lunes, 28 de septiembre de 2009

CaRa A CaRa


Cara a Cara
XVII


EL padre de Jano miraba fijamente la pared blanca que tenía enfrente, había bebido una copa de vino, la cual había sido suficiente para trastornarlo, tenía la mente embriagada, mil ideas se cruzaban delante de él. Se había imaginado a su hijo de mil maneras, muchas de ellas incluían amigos impresentables, atuendos coloridos, flores y maquillaje, además de mil disfuerzos. Se había visto con sus amigos hablando de sus hijos, callando por vergüenza, había perdido la ilusión de acompañar y aconsejar a su hijo el día de su boda, de celebrar a sus nietos (y eso que Jano tenía un hermano menor , en fin.. esas horas fueron interminables y en ellas toda la vida próxima pasó por su mente.
La madre de Jano se alejó de la sala, se encerró en su habitación, encendió el televisor y se distrajo con sus ideas, ella sabía todo, pero pensó que no ocurría mas, nunca se lo comentó a su esposo, pero sabía que así había sido mejor, amaba a Jano pero lo odiaba por hacerla sentir así, por hacerle creer que su futuro seria incierto, triste y solitario, lleno de vergüenzas y sufrimientos, ella sufría por lo que le esperaba a su hijo, ella no podía entender, que Jano podría y hasta cierto punto… ya era feliz.
Jano caminó a casa, estaba extasiado, calmo, respiraba profundo con el ansia de poder aspirar el mundo en cada inspiración, sus ojos brillaban, había tenido el mejor sexo del mundo, recién había disfrutado de él plenamente, tenía el rostro de su casual amigo dibujado en su mente, lo contemplaba disfrutando, lo oía gemir y lo sentía sudar, se sintió hombre, habiendo hecho feliz a un hombre.
Al llegar a casa, pudo percatarse que pese a la hora, la luz de la sala se hallaba encendida y en silencio, y que del cuarto de mamá, el televisor sonaba encendido a un volumen algo exagerado, se preguntó para sí mismo que ocurría, y en ese pensamiento su mirada encontró a la de su padre, quien al verlo ingresar se había puesto de pie, y servido una copa mas de vino.
Solo quiero que me digas una cosa, le dijo, dime papá que sucede, quiero saber si eres un cabro de mierda?, o no?, Jano se puso pálido, no pudo sostener la mirada de su padre, su madre salió apresurada, y vio la escena, Jano quería llorar, no porque había sido descubierto, o porque se avergonzaba de su situación, lo indignaba la forma en que su padre había abordado el tema, él entendía que debía estar enojado por no haber confiado su historia años atrás, pero Jano sabía que era su vida, y que aparte de él, a nadie debía importarle con quien comparte esas emociones, él había cumplido con sus padres, era un buen hijo, respetuoso de la casa, estudioso y trabajador, y jamás había puesto en tela de juicio la honorabilidad de su familia, atinó a morderse los labios , ya no era un niño, era un hombre, y como tal, capaz de asumir su rol. Papá yo te respeto mucho, y no creo que la formas en la que me planteas las cosas sea la más adecuada, su voz temblaba, miraba a su madre, ella no atinaba a nada, mira huevón, esta es mi casa y yo hablo como me da la gana, así que contesta de una vez, increpó papá, una lágrima se deslizó por los ojos de Jano, esa tarde el se había sentido tan hombre como gay , había disfrutado de su sexualidad, y estaba convencido de que su vida era en ese rol, soy homosexual papá, no un cabro de mierda, como dices tú, y aun si lo fuera, ese no es tu problema, su padre se acercó precipitadamente y lo abofeteó con toda la fuerza que el vino arrancó de él esa noche, Jano giró el rostro, sus ojos rojos rebalsaban en lágrimas, sollozó para sí mismo, quiso mostrarse digno, se quedó en silencio, quería decir mil cosas, explicar que él no mandaba en lo que sentía, que tampoco estaba de acuerdo con lo que dios dispuso , pero que lo aceptaba y se sentía bien, que la vida no es desgraciada para alguien como él, que no quería perderlos, ni dejar de verlos a diario, que no quería que se avergüencen de él, que los amaba ,más que nunca, que quería que lo acepten… pero quedó en silencio . Te largas de la casa dijo su padre y salió de la sala, Jano permaneció en silencio, contemplaba la silla en la que había estado sentado su padre, su madre se acercó torpemente , aún inútil, él la tomo de la mano y le dijo : no te preocupes mamá, yo estaré bien, caminó como un condenado, sacó una mochila y metió rápidamente su ropa y otras cosas , espero que tú no pienses como él, le dijo a su madre mientras salía de su habitación, dejó las llaves sobre la mesa, y salió de la casa. Su madre escuchó el portazo y lloró con un dolor que venía del alma, no por ella, ni por lo que sentía, sino por la idea mental, de lo que sentía Jano en ese momento, Jano su hijo mayor, al que ella amaba incondicionalmente
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domingo, 27 de septiembre de 2009

