domingo, 11 de julio de 2010

De aMor Y FeliciDad


De amor y felicidad

Hoy caminaba a casa, retornaba de la mis padres, mi domingo suele ser familiar y tranquilo, la ruta era amena, una calle de árboles y un cálido silencio me acompañaba, la ruta me encontró sonriendo solo, recordando, recordándote.

Pero por primera vez, sentí que esos recuerdos no traían nostalgia ni tristeza, me hacían reír, pensaba en la veces que hice esa ruta a tu lado, o paseando al perro, o llevándote la cena, y en lo feliz que era, y lo feliz que me hacía ahora ese recuerdo. Creo haber estado enamorado y hoy me convenzo de que fue una etapa real, que marcó mi vida llenándola de felicidad, tanta que hoy me arranca sonrisas de la nada.

Entonces es posible enamorarse, si es cierto, el amor te complementa, es una experiencia de vida inevitable y posible, pese a las opciones y opiniones del medio, al fin y al cabo, la felicidad es personal y es el fin vital ofrecido por Dios. Por tanto hay que procurar ser feliz y amar es el requisito indispensable para alcanzarla. Uno ama siempre, y de mil formas, el amor a los padres que se fortalece en el tiempo colmado de gratitud y fidelidad, el amor a los hermanos y mejores amigos, asociados a lo indispensable para caminar, porque es imposible hacerlo solo; y el amor a quien nos complementa, asociado a mil cosas más, incluidas el deseo, la pasión, la fuerza, la entrega, el amor en tonos diferentes, el que nos arranca lágrimas, y carcajadas, el que nos hace esperar y espera por nosotros, el que nos escucha y muere por ser escuchado, el que nos conoce tanto y más que nosotros mismos, el que nos repite que nos ama más veces durante nuestra vida, porque somos solo mitades a la espera de ser completadas.

Uno junta esos momentos de risa y nos hacemos felices, y nuestra felicidad siempre y con seguridad, ahora en adultez, está vinculada a ese amor que describimos hace un instante.

Quizás se nos permita darnos un tiempo antes de conocer la verdadera dimensión de lo que pretendo expresar, a veces cuesta borrar de la lista de requisitos, esos asociados a lo superficial del asunto, a una cara bonita, a un cuerpo joven, a una actitud estelar, a notar que lo que se pretende realmente es una cara sonriente, un cuerpo para nosotros, y una actitud cómplice. Hoy no me siento viejo, pero si capaz de saber qué es lo que quiero: quiero volver amar para poder ser realmente feliz.

Sé que haré esta ruta mil veces más, la casa de mis padres seguirá ahí, y los árboles y el calmo silencio me acompañarán siempre, solo que espero que la sonrisa que hoy fuga de mi rostro, libre y sincera, esa que fue alimentada por el amor pasado, y por el que vendrá, me acompañe siempre y me permitan ser feliz y hacer feliz a alguien más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario