lunes, 10 de enero de 2011

HúMedO!!!


Húmedo!

El calor es sofocante, nos ha obligado apagar las luces y abrir la ventana de palmo a palmo, no nos importa el vecino curioso, lleno de dudas respecto a nuestra convivencia, ni su hijo poco delicado, sacando la cabeza de tiempo en tiempo, sin disimular que nos mira extrañado, dos hombres uno al lado del otro, en una gran cama, en poca ropa.

La oscuridad solo se interrumpe por las imágenes juguetonas de las luces que emite el televisor encendido. Te observo atento, estás concentrado, esa película cantada, protagonizada por la Streep, al ritmo de Abba, sonríes para ti, en silencio, ya que me crees dormido.

Me detengo en tus pies, uno sobrepuesto al otro, muestran esos dedos coquetos de uñas limadas, perfectamente cortadas, ese segundo dedo, mas alto que el primero, sus roces juguetones me distraen por instantes, los tobillos huesudos, escasos de bello, tus piernas duras, ligeramente hirsutas, musculadas en el dorso, parecen resplandecer con el brillo tambaleante de la tele, para encontrarse con esos muslos carnosos y perfectamente contorneados, un brillo sutil los invade, un sudor fino que se esparce sobre ellos, el calor es sofocante, estás desnudo, veo la rizada pilosidad de tu pelvis, corta pero esparcida generosamente, como un campo de tréboles en que tu virilidad resalta relajada, como durmiente, alargada, con el glande ligeramente descubierto, destellante por instantes, ladeada, inmensamente provocativa, incluso así, en calma, tras ella, los gemelos redondeados discurren en su generoso saco, perdiéndose sutilmente entre ambos muslos.

Los bellos siguen sembrados hacia el ombligo, delinean un surco central, a cuyos lados los pliegues de tus abdominales hacen un campo fértil para cualquier caricia, tus pechos cuadrados, coronados sutilmente por esas delicadas prominencias que tantas veces he adorado morder.

Tu cuello, el mentón, no logro ver más allá, acuérdate que finjo estar dormido, pero pese a eso, una erección se proyecta sobre la sábana que me cubre, tu finges no darte cuenta, o francamente no lo notas, sigues el ritmo de varios danzarines sobre un muelle y en un mar azul, Pierce Brosnan entona un canto animoso, yo siento que estallo.

Abro los ojos, el sol me invade, las cortinas siguen abiertas, tu no existes, ya no mas a mi lado, una pegajosa fluidez invade mi entrepierna, me toco, y noto que he eyaculado generosamente, el televisor sigue encendido, Dancing Queen suena fuertemente, cierro los ojos, y te veo claramente, que bueno que aun perdures ahí…. Pese al tiempo y gratamente.

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