El odia los Domigos y yo También


Odia Los domingos


Marco tiene 37 años, vive solo en una ciudad pequeña, y en la conversación de anoche me comentó que odia los domingos, él pensó que eso estaba cambiando, que este domingo macaría la diferencia, pero se dio cuenta de que despertó en su tristeza de siempre y más.
Es abogado, y trabaja en un estudio de renombre, creo que es el más grande de esa ciudad, posee una habilidad increíble para manejar el lenguaje, ya sea para bien o para cosas no tan buenas, depende del lado para el que se encuentre trabajando, esa facilidad la tiene también para poder hacer nuevos amigos o para ser extrañado por el grupo de siempre cada vez que se ausenta de sus frecuentes reuniones.
Luce, bien, es delgado, gracias al gimnasio, usa el pelo muy corto para que no se noten sus canas, las cuales ha decidido jamás pintar, suele dejarse, ocasionalmente, la barba, y le queda bien el mentón azulado por el brote del pelo facial, es una asociación de vanidad y de flojera, ya que detesta rasurarse a diario. Luce saco y corbata diariamente y tiene un peculiar estilo de combinar ambos, lo hace bien, usualmente atrae la mirada de muchas y de algunos también, usa fragancias de madera o hierbas en invierno y de flores o frutas durante el verano, el pelo se lo corta el mejor estilista de la ciudad y en esos espacios de ocio aprovecha siempre para hacerse las uñas mientras chequea algún programa farandulezco en el plasma del spa al que acude. Su baño es su ambiente preferido en casa, ahí lee, y ahí cultiva la mayor colección de cremas y demás artilugios para detener el paso del tiempo, solo que rara vez recuerda utilizarlas. Su agenda está siempre copada, excepto los domingos, día que odia.
Me comentaba que empezó a detestar el domingo desde que se fue de casa de sus padres, eso hace ya 20 años, vivió solo la etapa universitaria y en una ciudad que no era la suya, grande y complicada, el domingo, el día más familiar de todos, se la pasaba estudiando, ya que no tenía otra cosa que hacer, cuando concluyó la universidad retornó a su ciudad pero ya no a casa de sus padres, alquiló un pequeño departamento, y vivió solo desde entonces, la casa familiar, era solo para visitar, y sigue siéndolo hasta ahora de esa forma.
Hace 8 años conoció a alguien de quien reconoce haberse enamorado, Mauro, un amigo que frecuentaba el mismo club que él, menor 5 años , atlético y bohemio, muy pronto vivieron juntos y esa etapa fue perfecta, se olvidó que el domingo era triste, ambos tenían rutinas totalmente diferentes, pero despertaban en la misma cama cada domingo viéndose al rostro y sabiendo que ese día se lo dedicarían el uno al otro sin reparos por las responsabilidades de cada uno de ellos, Mauro hacia el café perfecto, tocaba la guitarra y tenía una dulce voz, le compuso mil tonadas y letras a Marco, él lo quiso mucho y aun conserva intacta esa imagen de antaño, en que la semana tenía 7 días perfectos.
Pero si la vida fuese perfecta no sería vida, Hoy ,Mauro no acompaña mas esos domingos, Marco los odia nuevamente, viajó por trabajo y se instaló en otra ciudad, no hubo la suficiente valentía por ninguno, para enfrentar o asumir que su relación era mucho más de lo que ellos creían que era en aquel momento. Se visitan, se escriben, se extrañan, pero la distancia que los separa no es solo geográfica, el tiempo ha hecho lo suyo también.
La rutina de mi amigo lo absorbe al 100%, el día inicia temprano, ejercicios, de ahí a casa, desayuno informal, traje y corbata, oficina, previo tráfico atroz y con lo que a él le agrada conducir… prefiere mil veces tomar un taxi. La oficina suele ser un dominio temporal, ya que sale varias veces en diligencia o a entrevistas, almuerza con algún amigo o en casa de sus padres, o simplemente, posterga el almuerzo para la hacerlo uno con la cena, la tarde suele ser igual de agitada, y retorna a casa después de haber tomado un café con alguien y cansado, tira todo, se da una ducha cálida y duerme hasta iniciar el mismo trajín al día siguiente, excepto el domingo, día que odia. Los viernes suelen ser algo sociales, algunas bebidas en la noche, y transgresión a los cánones, el sábado se despierta tarde, desayuna y almuerza algo fresco, siempre en compañía de los cómplices del día anterior, por la tarde visita a la familia y suele dormir temprano, cuando no repite la hazaña de la noche del viernes.
El día odiado se inicia temprano, y sin gimnasio, reniega y se levanta a las 9 tras haber tonteado algo con el control remoto, llama a su madre y coordina con ella el almuerzo, mete algo de ropa a la lavadora para no sentirse ocioso, aunque sabe que el lunes la señora que lo asiste en casa se encarga de esos detalles, no se afeita ese día, sale a casa de sus padres a quienes lleva a comer lo que prefieran ese día, a esa faena se suman sus hermanos, jamás circula alcohol el domingo, todos arrancan el lunes temprano así que beber sería un pecado, el retorno a casa es a las 2 de la tarde, Marco se pone su pijama, y se tira en cama a jugar con el control remoto, enciende la PC y la pone sobre la cama, coge un libro y lo ojea.. Empieza a odiar el domingo y lo peor es que esa tarde suele ser interminable.
El adora sus espacios y sus dominios, pero ya disfrutó de la contraparte , y extraña esa etapa, no es justo que la pase así, al menos yo lo creo así, lo que creo es que él no supo valorar esos detalles cuando fue su oportunidad, 37 no son muchos años, alguien seguramente piensa en él, o se cruzará en su camino, y será quien le ponga color a ese día que debe ser festivo, ser gay no es condenarse a la soledad en la madurez o tras ella, es simplemente una forma más de amar, y que requiere de alguien para ser depositario de ese afecto, alguien que despierte contigo en la mañana del domingo y que te mire a los ojos, y que sepa que ese día , así como el resto de los días, es para él, y que eso lo hace potencialmente , un día perfecto.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Un Relajo En eL SaUnA




