martes, 23 de marzo de 2010

EnTre PeloTaS


Entre PeloTas

Jugar al futbol no es sinónimo de masculinidad, o en todo caso no de heterosexualidad, Jorge lo sabe bien, o al menos cree saberlo, desde niño hizo gala de habilidad en el manejo de la pelota, jugaba muy bien al futbol, y desde que tiene uso de razón, estuvo siempre en los seleccionados escolares, en el club deportivo del barrio y hoy en un seleccionado más importante, que incluso le permite cierta comodidad y algunos viajes.

Pero el siempre adoró mas el momento intimo que se vivía después de un encuentro, esa fuga grupal a los camerinos, ese compartir de desnudez, esa húmeda incursión por duchas y pasadizos revestidos de hombres desnudos, cada cual más atractivo que el otro, al menos desde el mero punto de vista corporal.

Desde sus 13 o alrededor, el siempre disfruto de ese momento, le encantaba observar a sus compañeros de equipo, lo hacía cómodamente, terminaba el partido, acudían al vestidor y tras quitarse la ropa y vestirse de toalla, acudir a las duchas y sus riñas tontas de insinuaciones morbosas siempre en plan de juego, Jorge odiaba el cubrirse, se desnudaba y deambulaba así, contagiando a uno que otro compañero con esa vanidosa costumbre, él se sabía guapo, y proporcionado, así que no se limitaba, lo hizo desde sus 15 y hasta ahora que tiene 19. La comodidad se la daba su porte, no es alto, bordea el metro y setenta, pesa sesenta y seis kilos, usa el pelo rapado, posee un tórax de encantador ensanchamiento superior y cintura fina, pectorales delineados, abdomen plano, no es guapo de rostro pero sus facciones no son toscas, posee una vellosidad generosa, sobretodo en miembros inferiores y pelvis, sus muslos son su atractivo más marcado, prominentes y musculosos, rematando superiormente en unas nalgas generosas y endurecidas, al caminar desnudo, su pene se mueve cual péndulo sobre sus ingles, dejando ver un saco escrotal con generoso contenido, luce muy bien desnudo y él lo sabe.

Desde que tiene uso del morbo, mira dos cosas en sus vecinos : los pies, y los genitales. Le encantan los pies delgados, de escaso vello, de dedos largos, de uñas cortas y de borde redondeado, de falanges distales dilatadas, que impresionen suaves y algo palidecidos, si el evaluado pasa la prueba del pie, entonces, y sin descaro, eleva la vista a la entrepierna, ahí no es tan exigente, aunque descarta a los de tamaños insignificantes, solo disfruta viendo y mostrando, le encanta que lo miren y hace algunos ademanes que suelen atraer la mirada del resto, siempre con el cuidado de no denotarse “amanerado”.

No es gay, o no lo ha experimentado aún, ha tenido varias novias, y pese a su edad, aun es casto, ha pasado de los besos a tocamientos, pero nunca ha sentido una erección plena que lo lleve sin temor a insinuar el siguiente paso, con ellos ni la idea, aunque ahora duda.

Dos semanas atrás, tras un entrenamiento, terminó en la ducha solo con uno de sus instructores, un preparador físico, joven, y de lindas formas, tras la rutina de la desnudada y los paseos, ambos ingresaron a la ducha, Jorge, tomó un baño como siempre, mirando fijamente a quien había pasado largamente la prueba de los pies, el instructor, indiferente a las miradas de Jorge, se ducho y mientras lo hacía consiguió una erección que lo llevo a masturbarse, Jorge solo observó, sin percatarse que en ese momento crítico, el sufría una erección que insinuaba incluso algún fluido por ese glande.

Hoy hablamos por chat, por teléfono, sus dudas, van más allá de la identidad, él ha descubierto que se excita pensando en ellos, que sus mejores masturbadas son aquellas que se inspiran en tanto compañero desnudo cercano a él, ha empezado a cubrirse camino a la ducha, tiene que disimular sus prominencias, se sabe distinto, se cree gay, está preocupado, hablamos mucho, aun no logro calmarlo, aun tiene que conocerse, aunque es difícil entender a alguien ya grande, con costumbres e ideas prefijadas, con aparentes planes y sin temores, conocerse gay, a estas alturas, es un reto, y requiere de un trabajo especial, espero que la disciplina y el dominio que brinda el ser deportista, sea un aliado para conocerse como una persona distinta, tanto o más interesante de cómo en realidad se creía que era.

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