miércoles, 16 de septiembre de 2009

MaNos A La ObrA


ManOs a LA ObrA
XIV

Jano pasó la etapa universitaria, como cualquiera que supiese aprovecharla, tendría muchas historias que contar , si sus vivencias pudiesen contarse, pero al menos almacenó muchos recuerdos que cada vez que evoca, le arrancan risas, o alguna emoción indescriptible para cualquiera, quizás de sensibilidad peculiar para quien como él, sea gay.
Gonzalo se convirtió en su cómplice, ambos eran los hombres más gentiles y caballerosos del salón, coqueteaban con todas, sin considerar atributos o deméritos, ellas siempre suspiraban por Gonzalo y sobre todo por Jano, Gonzalo era visto como el macho, el moreno que debe de ser el gran amante, el de nalgas perfectas y probable virilidad desmesurada, el alardeaba de eso, usaba ropa deportiva o jeans ajustados, la región genital siempre se proyectaba más que el resto, le era difícil disimular una excitación, y a ellas parecía no incomodarlas, sino todo lo contrario. Jano por el contrario, era menos sexual, pero no por eso menos atractivo, su tipo era el del niño guapo, de modales impecables, de apariencia juvenil y algo moderna, preocupado del modo de vestir, del cómo oler, cómo hablar. Ambos y juntos eran el sueño de varias, y varios por ahí.
Los sábados eran de locura, Jano mantenía un buen rendimiento en la Universidad, por lo que sus padres le permitían las típicas perdidas del universitario, podía desaparecer el sábado en la tarde y no retornar hasta el domingo, no era criticado, siempre y cuando lo comunique oportunamente, además su grupo de amigos incluía muchas amigas y eso le daba calma a su mamá, quien se convenció, que esas dudas escolares fueron solo una etapa, influenciada seguramente por Gabriel.
Las discotecas de la ciudad eran sus dominios, aquellas exclusivas y las no tanto, usualmente bailaban, bebían, fumaban y fugaban con algunas amigas, Gonzalo siempre concretaba la aventura con un contacto casual en su auto, o en algún hotel cercano, o hasta en los lugares menos imaginadlos, Jano, no pasaba de besos y algunos tocamientos con ellas, se dio cuenta de que no despertaban en él, más que solo la emoción de la fuga, no había excitación, nunca hubo erección. Ellas lo veían como un caballero, no como al “pendejo” de Gonzalo.
Pero algunos sábados incluían fugas de otro tipo, ambos frecuentaban la discoteca gay de la ciudad, eran ahí un par de galanes también, coqueteaban con todos, y siempre escogían a los más guapos, a aquellos que tenían menos años que ellos y a los que estaban de paso por la ciudad, esas madrugadas siempre acababan en un solo cuarto de hotel, con algo más de alcohol, algo de hierba que fumar, y desnudes, Jano y el de turno , y Gonzalo y el suyo, simultáneamente, viéndose unos a otros, con el morbo producido por los juegos que uno y otro iniciaban , por las palabras gruesas que se escuchaban en una y otra cama de esa habitación doble, por el juego que causaba el prender y apagar la luz, por el atrevimiento de intercambiar cómplices, y de hacerlo sin la autorización expresa de ellos, pero nunca despreciados en el intento.
Muchas veces jugaron sin cuidado, fueron vistos, o señalados, el alcohol los inhibía de incomodarse, en la universidad algo se comentaba, pero quienes lo hacían los buscaban porque querían algo más de ellos, y los demás, quienes no compartían ese gusto por el mismo género, nunca creyeron esos chismes.
5 años de locuras, historias, gente nueva, algunas venéreas, miedo a enfermedades, pruebas de Elisa negativas, reflexión y nuevamente irresponsabilidad; afortunadamente no acabaron mal (ellos no), Gonzalo conoció a una amiga el último año, empezaron a salir juntos, dejo de lado a Jano, y terminó enamorado de ella, Jano lo extrañó mucho a un inicio, pero ya había adquirido el carácter y la costumbre de no pasarla mal, siguió solo en sus aventuras, y en una de esas, incluso se escapó a Lima con dos amigos y se reunió con Gabriel, no hubo nada extraordinario entre ellos, ni sexo casual, pero la complicidad que se tenían, los llevó por rutas más osadas, a pasar por gente más experimentada, a ser seducido con quedarse, pero Jano siempre supo aterrizar, llegó al quinto año de arquitectura, se graduó con éxito, y consiguió trabajo rápidamente. Aunque entre esos acontecimientos, aún faltan algún par de cosas que comentar.

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