Relajo Previo
XVI



Jano estaba en el Sauna, desde que practicaba en una constructora de renombre, manejaba su propia economía, y podía darse gustos que antes no, vestía con ropa de marca, frecuentaba mejores lugares, su círculo de amistades se hizo muy exclusivo, sus accesorios eran envidiados (el reloj, la correa, una pulsera de oro que no se quitaba ni en la piscina, en fin), el se sentía muy cómodo y feliz, con esa acomodada vida, no por eso descuidó su entorno familiar, invitaba a sus padres a comer, y sus obsequios fueron más que generosos para mamá y para papá también, a veces hasta sin mediar algún pretexto para darlos.
Este Sauna que había conocido semanas atrás gracias al dato de un amigo gay, se ubicaba en una zona residencial, era una casa grande y muy bonita, de jardines con árboles al ingreso, tenía una amplia cochera, y los autos ingresaban a ella tras solicitarlo por un intercomunicador, los días viernes, como éste, era exclusivo para “ellos”, y se anunciaba con un ligero morbo, era una tarde para gays obviamente, aquellos que podían acceder a las sus tarifas y condiciones. Obviamente Jano era uno de ellos, acudió con un amigo, compañero de trabajo, gay también, un par de años mayor que Jano, poco agraciado físicamente, pero con una billetera generosamente reforzada. Parquearon cerca al ingreso, y ambos pasaron a los vestidores, Jano lucía solo una corta toalla alrededor de la cintura, la cual ajustaba con una tira, su amigo, mas recatado, usaba un traje de baño largo, Jano convocó muchas miradas al deambular por los pasillos del sauna y tras un par de minutos en el cuarto de vapor, se alejó de su amigo e inspeccionó las instalaciones, en clara búsqueda de algún cómplice.
En un cuarto de calor, se encontraba un Miguel, Jano nunca supo si ese era su nombre, la gente suele usar varios y distintos nombres cuando se trata de un encuentro así casual y fugaz. Miguel bordeaba los 18 años, era alto, aunque no tanto como Jano, tenía la piel bronceada, y el cabello marrón, algo ensortijado, su piel era escasa de vello, pero sus formas lo hacían lucir muy sensual, sus pies eran perfectos, y eso llamó la atención de Jano, tanto como sus labios, que se veían inflamados y rojizos en ese cálido ambiente privado. Miguel miró con descaro a Jano, se sentaron uno frente al otro, Jano envió una obvia señal, miró fijamente a Miguel y abrió sutilmente sus piernas, se mostró desnudo, y relajado, Miguel bajó sus ojos y se detuvo en su entrepierna, afirmó sutilmente y se mudo a su lado. Delicadamente acarició su pene, Jano empezó a entusiasmarse, y eso se notaba en su virilidad, Miguel se puso de pié y le dijo, hola, me llamo miguel, pero ya tengo que irme, recién son las 8 (de la noche) increpó Jano, si gustas me acompañas, le dijo Miguel, ambos salieron rápidamente, se vistieron casi en un chistar y se subieron al auto de miguel, la ruta duró pocos minutos, el auto se detuvo en una puerta levadiza y tras un claxon, ésta se apertura para dejarlos ingresar a un motel con cómodos y privados ambientes para el amor furtivo. Nadie pidió identificaciones ni miró quien ingresaba, tras una ventanilla recibieron un par de billetes y simplemente deslizaron la llave del cuarto 12.
La habitación era amplia, con escasos muebles, pero los necesarios, una cama amplia, un jacuzzi en la esquina, algunos espejos, y varias lámparas, como para jugar con la iluminación, ambos entraron , Jano contempló a Miguel , era como un trofeo de combate, delgado, muy joven, atractivo, de formas perfectas, de genitales pequeños pero no insignificantes, de espalda ancha, y sensual, de nalgas redondas, Miguel , pese a su edad, no era ningún inexperto, se mostró con cuidado, pausadamente, sabía que rincones de su cuerpo podían encender más a su acompañante, y los lució con esmero, caminó hacia Jano y lo desvistió delicadamente, se preocupó hasta de dejarlo sin medias, la luz en la habitación era plena, se aprovechaban al máximo todos los sentidos, Miguel bajó e hizo de su boca un refugio cálido y movedizo para la verga de Jano, la cual no titubeó en hacerse plena, y responder a las caricias. La faena en esos dominios fue extensa, Jano estuvo a punto de culminar hasta en dos ocasiones, pero Miguel manejaba bien la situación y frenaba en el preciso momento, luego se recostaron sobre la cama, la lengua de Jano jugueteó con la de Miguel y luego exploró sus rincones, tras las orejas, descendió por el cuello hasta el pecho, hizo una escala en sus ingles, rozó su pene pequeño pero erecto, de vello escaso, de cómplices testículos elevados por la emoción, lo giró delicadamente y observó sus nalgas, las mordió ligeramente, las separó una de la otra y miró esa ruta, ligeramente humedecida por el calor provocado, internó su lengua y la hizo flamear de arriba hacia abajo y contrariamente, Miguel, gemía no sutilmente, Jano se emocionaba más.
Tras los juegos de ley, Jano susurro a los oídos de Miguel que se hallaba listo, había calzado un preservativo en su pene, Miguel lo humedeció con su saliva y permitió que Jano ingresase delicadamente, toqueteaba el ingreso suave y reiteradamente, cuando este parecía abrirse, él se retiraba, cuando este le exigía el ingreso, permanecía presionando y volvía a huir, Miguel deliraba, cuando en una de esas el juego proseguía, Miguel retrocedió y permitió que ingresase todo, gimió de placer y empezó a moverse en un vaivén rítmico y acompasado, un vals, que solo conoció ese paso durante esa hora, no hubo acomodo de otro tipo, fue exclusivamente el decúbito y él sobre éste, quizás algún requiebre levantando las caderas, pero la faena culminó en esa pose en la que se inició, y fue perfecto, Jano no era inexperto tampoco, él había notado ya en ese jugueteo, un fuerte suspiro de Miguel, acompañado por el relajamiento de esa mortaja que había estado sujetando su pene tras el movimiento, Miguel se tendió relajado , Jano supo que su cómplice estaba en la cima, así que se apresuró en acompañarlo, agitó el ritmo y tras el oleaje, apretó fuertemente las manos de miguel, para dejar salir de su interior ese cálido fluido que da fe plena del orgasmo masculino, por mas gay que haya sido el estímulo, el hombre se muestra tal, cuando derrama de sí su virilidad.
Se retiró delicadamente de la espalda que lo recibía, Miguel giró y mostraba fluidos similares sobre las sábanas y sobre su piel, sonreía extrañamente, se acercó a Jano y lo besó fugazmente, me tengo que ir le dijo.
Jano permaneció en la habitación, fumó, escuchó música, vio el reloj y marcaba las 11, aún temprano para retornar a casa un viernes. Reaccionó y se percató de que no había obtenido ni el teléfono ni el correo de Miguel, se lamentó por un momento, pero luego se convenció de que el destino tenía que juntarlos nuevamente, y así sería. Jano se dio cuenta de que jamás antes, había disfrutado de lo carnal de una relación tanto como lo había hecho esa noche. Sonrió para sí mismo y se sintió casi feliz.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

