lunes, 27 de julio de 2009

Un Beso..


Un Beso
III


Jano se paso el domingo tirado en su cama, ni siquiera tomó una ducha ese día, se concentró en la bombilla de luz que iluminaba la habitación, sus ojos parpadeaban a las justas, tenia mil cosas circulando por su cabeza, y al mismo tiempo tenía la cabeza vacía, no lograba aterrizar ninguna idea, no sabía cómo sería el lunes, como enfrentar a Gabriel, como enfrentarse a sí mismo al verlo, cómo reaccionaría, podría delatarse, que delataría, si ni siquiera sabía que es lo que sentía.
El lunes fue un día normal, el grupo se reencontró y Gabriel fue igual de afectuoso con Jano, como lo había sido el primer día de clases, parecía que el evento del sábado, no hubiese ocurrido, a Jano le pareció la mejor forma de enfrentar el asunto, simplemente, nada había ocurrido, Jano retomó el fulbito del recreo, Gabriel miraba al grupo desde el kiosco del patio, en realidad no miraba a los equipos enfrentarse, miraba a Jano correr tras la pelota, rudo e inagotable; Al sonar la campaña los niños corrían al baño, y al grupo se unía Gabriel, acompañaba a Jano mientras éste se lavaba el rostro, humedecía el cabello, y disimulaba los rastros de sudoración que había generado ese partido de 15 minutos. Eso sucedía siempre, solo que ahora Jano empezó a notar que era una actitud un poco extraña.
Al finalizar la jornada, los jugadores del equipo del colegio, se quedaron unos minutos para coordinar los entrenamientos parea el próximo campeonato, Jano era convocado y Gabriel lo esperaría para caminar rumbo a casa, juntos. Al salir Jano, Gabriel reniega por lo prolongado de la espera, Jano se disculpa y le agradece a su amigo por la paciencia mostrada, al fin y al cabo, no estaba obligado a esperarlo.
Caminaron sin decirse mucho, al llegar a casa de Jano (la primera en la ruta) , Gabriel se acercó a su amigo, como queriendo decirle algo al oído, era una forma diferente de despedirse, ya que lo usual era un tibio apretón de manos para sellar la ruta, luego de acercarse, Gabriel giró intempestivamente el rostro y pegó sus labios a los de Jano, eran las 2 de la tarde y la calle estaba milagrosamente desierta, Jano se introdujo rápidamente tras su puerta y en esa inercia se arrastró Gabriel, siempre con los labios sobre los de su amigo, Gabriel movió ligeramente sus labios, humedeció los Jano, tenía los ojos cerrados, Jano no reaccionó, no retrocedió, ni correspondió al beso, ¿era un beso? Eso se gritaba en la mente de Jano, Gabriel estaba seguro de que si lo era, estaba seguro de que Jano le correspondía, no recibió respuesta al roce de sus labios, pero tampoco existió huída, era cómplice, ambos estaban pecando, y lo hacían juntos, el momento fue interminable, duró segundos , 5 ó 6 , pero pareció eterno. Jano atinó a empujar suavemente a su amigo y a cerrar la puerta dejándolo fuera de casa.. Gabriel sonrió y emprendió el camino a la suya. Al poco rato sonó el teléfono en casa de Gabriel, él contestó como siempre.. pero nadie habló, solo se sentía una respiración ligeramente agitada, Gabriel sostuvo el teléfono cerca a sus oídos, al otro lado Jano no sabía que decir, pero necesitaba estar con su amigo, aun no podía aterrizar las mil ideas que circulaban en su cabeza , y tenía un nuevo problema que enfrentar, el latido de su corazón, que disparaba a galope cada vez que miraba a Gabriel, que lo oía, que lo olía o que simplemente lo imaginara.

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