viernes, 23 de abril de 2010

Cosas que PasaN


A Carlos le encantan los chicos menores que él, está en sus 40 pero no los representa, cuando lo conocí, podría haber jurado que tenía 28 o algo así, se ha preocupado por si mismo, no es muy alto, no tiene mucho pelo, pero mantiene buena forma, y suele cortarse el pelo muy corto, por lo que los años no se le notan tanto.

Le encantan menores que él, mucho menores usualmente, su pareja en esta historia es Rolando, un estudiante de economía de una universidad privada y elitista, realmente Carlos fue su profesor, el me cuenta que lo miró descaradamente en clases, guiñó un ojo en el jardín y le ofreció llevarlo a casa, Rolando accedió casi al instante, parece que ambos se agradaron y de ahí surgió algo.

Andan saliendo ya casi dos meses, y los problemas de Carlos, no son precisamente por falta de afecto en reciprocidad a sus atenciones, sino más bien por falta de respuesta física a los estímulos que oferta Rolando al seducirlo en la intimidad.

Nunca me había pasado antes, me cuenta, salimos a comer, algo ligero, sushi y algo de vodka, luego al departamento, unas copas mas del mismo trago, con agua, porque no me agrada dulce, luego Rolo bajó la intensidad de la luz, y tímidamente bailó para mi, mientras se desnudaba, tienes que verlo , me decía, es un ángel, tiene 20 años, es alto, me lleva 10 centímetros, eso es 1,80 haciendo el cálculo, es delgado, de risos, nariz recta, cejas gruesas, barba crecida, labios gruesos, cuello largo hombros no muy anchos, pero musculados, pecho delineado y abdomen trabajado, piernas francamente largas, y torneadas, de vello castaño, nalgas redondas y duras, luce tan varonil, pese a ser francamente pasivo.

Bailó para mí en interiores, luego lentamente me quitó los zapatos, y el resto de mi ropa, yo disfrutaba del momento, sin percatarme que aun no existía respuesta en mí, al verme desnudo, me tomó de la mano y me llevó a la cama, me recostó y empezó a besarme, el se mostraba asustado, su erección me asustaba, yo estaba en nada, me besó el abdomen, jugó con su lengua en mis ingles y me introdujo en su boca.

Hizo marionetas con su lengua y sus labios, y no consiguió avivarme, me sentí tan mal, no supe que hacer, es algo que no se puede disimular, me excusé en la comida y en el trago, lo invité a quedarse, me comprometí a retribuir a sus caricias por la mañana, el aceptó, esa noche no pude dormir.
Nunca antes me había sentido tan preocupado, el me encanta, me excita, pero no respondí, esa mañana tuvimos sexo, fue torpe, me costó erectarme, pero lo conseguí, a duras penas, tengo temor de reintentarlo, temor de que me deje, me gusta, me gustan como él, que problema.
Carlos ahora se ayuda con fármacos, fue el resultado de la consulta, una receta tras unas pruebas de rutina, dice que no se ha repetido el problema, aunque yo creo que no se ha atrevido a intentarlo, sé que no sigue con Rolando, lo sé por el mismo Rolando con quien he coincidido en alguna reunión, sé que los temores de Carlos están bien fundados, pero también sé que es preciso crecer, la juventud casual no es el orden que naturalmente uno espera en las cosas de a 2, si el problema hubiese sido con la pareja de tu vida, la solución habría venido en complicidad, es más no habría sido un real problema, solo un impase,

Carlos no se atreve a seguir cazando, tampoco a buscar la tranquilidad y equilibrio, tal vez ha planeado quedarse solo, uno nunca sabe, aunque la soledad jamás suele ser la opción, yo le hablé de calma, de alguien con quien intercambiar amor además de placer, de quien ser cómplice, con quien compartir ese temor a la impotencia, con quien buscar la forma de resolverlo definitivamente.

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