PrimaVeRal










PrimaVera
Una flor, con el color que tu escojas
un aroma, aquel que evoque en tí los mejores recuerdos
y una canción, aquella que nos haga a ambos latir al unísono.
sabes que es para TI,
CarlosD




martes, 22 de septiembre de 2009

Hagase La LuZ


Hágase la Luz
XV


Jano cursaba el ultimo año en la universidad, una tarde llegó apurado a casa a recoger una información que tenía en la computadora, y que debía de presentar esa misma tarde en la clase de proyectos, entró corriendo, encendió la computadora, ingresó a sus archivos y copió en un CD la información que necesitaba, no se percató que dejó sus carpetas abiertas y que ni siquiera atinó a apagar el equipo, solo salió nuevamente con la misma prisa con la que entró. Subió a un colectivo y retornó a clases. Esa tarde, su padre retornó temprano del trabajo, entró a la habitación de Jano y vio una luz tintineante en su PC, se acercó y notó que estaba prendida, así que se dispuso a apagarla, cuando la curiosidad pudo más que él , por qué no? Se preguntó y aprovecho y le echo un vistazo a sus archivos.
Había una carpeta rotulada como “varios”, la cual apertura, en ella habían algunos artículos bajados de la net, de temas variados, muchos de ellos temas gay, habían algunas conversaciones del Messenger que se habían direccionado a esa carpeta, el papá algo contrariado, revisó algunas de ellas, y se dio con la sorpresa que ya nos imaginamos, no supo cómo reaccionar, se imaginó mil cosas, empezó a hilar ciertas ocasiones y algunos pretextos a los que antes jamás cuestionó, entendió algunas actitudes de su esposa, no podía creerlo, no quería hacerlo, salió de la habitación de Jano, no apagó la PC, se sirvió un trago y se sentó en la sala, su esposa lo vio en esa actitud nunca antes observada y cometió el error de preguntar qué ocurría, él la miró a los ojos y le dijo, y tu sabias todo esto de Jano? Ella no supo que decir, solo lloró y no pudo articular palabras.
Ambos se quedaron en silencio en la sala, aguardaban que el tiempo borre lo que ambos sentían, o simplemente lo amortigüe, pero las horas no fueron suficientes, además esperaban a que llegue su hijo, y esa tarde Jano tardó como nunca.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Y tu coincides?


Muchas coincidencias


Ayer conocí a Mauricio, el tiene 25 años, acudió a la consulta gracias a que un amigo suyo (del chat según me cuenta) le dijo que sin mayor incomodidad, alguien podría escucharlo y hasta orientarlo en sus dudas, así que le dio el mail y por este intermedio se coordinó la cita, acudió puntual a la oficina y preferimos salir a caminar mientras hablábamos, creo que quería ser escuchado, más que escuchar a alguien, yo me pregunto si esa forma de vivir, es decir cobrar por oír a alguien, es válida para mi conciencia laboral, pero bueno… yo aun lo disfruto y me da para vivir..
Fue un adolescente señalado, su actitud aislada y su único amigo, más delicado que él, hicieron que su etapa escolar fuese un poco señalada, la universidad le resultó más plural, o creo que se sintió poco atendido, la gente suele ser indiferente cuando no coincide contigo, y parece que él no coincidía con muchos, es administrador y trabaja en un banco ahora. Tiene mil preguntas, la primera y básica, era saber si era o no gay, no supe que responderle, me contó que tuvo su primera relación sexual en el colegio, con un compañero de clase, que lo forzó pero que él tampoco había ejercido demasiada resistencia, él no le atraía mucho físicamente pero que si había química con ese género, luego me contó que frecuentaba discotecas de ambiente y que tenía amigos gay, que no le atraían las mujeres y que esperaba tener alguna pareja que lo quiera, tras esos argumentos, no sabía aún cómo responder a esa primera pregunta, Usted cree que soy gay? Solo atiné a decirle, eso es lo de menos, quizás la respuesta ya la tengas tu mismo, el asunto es saber si eres feliz (esa es una compleja contrapregunta), y se la planteé, porque él ya no es niño, es un profesional, que depende de sí mismo, que tiene vínculos familiares sólidos, pero que no sonreía mucho, que necesitaba a alguien para entenderse, así que me pareció valido, atreverme a soltarle esa interrogante. Ser feliz? Bueno en realidad ser feliz es sumar las veces que has reído de verdad, y compararlas con la suma de aquellas veces que no reías, es más, que llorabas o te lamentabas, la idea es que la suma de las risas gane; eso es ser feliz, él no supo que decir, me contó que había disfrutado algunas veces, que sentía que estaba seguro tenía que definir en él algunas cosas, porque quería ser feliz. Creo que Mauricio, pese a ser administrador aun no sabe sumar, solo era poner las risas versus las lagrimas. El asunto de fondo, era que, el darse cuenta que era gay, el haberse convencido, tras negaciones y experimentos tontos, muchos de ellos, utilizando a ellas, no lo dejaba reír, y sin risas, no hay felicidad. La cura al problema era simple, pero difícil de asimilar. Asumir no significa gritar, no significa rosa en el atuendo, no necesariamente es lugares distintos que visitar, otra discoteca donde bailar, ni otros amigos, menos otra familia, asumirse es no negarse a sí mismo, reconocer que queremos al igual que el resto, pero a alguien del mismo género, creo que lo crítico, es no tener esa capacidad, eso sí sería patológico, el no poder querer, mientras estemos facultados para hacerlo, hagámoslo, eso le hace bien al mundo. Pero a quien se lo cuento? Y…tienes que contárselo a alguien? Es que necesito hablarlo.. ..Acaso no lo estás haciendo?, La vida nos provee de cómplices, a veces les decimos amigos, un amigo no necesita que uno le diga que es gay, seguramente él ya lo sabe, y si pese a eso está ahí.. bien por uno por tenerlo, Mauricio me contó que tenía dos amigas que oían sus penas, que hablaban de amor, y nunca usaban el género en esas conversaciones, y ellas saben que eres gay?, no lo sé me dijo…. Pero creo que sí, entonces para que contárselo…
Caminamos varias cuadras, hablamos mil cosas, pero darle vuelta al argumento es un trabajo simple, arrancar sonrisas también, Mauricio se fue tranquilo, habló y eso es lo que quería, quizás mañana cuando se cuestione nuevamente, me critique, diciendo que por las puras gastó en la consulta, que él sigue con el mismo problema, que no hemos solucionado nada. O quizás, despierte sonriendo, porque tiene mil cosas que pensar y que hacer y porque ninguna de ellas está vinculada a su opción sexual, porque sus padres lo quieren, porque odia el rosa o los amaneramientos (y para él eso está bien), porque tiene amigos, porque la suma de sus risas es mayor a la de sus momentos tristes, y porque a partir de ese momento ese cálculo matemático se realizará cada noche, para evaluar el cómo va su vida.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

