martes, 15 de diciembre de 2009

IX. El inicio tras el fin


IX. El inicio tras el fin


Lima, agosto 3 del 2005


Querida mamá,


No sé si esta carta quedará en ti, o quizás se muestre, de ser así, el saludo debe ser más amplio, ir a quienes hoy están tristes por mí, y seguramente han llorado o se han lamentado por lo ocurrido, no pretendo convencerlos de que lo que hice ha sido lo mejor, pero aun a puertas de hacerlo me siento calmo, y tranquilo en mi mente y corazón, temeroso de Dios pero rogando su entendimiento.


La vida me ha retado varias veces, se me acabo temprano, pero pese a eso, creo que me permitió evolucionar, me dio espacios de felicidad y me permitió llorar, y he sido feliz de hacerlo, porque es la prueba más grande de que he querido, te he querido a ti mamá, a papá, y sentido ese amor distinto que me hizo sonrojar, ser apasionado, sentir y hacer sentir, me gustaron ellos, así me toco ser, gay, y creo que tu lo sabías, pero las formas de liberar mi sexualidad, jamás fueron aquellas cosas de las que se habló de mí, y eso me brinda un orgullo sutil, y mantiene mi conciencia en paz, sobre todo por ti y por los nuestros.


Soy cobarde, Tú lo sabes, la sola idea del dolor, me dolía más que el tormento de la enfermedad, no podría enfrentarla, y seguramente sobre esto daré vueltas en el resto de la carta, pero mi razón principal, el detonante de la fuga es mi cobardía. Tengo un cáncer avanzado, no hay retorno, habla con Marco , el doc, el te explicará, hubiesen sido semanas de dolor, y una imagen totalmente distorsionada de quien soy, no quería que me recuerden así, no quería enfrentarme a ese destino. Por eso me fui.


Anoche, mientras arreglaba las cosas, terminaba de poner en orden mi vida, sentí que las cosas que he pasado han sido las necesarias para poder decir que he sido feliz, me toco hacer aquello que se debió, en el momento preciso, no antes como para estar incapacitado para hacerlo, ni después como para que me lamente de no haberlo realizado antes, ojeaba el álbum de fotos, y noté que en casi todas ellas luzco sonriente, desde aquellas amarillentas por el paso del tiempo, hasta las mas recientes, y algo agradadle además es ver en ellas a gente que ríe conmigo, que es feliz compartiendo mi felicidad, que asumo es porque nos une algo más que el solo hecho de conocerlos, debe existir cariño, sincero, y de verdad.


Hoy veo todo en colores, creo que esas pastillas hacen el efecto que uno espera… y mas, hasta me permito sonreír cuando una que otra lágrima transcurre por mi rostro, es parte de cobardía, o una muestra real de que sé sentir. Siempre fue grato besarte en la mejilla, o la de papá, no solo de niño, sino hasta hace poco, fue sano ser uno mismo cuando se trata de sentir, me he permitido llorar cuando lo necesitaba, y he necesitado llorar hasta cuando he disfrutado de una película romántica, cuando he visto a un niño sonreír de la dicha de reencontrarse con su madre, o hasta en algún mensaje difundido en la red dando cuenta de algún evento que conmueve o nos haga reflexionar sobre hechos de vida que trascienden, sentir de verdad ha sido rico, y con eso se crece, y nunca se crece solo, ustedes han acompañado esa etapa, y hoy les agradezco por haberme regalado esa forma de ser.


Me he rodeado de muchos, y muchos de ellos los he llegado a querer, así que mil perdones a todos por este exabrupto de cobardía, no sé si me entiendan, en el fondo de mi alma espero que sí, aunque no los culparía de no hacerlo, en todo caso, y con ese único excepto en nuestras relaciones, espero que el resto de nuestra convivencia haya sido grata y me haya permitido dotarlos de algún momento grato, o de significancia, siempre he intentado ser para ustedes un buen amigo, en mera retribución a tanto amor ofrecido por ustedes.


Mamá, te amo, y donde esté, porque esto del amor es eterno, te seguiré amando. Háblame en las noches, que estaré cerca a ti escuchándote, no dejes de usar esa fragancia de jazmines, que es el olor que atesoro en mi corazón de niño y en el de hombre, no cambies tus sonrisas por lágrimas, porque que sonriente eres la mujer más bella del mundo y así te asesoraré en mis recuerdos, si es que se permiten llevarlos con uno.
Un beso eterno


Tu hijo.



Esa noche fue la escogida, no especial ni conmemorativa, hasta ese entonces, en el velador un vaso de agua, y algunas tabletas, regadas en el piso, el frasco vació cerca de la cama, el estaba recostado abrazando su almohada, como durmiendo, su expresión era tierna, su imagen no era trágica, más bien pacífica, ya no estaba, la esencia de su cuerpo lo había abandona, su cuerpo ya no sentía, ni dolor físico, ni angustia mental por el dolor, él creyó que era lo mejor, y probablemente, Lo Fue.

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