La evolución del gusto..
De pequeño habían cosas que no me agradaban, e incluso que toleraba poco, la escasa paciencia es innata en el niño, pero ahora cuando me veo varios años atrás, me rio y creo que es sano el poder reírse y el no tener que lamentarse del cómo éramos, porque se supone que la vida nos ha permitido el cambio, la evolución.
Recuerdo que odiaba la crema de espárragos, que mamá se esmeraba en preparar en las noches de verano cuando fugaba la familia en pleno, a la playa, o el que cada mañana untaba un poco de gel en mi cabello y lo ordenaba con un peine que cada vez que circulaba por mi cabeza me dolía como si me estuvieran arañando la piel, odiaba quedarme solo en casa, porque me intrigaba en qué andaban mis padres, odiaba la música de Ricci Poveri en Italiano, el idioma de mi padre. Ahora que evoco mis odios pasados, me rio de lo simple que era mi vida, y la extraño.
Las cosas evolucionan, cuando bordeaba los 20 me preocupaba por lucir bien, oler bien, hablar con propiedad pero actual, a estar pendiente de mi entorno , sobretodo de aquel entorno social tan vital para un joven de esa edad, buscaba en mis más cercanos amigos características similares, el filtro era cruel, muchas veces eso prejuicios de la inmadurez me hicieron perder a más de un amigo y a caerle mal a más de uno. Ni qué decir de aquel a quien uno seleccionaba para llevárselo a la cama, tenía que ser guapo, es decir, encasillarse en el parámetro de la simetría facial, y del estándar latinizado, o muchas veces externo, tenía que ser atlético como uno, y si era codiciado por alguien más, hacer notar que uno se llevaba el premio cuando tenía esa suerte. No creo que todo esto haya sido malo, al menos nos ha servido para aprender, muchas veces este galán seleccionado, no sirvió para más que una noche de desenfreno, pero que tras el placer, no brindó ni conversación alturada ni afecto.
Yo insisto en la normalidad de la estupidez adolescente llena de superficialidades y vanos detalles, pero rechazo tajantemente su prolongación en el tiempo, ya que es preciso evolucionar. Hoy, el deseo por lo atractivo persiste, y es útil de primer intento para poder acercarnos a alguien, aunque nuestros estándares cambian, creo yo que el cuerpo atlético pasa a un segundo plano, uno prefiere el equilibrio físico, la belleza se transforma en el gusto por el cuidado personal, no creo se soporten unas uñas descuidadas, o signos de falta de higiene, o un olor que no se acomode a la situación. Uno utiliza el preámbulo coloquial, de temas que sean comunes, de muestras de involucramiento con la realidad a la que permanezcamos, el detalle de la superficialidad no se pierde, aun se nos permite en son de broma , uno necesita que quede de esencia la existencia de valores, metas y ya algunos logros.
El sexo cambia, no quiero decir que se vuelva tántrico o aburrido, pero tiene su evolución, uno disfruta más con los sentidos, ilumina los escenarios, se toma el tiempo para poder ver, para oler y para saborear, la penetración se hace con pasión pero con la rudeza exigida en complicidad, uno se permite entender las señales, las caricias que guían los gustos de cada quien, para girar, para elevar o descender una extremidad, para poder hacer notar que estamos disfrutando o que definitivamente es preciso reacomodar. Pueden permanecer esas locuras furtivas y veloces, pero se convierten en eso en “locuras” y no en nuestro frecuente actuar. Creo que es preciso analizarnos y ver como hemos ido cambiando, como nuestro atractivo ha evolucionado, y afirmar que nos gustamos más, que lo que hicimos antes nos causa risa, y no nos arrepentimos de la experiencia ganada, pero que ya no somos iguales, que hemos crecido.
Hoy adoro los espárragos, en mil formas, la crema es la más cotizada de todas, me recuerda la playa en mi infancia, uso gel, pero no peine, mi soledad es mi dominio, mi espacio, y en ocasiones la necesito, no me intriga saber qué hacen mis padres, ellos ya están grandes, pero estoy más que nunca pendiente de ellos, adoro Ricci Poveri , y estudié italiano para sacarme esa espina de poder cantar sus canciones sabiendo ahora qué es lo que dicen sus letras, adoro haber tenido una vida tan simple, y adoro notar que las cosas han evolucionado.
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