MaNos A La ObrA


ManOs a LA ObrA
XIV

Jano pasó la etapa universitaria, como cualquiera que supiese aprovecharla, tendría muchas historias que contar , si sus vivencias pudiesen contarse, pero al menos almacenó muchos recuerdos que cada vez que evoca, le arrancan risas, o alguna emoción indescriptible para cualquiera, quizás de sensibilidad peculiar para quien como él, sea gay.
Gonzalo se convirtió en su cómplice, ambos eran los hombres más gentiles y caballerosos del salón, coqueteaban con todas, sin considerar atributos o deméritos, ellas siempre suspiraban por Gonzalo y sobre todo por Jano, Gonzalo era visto como el macho, el moreno que debe de ser el gran amante, el de nalgas perfectas y probable virilidad desmesurada, el alardeaba de eso, usaba ropa deportiva o jeans ajustados, la región genital siempre se proyectaba más que el resto, le era difícil disimular una excitación, y a ellas parecía no incomodarlas, sino todo lo contrario. Jano por el contrario, era menos sexual, pero no por eso menos atractivo, su tipo era el del niño guapo, de modales impecables, de apariencia juvenil y algo moderna, preocupado del modo de vestir, del cómo oler, cómo hablar. Ambos y juntos eran el sueño de varias, y varios por ahí.
Los sábados eran de locura, Jano mantenía un buen rendimiento en la Universidad, por lo que sus padres le permitían las típicas perdidas del universitario, podía desaparecer el sábado en la tarde y no retornar hasta el domingo, no era criticado, siempre y cuando lo comunique oportunamente, además su grupo de amigos incluía muchas amigas y eso le daba calma a su mamá, quien se convenció, que esas dudas escolares fueron solo una etapa, influenciada seguramente por Gabriel.
Las discotecas de la ciudad eran sus dominios, aquellas exclusivas y las no tanto, usualmente bailaban, bebían, fumaban y fugaban con algunas amigas, Gonzalo siempre concretaba la aventura con un contacto casual en su auto, o en algún hotel cercano, o hasta en los lugares menos imaginadlos, Jano, no pasaba de besos y algunos tocamientos con ellas, se dio cuenta de que no despertaban en él, más que solo la emoción de la fuga, no había excitación, nunca hubo erección. Ellas lo veían como un caballero, no como al “pendejo” de Gonzalo.
Pero algunos sábados incluían fugas de otro tipo, ambos frecuentaban la discoteca gay de la ciudad, eran ahí un par de galanes también, coqueteaban con todos, y siempre escogían a los más guapos, a aquellos que tenían menos años que ellos y a los que estaban de paso por la ciudad, esas madrugadas siempre acababan en un solo cuarto de hotel, con algo más de alcohol, algo de hierba que fumar, y desnudes, Jano y el de turno , y Gonzalo y el suyo, simultáneamente, viéndose unos a otros, con el morbo producido por los juegos que uno y otro iniciaban , por las palabras gruesas que se escuchaban en una y otra cama de esa habitación doble, por el juego que causaba el prender y apagar la luz, por el atrevimiento de intercambiar cómplices, y de hacerlo sin la autorización expresa de ellos, pero nunca despreciados en el intento.
Muchas veces jugaron sin cuidado, fueron vistos, o señalados, el alcohol los inhibía de incomodarse, en la universidad algo se comentaba, pero quienes lo hacían los buscaban porque querían algo más de ellos, y los demás, quienes no compartían ese gusto por el mismo género, nunca creyeron esos chismes.
5 años de locuras, historias, gente nueva, algunas venéreas, miedo a enfermedades, pruebas de Elisa negativas, reflexión y nuevamente irresponsabilidad; afortunadamente no acabaron mal (ellos no), Gonzalo conoció a una amiga el último año, empezaron a salir juntos, dejo de lado a Jano, y terminó enamorado de ella, Jano lo extrañó mucho a un inicio, pero ya había adquirido el carácter y la costumbre de no pasarla mal, siguió solo en sus aventuras, y en una de esas, incluso se escapó a Lima con dos amigos y se reunió con Gabriel, no hubo nada extraordinario entre ellos, ni sexo casual, pero la complicidad que se tenían, los llevó por rutas más osadas, a pasar por gente más experimentada, a ser seducido con quedarse, pero Jano siempre supo aterrizar, llegó al quinto año de arquitectura, se graduó con éxito, y consiguió trabajo rápidamente. Aunque entre esos acontecimientos, aún faltan algún par de cosas que comentar.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Él Lo QuierE y quE

Aconsejar .... naaaH
Se han jurado estar ahí para ellos, viven lejos, se amaron en su momento y aún se quieren, hacen el amor cuando coinciden, se juran exclusividad, pero esto no lo se creen, han tratado mil formas de escaparse, pero siempre se vuelven a encontrar, y me pregunto, así es siempre con el primer amor?
No sé que responderte, si estar así te hace feliz, sigue así, pero… con el tiempo… que suele ser cruel, te vas a dar cuenta , que no te haces mucho bien, o no se lo haces a aquel que asumo te acompaña ahora.
Alguna vez escribimos sobre esas primeras veces, pero existen algunas consideraciones que hacen que esas primeras veces sean especiales, porque traen consigo algo más, uno nunca quiere dejar ese primer auto que pudo comprarse, u olvidar el primer beso, y recordarlo siempre con nostalgia, o alguna canción especial que al escucharla por primera vez, se gravó en el alma y al ser evocada puede hasta robarnos lágrimas. El primer ser al que nos dimos, o al que amamos, tiene esas y mil consideraciones mas, pero por eso, deberá tener también ciertos tratos especiales o derechos?, quizás, porque eso reconforta al cuerpo, sobre todo si la experiencia fue buena, y además placentera, pero hay que poner en la balanza aquello que dejamos de ganar manteniendo este tipo de vínculos, o éste tipo de tratos. Es preciso que tengamos consideración a esas nuevas primeras veces, a aquellos a quienes podemos impregnar con historia, y que están por llegar a nuestra vida, o ya se encuentran ahí, esperando ese reconocimiento. Hay que dejar fugar gratamente, aquello que ya pasó y que solo nos mantiene anclados pese a ver una ruta con destino feliz en otro puerto.
No te voy a recomendar que lo dejes, no es sé si yo podría hacerlo, si fuese mío el caso, pero quizás, podrías hablar más, caminar, citarte en lugares públicos, no besarlo tanto y no sucumbir al sexo, si esto es imposible, quizás debas considerar retomar esa relación, pero si esto es posible, entonces.. habras ganado un buen amigo.
Seguir jugando puede hacernos sentir muy mal en algún momento.
Un abraso Gustavo, y suerte.

