Reproches
Esta madrugada él despertó con el timbre del celular anunciando un mensaje, Su ex ,el amor de su vida, su hoy amigo, le escribía a esas horas reprochando algunas cosas que realmente no sé si pasaron. “Me han dicho que te vieron con él, ese niño que te sonrió en la calle cuando aun parábamos juntos”, al instante los mensajes siguieron, “me acaban de confirmar que anduviste con él”, las respuestas fueron sanas y en intentos de calmar la euforia, “parece que la celebración ha sido extensa, vaya y descanse”, el insistía, “cómo pudiste serme infiel?”, en la cama, y ofuscado, tecleó un mensaje breve, “yo te amé, y te quiero, nunca te fallé”, hubo ausencia.
Ambos mantuvieron una relación muy larga, los últimos dos años fueron de convivencia, y las cosas se acabaron porque debían de acabar, empezaron a reprocharse cosas, no accedieron a sacrificar algunas otras, uno de los dos escapó y en la huida, hirió al otro, hubo ausencia larga y reencuentros casuales, en otros escenarios, carnales, apasionantes, a veces de reclamos otros de nostálgico revivir, y ambos escapaban nuevamente, se dicen amigos, no sé si serán posible, no sé si será cierto.
A media mañana se retomaron los mensajes, “disculpa no debí escribir para reprocharte nada, no ahora”, a esa hora, él ya se había levantado y se hallaba trabajando, “no hay problema, eso sucede cuando se transgrede”, y en tono de disculpa, “solo bebí, no pasé de rayas pese a que el ambiente era propicio, he despertado excitado, me toco, pensando en ti”. Se creó cierto desconcierto, la respuesta fue simple, “haz lo que tengas que hacer, yo sigo en lo mío”, y el timbrado seguía, “pero quiero verte, hagamos una tarde y una noche nuestra”.
Él tenía todas las ganas, los mensajes subidos de tono hasta invocaron escenas del pasado, se excitó y la erección se traslucía en el atuendo, se avergonzó, le escribió diciendo “ aun hay mucho entre nosotros, para que sea solo de una tarde, y noche plenas”. Él insistía, pero la negativa fue racional, pese a que se moría por verlo, por hacerle el amor, por estar con él, por reprocharle su ausencia y mil cosas más.
Esta madrugada él despertó con el timbre del celular anunciando un mensaje, Su ex ,el amor de su vida, su hoy amigo, le escribía a esas horas reprochando algunas cosas que realmente no sé si pasaron. “Me han dicho que te vieron con él, ese niño que te sonrió en la calle cuando aun parábamos juntos”, al instante los mensajes siguieron, “me acaban de confirmar que anduviste con él”, las respuestas fueron sanas y en intentos de calmar la euforia, “parece que la celebración ha sido extensa, vaya y descanse”, el insistía, “cómo pudiste serme infiel?”, en la cama, y ofuscado, tecleó un mensaje breve, “yo te amé, y te quiero, nunca te fallé”, hubo ausencia.
Ambos mantuvieron una relación muy larga, los últimos dos años fueron de convivencia, y las cosas se acabaron porque debían de acabar, empezaron a reprocharse cosas, no accedieron a sacrificar algunas otras, uno de los dos escapó y en la huida, hirió al otro, hubo ausencia larga y reencuentros casuales, en otros escenarios, carnales, apasionantes, a veces de reclamos otros de nostálgico revivir, y ambos escapaban nuevamente, se dicen amigos, no sé si serán posible, no sé si será cierto.
A media mañana se retomaron los mensajes, “disculpa no debí escribir para reprocharte nada, no ahora”, a esa hora, él ya se había levantado y se hallaba trabajando, “no hay problema, eso sucede cuando se transgrede”, y en tono de disculpa, “solo bebí, no pasé de rayas pese a que el ambiente era propicio, he despertado excitado, me toco, pensando en ti”. Se creó cierto desconcierto, la respuesta fue simple, “haz lo que tengas que hacer, yo sigo en lo mío”, y el timbrado seguía, “pero quiero verte, hagamos una tarde y una noche nuestra”.
Él tenía todas las ganas, los mensajes subidos de tono hasta invocaron escenas del pasado, se excitó y la erección se traslucía en el atuendo, se avergonzó, le escribió diciendo “ aun hay mucho entre nosotros, para que sea solo de una tarde, y noche plenas”. Él insistía, pero la negativa fue racional, pese a que se moría por verlo, por hacerle el amor, por estar con él, por reprocharle su ausencia y mil cosas más.