lunes, 2 de noviembre de 2009

Pareja?




Una pareja.. que mas da…



Descubrirse gay es descubrir un sin número de cosas que nos hacen diferentes, o al menos distintos a lo que cotidianamente observamos a nuestro alrededor, si bien es cierto uno de cada diez nos acompaña en esta tendencia, son muy pocos aquellos que se muestran y que nos permiten compartir abiertamente esta especial “cultura”. Muchas de las cosas que uno va descubriendo, se consiguen tras una búsqueda direccionada, nos valemos de aquel único amigo y cómplice, o de la web y sus mil herramientas de búsqueda, o nos atrevemos a ingresar al mundo del ambiente en el que usualmente nos encontramos con tantos y más que nosotros, muchos incluso conocidos por otros canales. Con el tiempo, ya no nos sorprendemos de tales coincidencias.


Uno inicia su intercambio intimo, de muchas maneras, pero la más usual es aquella asociada a lo sexual, existe una tenaz cacería por internet, mensajes en espera, foros o salas de chat, además de redes sociales, desde las culturales hasta las más sexuales, éstas últimas las más frecuentadas, la otra forma es la concurrencia a espacios insinuantes, como saunas o fiestas con invitación explícita, aunque una discoteca de ambiente es también el lugar perfecto para salir acompañado y pasar un rato de sexual esparcimiento.


Con el paso del tiempo, podemos persistir en esa búsqueda constante de placer, mientras nos dé el físico y la apariencia, o podemos plantearnos una pregunta de proyección, ¿cómo quiero que sea mi vida amorosa en mi futuro?, la idea de una pareja, entonces, no se hace rara.
Cuando enfrenté esa disyuntiva, lo hice temeroso, no era niño, y aun así, en mi prejuiciosa mente, pensaba que entablar una relación gay ,más estable (y seria) me encasillaba definitivamente en ese grupo social algo mal visto, el de los gays y que era más sano, mantenerme bajo el perfil del anonimato y el contacto casual. Pero el alma pide compañía, complicidad, afecto permanente, calidez y verdad, fidelidad y crecimiento compartido, no estamos hechos para la soledad, necesitamos de la contraparte, si no la felicidad se nos escapa o es más, nosotros nos negamos a ella.


Hoy, me mantengo en mi espacio, y mis limites, he tenido la oportunidad de compartir parte de mi vida, y he sonreído frecuentemente en ese lapso, se acabó, no mal, pero fue una etapa que concluyó, mi disposición está ahí para encontrar esa risa frecuente nuevamente, he conocido varias parejas que han hecho de su vida en compañía una vida más plena, crecen juntos y su vida no es marcada por los señalamientos, si no por la trascendencia de sus contribuciones como personas o profesionales, al tacho esos prejuicios y sus miedos, es justo que la mente le abra el camino al corazón, y si está en nosotros esa capacidad de dar afecto, dirigirlo a la persona que escojamos, que estoy convencido pondrá de sí, para retribuir lo que se le brinda.




y cómo nos ha ido en esta ruta? podriamos compartir algo? valdría la pena?

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