domingo, 13 de septiembre de 2009

SonRiE Para La CámarA


Fotos y Más
XIII

Gabriel decidió estudiar periodismo, ingresó a una universidad privada, en Lima, pero tras un par de ciclos con muchas ausencias, decidió reflexionar, bueno eso fue lo que le dijo a sus padres, para disimular el abandono a la carrera universitaria; Hizo un curso de fotografía en un instituto, afortunadamente era talentoso, y tenía una visión peculiar para el enfoque, los escenarios y esas cosas. El creía que por ahí estaba lo suyo.
Una tarde un amigo suyo, un bailarían, con porte de modelo y demasiados amaneramientos, le pidió que lo ayudase a crear su álbum ya que estaba dispuesto a cambiar la danza en mayas, propia de las discos de ambiente , por las pasarelas y las fotos glamorosas para revistas de moda. Necesitaba de algunas imágenes para poder presentarse, y carecía de los recursos para contratar a algún fotógrafo de renombre, Gabriel aceptó gustoso, esa tarde convirtieron el departamento de su tío en un estudio fotográfico, con al algunas lámparas de la casa y jugando con las cortinas acondicionaron la iluminación, algunas sábanas de un solo tono, se convirtieron en los fondos perfectos, las bancas del bar, y el sofá fueron los soportes del modelo, y el baño el escenario de fondo.
Éste amigo no tenía el rostro muy bonito, es más, existía una ligera asimetría entre ambas mitades, quizás el ojo y la ceja derechas, se habían implantado milimétricamente mas abajo que el lado izquierdo, además tendía a plegar el labio superior hacia el lado izquierdo, sobre todo cuando tenía nervios, o se sentía estresado, cosa común frente a una cámara. En contraparte , era alto, superaba ligeramente el metro ochenta, tenía el pelo rizado, pero no muy voluminoso, era de piel canela, ojos color miel, barba hirsuta y figura atlética, sin ser exagerado, lucia muy varonil, excepto cuando se desplazaba o hablaba o simplemente se movía; era muy masculino, pero solo para las fotos, ya habría tiempo de pulir los otros detalles, pensaba Gabriel, lo primero era venderse, buscarse un representante e iniciar la carrera. Gabriel lo maquilló como un experto, borró las imperfecciones del rostro, eliminó el brillo, remarcó los pómulos, y delineó sutilmente los labios, vestido de un terno oscuro y a rayas hizo las primeras tomas en la sala, con un puro, con una copa de champagne, y sentado con las piernas cruzadas luciendo unos zapatos de charol y punta cuadrada, en primer plano, en contaste con el rostro, con el cabello engominado y muy peinado. Las hizo en color y en blanco y negro. Hizo otras tomas , creando la ilusión de ser aéreas, en ropa de deporte y haciendo ejercicios, fabricó una sudoración fina en el rostro del modelo y alborotó el pelo, finalmente , unas tomas en la ducha, desnudo y mostrando sutilmente los hombros, la espalda y una nalga pericialmente, otras enfocadas desde arriba, y que permitían ver hasta los dedos de los pies, muy bien trabajados por una manicurista experta, se preocupó en los perfiles, que permitían una mejor toma del rostro, podía verse casi perfecto, si se enfocaba desde un lado o el otro, dejó las tomas frontales o posteriores, para el cuerpo. Hizo más de 100 fotos, se seleccionaron 15, tardaron dos días. El modelo estaba feliz y Gabriel orgulloso.
Al cabo de un mes Gabriel recibió una llamada telefónica de una agencia de modelos, habían recibido el álbum de su amigo, y más que al modelo, les interesaba contactar con el fotógrafo, ya que las tomas lucían perfectas a opinión del gerente de la agencia, un gay de 50 años, de mucho mundo y contactos elitistas, Gabriel aceptó encontrarse con él y conversar sobre una propuesta que quería hacerle, pero pidió como condición, que involucrarán a su amigo el modelo en el catálogo que pretendían hacer.
Gabriel conoció en a Rolando, el gerente (y dueño) de la agencia, en un café de la zona más exclusiva de Lima, el tipo lucía la melena plateada, de corte moderno, algo alborotado, era delgado, mucho realmente, era alto, de manos muy delicadas suaves, de fragancia sutil a hierbas, vestido en jeans de diseñador, camisa color rosa y bléiser color beige con costuras remarcadas y forro en raso celeste intenso, no usaba medias y calzaba unos mocasines italianos marrones de suela de goma, su rostro era muy fino, su mirada intensa, saludó con un fuerte apretón de manos a Gabriel y le ofreció un trago y trabajo; había que hacer un catálogo para una línea de ropa colombiana y tendrían que viajar en dos días a dicho país para iniciar el trabajo, la propuesta fue muy favorable para Gabriel, era comenzar por lo alto. La misma tarde, Rolando no dudó en preguntarle a Gabriel si era gay, Gabriel lo afirmó con seguridad, y al despedirse, Rolando lo abrasó y le auguró un futuro de éxito si sabía hacer bien las cosas y si cuidaba a sus nuevas amistades como ellos esperaban ser cuidados. En dos días, Bogotá se ponía frente al flash de nuestro fotógrafo, y el hotel que recibía a los visitantes, tenía una única suite destinada a Rolando y a Gabriel.
Gabriel no desaprovecho esos contactos (que por cierto fueron de todo tipo), trabajó tres años para Rolando y fue su amante por ese mismo tiempo. Hoy su cámara le ha permitido recorrer el mundo, y a no depender, si no, a ser buscado para proveer de fotos (siempre de personajes), a las revistas más exclusivas del mundo de la moda en América Latina, Gabriel Radica en México, aunque se la pasa sobre un avión de aquí para allá, y es feliz, aunque aún se encuentra solo, no ha hallado el amor, o quizás lo dejó ir, o nunca se preocupó por él, a sus 28 años se considera afortunado y feliz la mayor parte del tiempo , posee una pequeña fortuna, que le permitiría mantener su ritmo de vida sin tener que trabajar, por varios años, pero no dejaría jamás su trabajo ya que disfruta mucho de sus fotos y de sus personajes, así los tenga frente a la cámara o muchas veces también bajo sus sábanas.


sábado, 12 de septiembre de 2009

De Rutas..

