No hay primera sin varias mas!
Alejandro quedó tendido sobre la cama, su cuerpo brillaba
bajo la iluminación que irradiaba el televisor encendido y sin sonido, sus ojos
permanecían alertas, su respiración se mantenía agitada, sonreía a medias,
Antony se levantó de la cama lentamente, necesitaba ir al baño, Alejandro lo observó
al detalle, lo amaba.
A paso torpe logró salir de la cama y dirigirse a la puerta,
estaba desnudo, la luz tenue era perfecta, hacían que sus formas redondas se potencien
.. Alejandro lo miraba hipnotizado, sus más locos deseos hervían en ver, oler,
sentir, y esa pasarela a media luz lo
encendía nuevamente, acaban de hacer el amor, pero una erección se proyectaba
nuevamente en su entrepierna, Antony renegaba, Alejandró le pidió que camine
lento, y entre risas, Antony reclamaba “en eso nada más piensas”, el morbo era
total. Antony enlenteció el paso.
Era alto, pero no tanto, era grueso, sin ser gordo, sus
formas redondas lo hacían muy atractivo, sus hombros, su espalda formada y esas
nalgas saltonas que trastornaban al
novio, si eran novios y ya estaban varios meses juntos, la piel blanca cubierta
de vellos generosamente, los risos del pelo brillaban, y su andar coqueto
encendían a quien observaba desde la cama, habían llegado ansiosos de una cena
con amigos, el vino había sazonado la jornada, se deseaban, tiraron la ropa en
la sala y caminaron desnudos a la habitación, la jugada había sido muy rápida,
los besos torpes, algo toscos, las manos habían recorrido los cuerpos con
apretones exagerados, algunas marcas de mordiscos verían la luz al día
siguiente, el juego concluyó con Antony tendido boca abajo y Alejandro sobre él
haciéndole el amor mientras mordisqueaba su espalda, su cuello, sus orejas.
Suspiró muy fuerte y se tendió al finalizar, agitado. Y ahora
observa a Antony caminar rumbo al baño, le gusta tanto, lo pone tanto, lo
trastorna.
Antony sabe que es observado, Alejandro se lo advirtió, sabe
que es lo que tiene y sabe cómo volver loco a su novio, no tardó mucho, retornó
del baño sonriente, el reconoció esa mirada, apagó la tele, encendió esa
lámpara de noche de luz tan tenue, pero constante, besó a Alejandro con fuerza
y recorrió con sus manos esa entrepierna
proyectada generosamente, fuerte, como si de la primera jugada se tratase, se
rieron, e iniciaron la partida, ahora calmos, juguetones era la primera vez que
pasaban a un segundo round tras tan breve reparo, Alejandro estaba seguro de
rendir, Antony lo retaba con la mirada, la jugada fue perfecta.
La noche había sido muy buena, Alejandro cierra los ojos, y
en ese medio sueño, tiene a Antony caminando rumbo al baño, tambaleante,
coqueto, perfecto, se toca y se sorprende, una erección generosa vuelve a
proyectarse en esa entrepierna, gira y acaricia la cintura de Antony, quien sonríe
para sus adentros. La noche aún no había concluido.
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