Tras una llamada..
Lunes 3 pm, José muy ansioso, sentado frente a mí, algo sonriente, algo desesperado, No sabes lo que tengo que contarte—me dijo, empieza cuando quieras, total ya había interrumpido mi sueño, me sacó de mi rutina de relajo postprandial, me movilizó a la consulta, pese a que siendo amigos, lo hubiera recibido en casa, en fin ya estábamos ahí.
Anoche, o no, más bien hoy de madrugada, medio que se trababa al contar su historia, recibí una llamada, es más, me timbraban de un numero que no reconocía, pero recién a esa hora, claro golpe de 12 y mas, se animaron a decir “hola”, y supe enseguida que era él, me emocioné mucho, claro que no se lo hice notar (eso supone él), pero era él, Rubén (Rubén había sido el único y gran amor de José, estuvieron juntos por varios años, vivieron incluso más de 4, hasta que las cosas acabaron, no muy bien en teoría, pero sanamente, fue entonces cuando conocí a José, quien pese a sus 30 de entonces, no supo manejar esa ruptura, y así como lo veo hoy, dudo que haya sido una ruptura total).
Escuchar su voz me hizo retroceder en el tiempo, hasta me robó algunos suspiros nostálgicos. En realidad hablamos por un par de horas, había tanto que decir, y tan poco al mismo tiempo, comenzamos por el cómo andábamos, el cómo lucimos, el qué hemos averiguado el uno del otro, algunas pinceladas a los amigos comunes, algún detalle del morbo, muy poco de otros con quienes nos vinculamos en esta ausencia, claro como recordarás, esto acabó hace años, pero recién hace uno y pico que perdimos total contacto, quisimos darnos el espacio, ya que todo nos arrastraba nuevamente, y creo que pese a que fue duro, no pudimos estar ausentes totalmente, el asuntó terminó venciéndonos, y fue él quien rompió el acuerdo y me llamó anoche, no perdón esta madrugada. José sonreía mientras me contaba con detalles cómo andaba Rubén, los coqueteos que se habían permitido, el pacto de retomar las conversaciones, de volver a ser amigos, porque eso estaba claro, solo se podía permitir eso, José me lo jura, su cara dice otra cosa, en fin la distancia es el principal apaciguador de estas emociones, andan en ciudades muy distintas, pero yo se que para mi enamoradizo amigo, ese no es ningún inconveniente.
Qué opinas?-- temía que me haga esa pregunta, ya que no quería ser sincero, estimo mucho a José, y aprecio a su ex, pero ya ha pasado mucho tiempo, las personas incluso son distintas, maduran, evolucionan, recuerdo que al conocerlos (ya que pude tratar con Rubén también), no pude entender la razón de su ruptura, eran tal para cual, quizás estén destinados a tal cosa, pero ahora solo me he atrevido a pedirle calma, que se permita que pase el tiempo, que no cambie sus ordenes normales, la vida ya tenía planes antes de esta madrugada, fue solo un saludo, en realidad, siento que ha sido la búsqueda de paz que necesita Rubén consigo mismo, con su conciencia, para renovarse, para permitirse avanzar, no es una nueva ancla que fije a José a un puerto que no existe.
Espero me entienda, espero que no sufra, el debate nace del hecho de poder ser realmente amigo de un ex, yo sé que toda la teoría dice que sí, que el tiempo parcha y hasta cura, y que rescatar lo sano manda, por lo tanto, ser amigos es una consecuencia de eso, pero la teoría se distancia de la práctica cuando se trata de sentimientos, y si ambos no laten en el mismo ritmo, las cosas se trastocan y suele causar daño, así que tiempo José, y calma. Gracias por permitirme estas líneas a expensas tuyo. Saluda gratamente a Rubén de mi parte y mantenme enterado.
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