Les deBo Una aCtualiZada.. estOy Fuera De Mi ciUdad.. Esta Semana de Todas RetoMo, un Cálido SaludO
CarlosD.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La OpcIóN eS lo De mEnOs


¿LA OPCION ES LO DE MENOS?


Hace unos meses Fernando, un amigo, me contaba que había terminado su relación de más de un año, con Javier, un amigo al que conocía desde hacía ya varios años, y que compartía, además de la misma edad (ambos de 29) muchas otras cosas que hacía que el tiempo que compartían juntos sea realmente de calidad, lamentablemente, la razón por la cual terminaron estuvo vinculada al aspecto sexual, Fernando era moderno, y Javier solo activo. Fernando exigió algunas cosas que Javier no pudo dar.
Aún son amigos, pero se lamentan sobremanera de que ese pequeño detalle, no permitió que su relación vaya más allá del tiempo que duró.
Carlos me comentó ayer, que regresaba a Lima luego de un viaje fugaz a Ica, que había conocido a Cesar Augusto, un amigo que halló en red, no por un canal de reputación dudosa, si no por una consulta técnica sobre un asunto que ambos tenían en común, Carlos era ingeniero de sistemas y participa en un foro para absolver consultas técnicas, y Cesar A. estudia sistemas y consultó sobre un tema al que Carlos pretendió dar respuesta.
Ambos se dieron cuenta de que tenían varias cosas en común, sus intereses, su perspectiva, y hasta conocían a algunas mismas personas, la charla del foro, paso al Messenger, y de ahí al teléfono, se delataron gays, de un modo sutil y poco inquisidor, hablaron mucho y planearon verse, en primera instancia Cesar viajaría a Lima, pero no se concretó, así que Carlos enrumbó a Ica. Habían cambiado fotos, Carlos más generosos se mostró en hi5 y en facebook, Cesar mas celoso solo envió dos fotos (en las que aparecía en gafas y gorrito, difícil de identificarse), Carlos de 30, Cesar de 22.
Cesar esperó a Carlos en el terminal de buses, ambos sonrieron al verse. Al primer momento de intimidad, Carlos intentó robarse el beso que había insinuado por teléfono, pero Cesar le hizo un desplante, hecho que luego lamentó de manera franca, pero recién se conocían, no era adecuado, pese a que su corazón parecía hacerle la jugada y pretender exigírselo. Almorzaron juntos, unas cervezas, conversación abierta, coquetería, cuarto de hotel, desnudez…. Y desencanto, ambos eran solo activos, y sin chance a ceder.
Se masturbaron, se lamentaron por no haber consultado ese detalle, pero sanamente rieron, esa noche fue mágica, bebieron algo, y hablaron kilómetros de ruta, se gustaron.
Carlos durmió solo esa noche, pero Cesar lo despertó en la mañana, lo visitó en el hotel, se desnudó y se metió en su cama. Lo abrasó y le prometió que encontrarían la forma.
Ahora, Carlos me cuenta que tiene pareja, que lo extraña, que solo está a cuatro horas de él, que el teléfono se queda sin batería cada vez que hablan, y que se juntarán el próximo fin de semana, que no han tenido el mejor sexo, pero que eso se va a ir acomodando con el tiempo. ¿Es demasiado optimismo?.
Carlos y Cesar comparten muchas más cosas que Javier y Fernando. Pueden hablar por horas, pueden solo verse, pueden jugar al masturbarse, no tienen vergüenza de verse desnudos, se han arriesgado a mantenerse juntos y a la distancia, han jurado visitarse, se quieren, y pueda que lleguen a mas, me gusta ver el rostro de Carlos cuando me habla de de Cesar Augusto, me gusta creer que se puede llegar al amor por otras rutas que no son las exclusivamente sexuales, me gusta creer que la complicidad gay puede permitirse jugar con los cuerpos y proveerse de placer de modo tan pleno como con el sexo tradicional. No sé si les irá bien.. la teoría al respecto es polémica, y no muy optimista, pero es su aventura y tienen más derecho que cualquiera, creo que los envidio, pero es una envidia sana, hoy me permití reír con los detalles que me dio Carlos, y espero que su historia se enriquezca con muchos más capítulos de optimismo.

