lunes, 12 de octubre de 2009

RefleXionando..


Reflexiones
XIX


Caminando, acompañado de sí mismo, Jano se rencontraba con esa ciudad en la que creció, si bien es cierto Lima suele ser estresante y algo caótica, tiene algunas rutas que yo también adoro, pasear por Miraflores o San Isidro, bajo la sombra de los arboles que embellecen las veredas, o quizás el decorado de los parques, o el azul del mar que se denota infinito o la arquitectura domiciliaria, que se luce con gala en esas zonas algo exclusivas, de mezclas contemporáneas, o de un pasado no tan distante que tuvo su encanto al edificar esas casonas de imponentes fachadas y jardines generosos. Ese día el clima estaba a favor, había sol, era primavera, y eso es raro, ya que casi todo el año, Lima luce gris, ese día fue de excepción, Jano vestía ropa de deportes y escuchaba música, algunas baladas en castellano de algún trovador argentino poco conocido, las cantaba en voz baja, era él y su paisaje, nadie más existía en ese momento, y eso le permitió verse un poco así mismo, evaluarse, y replantearse algunas cosas.

Tenía una carrera que lo hacía sentirse bien, disfrutaba de su trabajo, si bien es cierto en un primer momento había pensado que la arquitectura lo vincularía a la construcción y esas cosas algo rudas, había encontrado un nicho perfecto, el diseño de interiores, y sobretodo el diseño de los elementos de esos espacios, ganaba muy bien, y lo había conseguido en poco tiempo, la sobriedad en el gusto y la confianza de su antes jefe y hoy socio, lo motivó a dar lo mejor de sí, y afortunadamente había respuesta en los compradores, la empresa marchaba muy bien. Habían empezado la aventura de expandirse a la clase media con diseños producidos a menor costo en talleres locales, y con tiendas en los polos de la ciudad, parece que eso marcó la diferencia que le permite hoy en día a Jano darse una vida de primera.

Observaba su aspecto y se gustaba, había crecido interiormente y eso se reflejaba en su mirada, la fortaleza de la infancia en familia, de la escuela y la universidad supervisada por el afecto paternal, lo había consolidado en valores y en responsabilidad, y eso proyectaba su mirada. Jano seguía delgado, un metro y ochenta con setenta kilos, varias veces requerido a modelar, pero su timidez lo impedía, de aspecto despreocupado pero no por eso descuidado, el pelo cortito, siempre acomodado con gel, la fragancia perfecta, el gimnasio mostraba resultados, claro, nunca exagerados, y aquellas cosas que en él marcaban la diferencia siempre al día, sus uñas perfectas , en manos y pies, la piel suave, la rasurada delineada, él se gustaba, y gustaba a muchos además, este detalle, nunca le preocupó , se sentía feliz con sentirse bien gustándose a sí mismo.

Había un detalle que aún no se había aclarado, no necesitaba de nadie a su lado para darle amor de pareja, estaba seguro que éste llegaría cuando deba llegar, por su parte tenía varios amigos que lo querían no por con quien se acostase, sino porque Jano daba fe de ser un buen tipo, lo querían por ser él, y me incluyo en ese grupo. Frecuentaba un ambiente gay muy limitado, y de lo más discreto, tenía el pacto personal de no gritarle al mundo que era gay, pero jamás negarse, alguna vez en la adolescencia dudo de sí mismo y se causó daño por eso, hoy estaba convencido de que era un buen hombre y que su opción sexual, no lo hacía malo, era casi feliz.

Extrañaba a su madre , a su hermano y a papá, y al observarse en esa perspectiva , entristeció. Esa mujer que lo amaba infinitamente, ese hombre equivocado y orgulloso, y ese compañero y hasta cómplice, no podían mantenerse alejados de él, los amaba, y los necesitaba, en estos meses en Lima, había escrito varias cartas, todas ellas respondidas por mamá, su hermano se comunicaba por chat, Jano le contaba cómo le iba y lo invitó varias veces a visitarlo, nunca hablaron del porqué de su salida tan brusca, pero ambos sabían la verdad y al detalle, solo que no era un buen tema de conversación, se querían y se extrañaban. Jano no podría ser feliz si no se retomaba ese vínculo, y tenía además la esperanza de hacerlo más sólido, lo que había pasado era solo una prueba y el tenía que poder superarla.

Esa caminata trajo como resultado una foto del momento actual de Jano, y en esa foto él no lucía sonriente, había transcurrido casi un año desde su partida, y su vida se había acomodado rápidamente, como que el mundo entero le sonriese, solo que ese mundo sin las sonrisas de personas a las que el amaba no valía mucho para él, esa caminata generó una decisión, Jano visitaría a sus padres.

1 comentario:

  1. Es verdad que la independencia puede ser una opción liberadora, pero todos sentimos la necesidad de aferrarnos a algo, y en mucha ocasiones la familia, aún con todas esas incomprensiones y secretos es un gran apoyo...

    Bezos.

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