jueves, 19 de noviembre de 2009

IV. Reconociéndome


IV. Reconociéndome


Nunca me había detenido a verme con detalle, bueno en realidad creo que no fui tan superficial, siempre estuve limpio, no dejaba que las uñas crezcan demasiado, el cabello arreglado, los dientes lustrosos, y el atuendo que correspondía siempre limpio y planchado. Pero hay cosas que van más allá de esa norma de convivencia aceptada que es el estar limpio, hay cosas que pueden incorporarse, para lucir mejor, aquellas cosas que dan muestra de autocariño, y de cierta vanidad.
Mi pelo luce ordenado ahora, siempre quise tenerlo algo ensortijado pero la naturaleza me dotó de un cabello excesivamente lacio, el peinado del día solo duraba lo que demoraba en secarse el pelo, y tras eso, recobraba vida propia, una vida erguida mirando al cielo en mil posiciones independientes cada cual de la otra, “rebelde” me decía a mí mismo, como buscando un pretexto para consolarme, pero ahora que me veo, creo que debí generarle algún cambio, dotarlo de algo de brillo, y de algún aditamento para peinar, gel o crema, hubiese servido para marcarle la ruta a esa reacia cabellera tan independiente, y que a veces creo que fue motivo de burla, pese a eso, debo alegrarme que pese a mi edad, no pinté canas (mi padre las tuvo desde los 18 y ese defecto se arrastra ) ni sufrí de bajas; luce negro y poblado.


La piel de mi rostro no brilla tanto- Hace unas semanas, lucia encendida, siempre me queje de eso, y no hice nada por remediarlo, las imperfecciones, secuelas de la varicela y de alguna que otra magulladura siguen ahí, pero no se muestran tanto como cuando el rostro brillaba, caray, que reacción tan tardía. Me gustan mis cejas gruesas, poco faltó para que se fusione una a la otra, los ojos grandes de ese color cielo que prestó mi madre, aunque las ojeras marcadas, suelen opacar su brillo imponente, tantas noches de desvelo y algunas de ellas humedecidas por el llanto, mi nariz recta, algo gruesa, pero simétrica, unos vellos protruyen, que descuido, la piel afeitada, aunque azulada por lo hirsuto de mi naturaleza, como me hubiera visto con barba?, no me brindé esa oportunidad, creo que no me hubiese quedado mal, fui poco afín a variar, y ahora me lamento de no haberme visto en todas mis posibilidade; los labios delgados, muy delgados, rojizos, el cuello largo. No me veo mal, pero quizás puede haberme visto mejor, que tardía reacción.


Mi cuerpo es algo flojo, no soy ni gordo ni flaco, pero tampoco hay excesos ni carencias, no permití que se noten pese a mi mal, mucho vello, bonitos hombros, varios lunares, nalgas redondas, y un miembro viril promedio, así lo creo, optimistamente, alguna vez rasuré la zona pélvica y me sentí gigante, fue un experimento, pero mi ego se sintió complacido, debí mantenerme en esa costumbre, hubiera impresionado con solo verme a más de uno de mis ocasionales acompañantes, mucho antes de tener que sentirme. Siempre me gustaron mis pies, de dedos largos, pálidos, de uñas bien cuidadas, por mi claro, creo que el mayor de los esfuerzos personales, se dedicaban a ese segmento corporal, aunque poco lucido, creo que perdí la brújula de mi vanidad.


Ahora que en calma analizo mis rincones, me doy cuenta de que pude hacer más por mí, no me hubiese costado mucho, el resto se beneficiaba y sobre ellos yo mismo, dicen que aunque sea tarde, valen las reflexiones, ya no serán para mí, pero sí para quien me lea, total es cosa de quererse, y hacer que ese amor que nos tenemos a nosotros mismos, sea reconocido por el resto.

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