jueves, 3 de septiembre de 2009

otRaS OpcIonEs


Otras Opciones
XII

Alejandro ingresó a la universidad, decidió quedarse en esa pequeña ciudad donde se estaba descubriendo a sí mismo, la Facultad de arquitectura tenía un encanto especial, era aquella que salía del esquema común, jóvenes y no tan jóvenes se paseaban por sus jardines, con atuendos peculiares, algunos de look hippie, otros retro, algunos punk , se escuchaba la música de algunos bulliciosos en la cafetería, o se olía un peculiar aroma a hierba quemada y no precisamente tabaco, habían además aquellos que compartían la opción sexual de Jano, unos obvios otros no tanto, era una facultad de extremos, ya que no existía mucho promedio en su población, cada quien era singular, y tenía lo suyo, por lo que era admirado por el resto o por lo que simplemente llamaba la atención.
Jano en cambio parecía no pertenecer, no había característica en él que llamase la atención, salvo su porte y atractivo físico (además de su opción sexual de lo más discreta), y él prefirió mantenerse así, e intentar pasar desapercibido, obviamente, eso no ocurriría.
La fiesta de bienvenida, fue el inicio de su nuevo circulo, llegó solo y despreocupado a la discoteca elegida, una de varios pisos, que había sido reservada en exclusiva para el evento, lucía un jean negro algo ajustado, y una camisa de mangas muy cortas, a rayas de tonos amarillos y algo corta por lo que la llevaba por fuera del pantalón, unas zapatillas de lona completaban el atuendo, lucia el pelo rasurado, típico del ingresante universitario. A penas ingreso a la discoteca, atrajo la mirada de varias y de varios, pero fueron ellos quienes lo abordaron inicialmente, le ofrecieron cerveza lo que aceptó con algo de entusiasmo, nunca antes había bebido sin desenfreno, pera esa noche tenía motivos para celebrar, se iniciaba su vida universitaria, y estaba conociendo a sus nuevos amigos. No bailó mucho pese a que ellas insistieron bastante, prefirió beber y juguetear con el grupo, en algún momento tuvo un cigarrillo en la boca, y finalmente, un porrito de hierba, que lo hizo reír estúpidamente, acabaron en la habitación de un compañero de aula que vivía solo por no ser de la ciudad, y que se permitía ese tipo de concesiones, Jano no recordaba cómo había llegado ahí, solo despertó en un sillón, sin camisa, oliendo a todo, con un terrible dolor de cabeza, y con dos amigos más acomodados en la cama de su compañero, y éste tirado en la alfombra, Jano sonrió para sí mismo y observó la hora, presuroso se puso la camisa y salió rumbo a casa.
Eran inseparables esos cuatro, jugaban al futbol, frecuentaban las discotecas de la ciudad, molestaban a las niñas en la facultad y a veces estudiaban en grupo, Gonzalo era el cabecilla y tenía por Jano alguna preferencia notoria, era al primero que llamaba cuando había que juntarse, o al que alguna vez consultaba sobre sus preferencias, antes de planificar una salida, a Jano le gustaba ser el “asesor” y al resto del grupo no parecía molestarle esa forma de gestionar la amistad.
Gonzalo tenía 21 años, 3 más que Jano, era tan alto como Jano, pero muy delgado, su piel era oscura y sus facciones muy finas, era un moreno atractivo de ojos grandes, labios gruesos y cabello ensortijado. Era deportista y prefería el baloncesto, vestía siempre deportivo, entre buzo, o short, con zapatillas, y camisetas usualmente blancas, y un poco ajustadas. Su voz ronca, siempre sobresalía entra las del resto, y su lenguaje usualmente informal, rico en jerga, hacía que adquiera el don de poderle caer bien a todos, Jano le tenía un aprecio especial, y no podía negar sentir alguna atracción por este moreno compañero de clases.
Una sábado por la tarde, Gonzalo recoge a Jano en su auto, y ambos enrumban hacia la playa, el sol estaba en esplendor, ellos en traje de baño, lentes oscuros y camisetas sin mangas, el balneario quedaba a escasos 30 minutos, y los padres de Gonzalo poseían una casa pequeña, estratégicamente ubicada frente al mar, la primera parada fue en la tienda del pueblo, compraron cervezas y Gonzalo disimuladamente compró además una botella de ron. La tarde fue de relajo, ambos tirados en la arena, bebiendo cervezas heladas, ingresando al mar intermitentemente. Lluego del ocaso, ambos, ya medio animados por el alcohol, decidieron quedarse esa noche en la playa, llamaron a algunos amigos , animándolos a bajar, pero al parecer ya el grupo tenía citadinos planes, Gonzalo, sacó el ron, lo mezcló con hielo, coca cola y limón, encendió la radio en una estación de música alternativa, y le ofreció un vaso a Jano, el lo recibió entusiasmado, secuela de esas cervezas previas, Gonzalo, procedió a ponerse cómodo, se quitó el traje de baño aún húmedo, y lo hizo sin pudor frente a Jano, se desvistió sin reparos, mostrándose desnudo y relajado, paseándose con comodidad por la habitación en la que estaban, la virilidad de Gonzalo era mucho mayor a la de Jano, él no pudo evitar hacer la comparación, y eso que Gonzalo se hallaba con frio y plenamente desmotivado. Jano disimuló, se retiró al baño y se cambió de ropa, al regresar Gonzalo servía el segundo vaso.
Los tragos fueron rápidamente circulando, y las voces aumentaron su intensidad, al cabo de un par de horas, ya francamente oscuro y con la tenue luz de un fluorescente, Gonzalo saca un porrito y lo enciende, Jano se apura en pedírselo, el humo entumece el ambiente, la noche se anima.
Cuando no quedaba más que una copa de ron en la botella, Gonzalo agresivo y algo torpe, se acerca a Jano, lo mira fijamente y le pregunta : ¿tú eres cabro verdad?, Jano se queda sin palabras, no podía hilar ideas para responder, cuando al fin balbuceó algo, Gonzalo lo besa agresivamente, Jano sede, y ambos se tienden sobre el sofá. Gonzalo se apresura a bajarle el short a su amigo y a descender sus labios a su entrepierna, se encuentra con la erección de Jano, la misma que saborea con la delicadeza de un experto, Jano temblaba de placer, al cabo de un instante, se hallaban desnudos, no se besaban los labios, recorrían sus cuerpos con sus lenguas explorando algunos rincones que normalmente se ignoran, en alguna de esas intrépidas maniobras, Gonzalo (que impresionó mucho mas a Jano , con esa agresiva desnudez que mostraba partes de él que eran desproporcionales al resto de su cuerpo), cogió delicadamente a Jano, y lo giró colocándolo de espaldas a él, calzó rápidamente un preservativo, y con la ayuda de la lubricación que proporciona la saliva, se introdujo bruscamente en Jano, Jano gritó para sí mismo, no sabía que estaba haciendo, pero no se negó, Gonzalo se sacudió por varios minutos, Jano se mordía los labios, pero ambos se dieron cuenta que con la carga de alcohol y algo mas, no llegarían a ningún fin, al cabo de un instante, Jano desalojó a Gonzalo, lo miró con cierta duda, y huyó al baño. Jano no entendía que había pasado, durmió con esa duda, a la mañana siguiente, ambos en silencio retornaron a la ciudad, no hablaron del tema, ni de ninguna otra cosa. Gonzalo dejó a Jano en su casa, y se despidió de él con un fuerte apretón de manos, Hablamos luego le dijo.