente con poseerlo.

Erick es un chico especial, realmente posee la capacidad de envolver a la gente con su dialogo, delgado y pequeño, menudo y delicado, de piel muy blanca, de nariz prominente, de formas alargadas y huesudas, de pelo negro y alterado, de ojos grandes y oscuros, de pestañas gruesas, de aretes en cejas y labios, de ropa coqueta algo atrevida y de una conversación interminable.

Erick bordeaba los 20, Carlos ya grande, de unos 46, bien llevados, interesante, culto y de buena conversación, de apariencia atractiva, alto, delgado y con formas, de pelo corto y algo cano a los costados, la barba crecida, pero no por descuido, sino por cuestiones de look, vestía de manera informal, pero laboralmente se obligaba al traje y corbata, olía siempre bien, o madera, o flores, en razón a la estación, era funcionario de una empresa grande y exitosa, tenía un roce interesante, conoció a Erick por una casualidad, el contacto fue siempre sexual desde un primer momento, pero frustro aquella ocasión; habían coincidido después de meses en el chat y se permitieron retomar la charla, los temas iniciales fueron tontos, las disculpas solicitadas por Erick tras aquel primer mal momento, fueron aceptadas por Carlos, Erick insistió sutilmente, y terminó acudiendo a la casa de Carlos esa misma tarde.

El encuentro fue concebido para ser sexual y fue un gran encuentro. Carlos es un tipo tranquilo, de dejarse seducir e impresionar, y esa tarde escucho la conversación de su amigo, lo miró, lo desnudó en la mente, las maniobras que pensaba hacer estaban ya plenamente dimensionadas en su imaginación y la sorpresa fue grata cuando las cosas se sucedieron tal cual las había planeado, porque aquellas eran las mismas que había imaginado Erick para aquella ocasión.

La ropa callo, la desnudez fue total, los dedos invadieron espacios donde la excitación era plena, las orejas de Erick eran de lo más sensibles, sus labios aunque delgados, besaban con pasión, y el jugueteo de un arete tonto ubicado en uno de sus rincones, hacían que las cosas se hagan algo más excitantes que de costumbre. Los labios recorrían rincones que uno no podría imaginar que existen, Erick tenía cierta facilidad para envolver entre sus labios y su lengua, cualquier rincón que podía encontrar en la piel de Carlos, y éste por su lado se extendía en la cama y se dejaba hacer; cuando llegó el momento de pasar más allá, no hubieron reparos, parecían amantes conocidos, y éste uno de sus momentos ensayados.

La penetración fue un momento cada vez mas postergado, el juego no fue breve, en realidad Carlos insistía acaloradamente por ingresar a esa ruta ya delineada, Erick mostraba una entrega total, pero al mismo tiempo guardaba para sí ese momento como el final supremo del encuentro, se mantuvo el juego, hasta que en algún instante, Carlos se encontró dentro de Erick, y ese preciso momento se convirtió en el segundo capítulo de la misma historia, llena de fluidez y placer real. El movimiento fue lento y muy acompasado, dibujando cambios entre ellos, en sus posturas, combinado extremidades, girando sutilmente, viviendo en tres flexibles dimensiones, con un punto fijo de referencia, Carlos dentro de Erick. No hubieron aceleradas, de esas que uno acostumbra dirigir cuando quiere llegar rápido a la meta, simplemente un ritmo que de momento se pausaba en caricias y jugueteos, mientras la unión permanecía intacta, la cosa duró sorprendentemente, era el estilo de Carlos, esa manía por hacer las cosas pausado y con consecuencias o finales sorprendentes, Erick estaba fascinado, se reflejaba en su rostro, en su forma de gemir, en la manera en que exigía que lo muerdan, que lo huelan, que lo estrujen, que lo acaricien, Erick exigió y Carlos siguió postergando el término; cuando ya no pudo más y gimiendo sutilmente, terminó dentro de él calmo y relajado, permitiendo que tras ese momento final, los cuerpos se mantengan conectados, sudorosos y enfriándose, marcándose el uno al otro esas rutas que les gustaría recorrer una vez y otra , cada coincidan o programen una cama cómplice.

Me los imagino a ambos tirados sobre una cama, desnudos, uno al costado del otro, cada quien con la más perversa fantasía sobre lo que acababa de ocurrir, Erick estaba agradecido sexualmente, fascinado por la idea de haberse “sacado el clavo”, de haberse “comido a ese tío tan bueno” al que había conocido hacía unos meses, y al que no pudo tener en aquel momento ya que una de sus actitudes negó esa posibilidad, en este periodo había jugado mucho, había adquirido mucha experiencia, había viajado y conocido mucha gente y de lo más variada, había sido casi promiscuo, pero su concepción era de experimental, se hallaba abierto a cualquier posibilidad , sobre todo a aquellas que le permitan vivir sus sensaciones de manera plena. Carlos por el contrario, no tenía nada planeado, simplemente fue algo que ocurrió, y que nació de una conversación interesante, pero que acabó con un momento de relajo que le compuso la semana y que a él le permitieron muchas cosas más, tras el placer sexual de aquel momento. Cada quien obtuvo lo suyo.

Conversan seguido por chat, se han dado cuenta que existen muchas cosas que pueden decirse, de escribirse, fuera del campo de batalla que es la cama, sino acerca de intereses comunes asociados a un trasfondo de ideas, pensamientos, lecturas, escritos que comparten, se han encontrado un par de veces más, Erick me narraba que esas siguientes veces fueron tanto mejores una que la otra, hoy se postergan juegan a la espera, ya que tras ella redescubren con mayor entusiasmo esas rutas que marcaron con dedos y saliva, uno sobre otro, tras ese primer encuentro de reconciliación.

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