jueves, 24 de septiembre de 2009

Un Relajo En eL SaUnA




Relajo Previo
XVI



Jano estaba en el Sauna, desde que practicaba en una constructora de renombre, manejaba su propia economía, y podía darse gustos que antes no, vestía con ropa de marca, frecuentaba mejores lugares, su círculo de amistades se hizo muy exclusivo, sus accesorios eran envidiados (el reloj, la correa, una pulsera de oro que no se quitaba ni en la piscina, en fin), el se sentía muy cómodo y feliz, con esa acomodada vida, no por eso descuidó su entorno familiar, invitaba a sus padres a comer, y sus obsequios fueron más que generosos para mamá y para papá también, a veces hasta sin mediar algún pretexto para darlos.
Este Sauna que había conocido semanas atrás gracias al dato de un amigo gay, se ubicaba en una zona residencial, era una casa grande y muy bonita, de jardines con árboles al ingreso, tenía una amplia cochera, y los autos ingresaban a ella tras solicitarlo por un intercomunicador, los días viernes, como éste, era exclusivo para “ellos”, y se anunciaba con un ligero morbo, era una tarde para gays obviamente, aquellos que podían acceder a las sus tarifas y condiciones. Obviamente Jano era uno de ellos, acudió con un amigo, compañero de trabajo, gay también, un par de años mayor que Jano, poco agraciado físicamente, pero con una billetera generosamente reforzada. Parquearon cerca al ingreso, y ambos pasaron a los vestidores, Jano lucía solo una corta toalla alrededor de la cintura, la cual ajustaba con una tira, su amigo, mas recatado, usaba un traje de baño largo, Jano convocó muchas miradas al deambular por los pasillos del sauna y tras un par de minutos en el cuarto de vapor, se alejó de su amigo e inspeccionó las instalaciones, en clara búsqueda de algún cómplice.
En un cuarto de calor, se encontraba un Miguel, Jano nunca supo si ese era su nombre, la gente suele usar varios y distintos nombres cuando se trata de un encuentro así casual y fugaz. Miguel bordeaba los 18 años, era alto, aunque no tanto como Jano, tenía la piel bronceada, y el cabello marrón, algo ensortijado, su piel era escasa de vello, pero sus formas lo hacían lucir muy sensual, sus pies eran perfectos, y eso llamó la atención de Jano, tanto como sus labios, que se veían inflamados y rojizos en ese cálido ambiente privado. Miguel miró con descaro a Jano, se sentaron uno frente al otro, Jano envió una obvia señal, miró fijamente a Miguel y abrió sutilmente sus piernas, se mostró desnudo, y relajado, Miguel bajó sus ojos y se detuvo en su entrepierna, afirmó sutilmente y se mudo a su lado. Delicadamente acarició su pene, Jano empezó a entusiasmarse, y eso se notaba en su virilidad, Miguel se puso de pié y le dijo, hola, me llamo miguel, pero ya tengo que irme, recién son las 8 (de la noche) increpó Jano, si gustas me acompañas, le dijo Miguel, ambos salieron rápidamente, se vistieron casi en un chistar y se subieron al auto de miguel, la ruta duró pocos minutos, el auto se detuvo en una puerta levadiza y tras un claxon, ésta se apertura para dejarlos ingresar a un motel con cómodos y privados ambientes para el amor furtivo. Nadie pidió identificaciones ni miró quien ingresaba, tras una ventanilla recibieron un par de billetes y simplemente deslizaron la llave del cuarto 12.
La habitación era amplia, con escasos muebles, pero los necesarios, una cama amplia, un jacuzzi en la esquina, algunos espejos, y varias lámparas, como para jugar con la iluminación, ambos entraron , Jano contempló a Miguel , era como un trofeo de combate, delgado, muy joven, atractivo, de formas perfectas, de genitales pequeños pero no insignificantes, de espalda ancha, y sensual, de nalgas redondas, Miguel , pese a su edad, no era ningún inexperto, se mostró con cuidado, pausadamente, sabía que rincones de su cuerpo podían encender más a su acompañante, y los lució con esmero, caminó hacia Jano y lo desvistió delicadamente, se preocupó hasta de dejarlo sin medias, la luz en la habitación era plena, se aprovechaban al máximo todos los sentidos, Miguel bajó e hizo de su boca un refugio cálido y movedizo para la verga de Jano, la cual no titubeó en hacerse plena, y responder a las caricias. La faena en esos dominios fue extensa, Jano estuvo a punto de culminar hasta en dos ocasiones, pero Miguel manejaba bien la situación y frenaba en el preciso momento, luego se recostaron sobre la cama, la lengua de Jano jugueteó con la de Miguel y luego exploró sus rincones, tras las orejas, descendió por el cuello hasta el pecho, hizo una escala en sus ingles, rozó su pene pequeño pero erecto, de vello escaso, de cómplices testículos elevados por la emoción, lo giró delicadamente y observó sus nalgas, las mordió ligeramente, las separó una de la otra y miró esa ruta, ligeramente humedecida por el calor provocado, internó su lengua y la hizo flamear de arriba hacia abajo y contrariamente, Miguel, gemía no sutilmente, Jano se emocionaba más.
Tras los juegos de ley, Jano susurro a los oídos de Miguel que se hallaba listo, había calzado un preservativo en su pene, Miguel lo humedeció con su saliva y permitió que Jano ingresase delicadamente, toqueteaba el ingreso suave y reiteradamente, cuando este parecía abrirse, él se retiraba, cuando este le exigía el ingreso, permanecía presionando y volvía a huir, Miguel deliraba, cuando en una de esas el juego proseguía, Miguel retrocedió y permitió que ingresase todo, gimió de placer y empezó a moverse en un vaivén rítmico y acompasado, un vals, que solo conoció ese paso durante esa hora, no hubo acomodo de otro tipo, fue exclusivamente el decúbito y él sobre éste, quizás algún requiebre levantando las caderas, pero la faena culminó en esa pose en la que se inició, y fue perfecto, Jano no era inexperto tampoco, él había notado ya en ese jugueteo, un fuerte suspiro de Miguel, acompañado por el relajamiento de esa mortaja que había estado sujetando su pene tras el movimiento, Miguel se tendió relajado , Jano supo que su cómplice estaba en la cima, así que se apresuró en acompañarlo, agitó el ritmo y tras el oleaje, apretó fuertemente las manos de miguel, para dejar salir de su interior ese cálido fluido que da fe plena del orgasmo masculino, por mas gay que haya sido el estímulo, el hombre se muestra tal, cuando derrama de sí su virilidad.
Se retiró delicadamente de la espalda que lo recibía, Miguel giró y mostraba fluidos similares sobre las sábanas y sobre su piel, sonreía extrañamente, se acercó a Jano y lo besó fugazmente, me tengo que ir le dijo.
Jano permaneció en la habitación, fumó, escuchó música, vio el reloj y marcaba las 11, aún temprano para retornar a casa un viernes. Reaccionó y se percató de que no había obtenido ni el teléfono ni el correo de Miguel, se lamentó por un momento, pero luego se convenció de que el destino tenía que juntarlos nuevamente, y así sería. Jano se dio cuenta de que jamás antes, había disfrutado de lo carnal de una relación tanto como lo había hecho esa noche. Sonrió para sí mismo y se sintió casi feliz.

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