martes, 25 de agosto de 2009

aleJa El RoSa

No todo Es Pink
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Acabó la escuela y cada quien tomó sus rutas, el dilema de Jano era el de regresar solo a la ciudad de la que provenía, debido a que sus papás permanecerían algunos años más en esa ciudad pequeña, o estudiar en ella la carrera que había escogido, finalmente la universidad de esa región ofrecía un programa de arquitectura, que estaba acorde a sus expectativas y a las finanzas de la familia y por ese lado se inclinaba la balanza, la mamá de Jano tenía , además, el temor oculto de alejarse de su hijo, y exponerlo a la libertad y sus excesos, en una ciudad más grande y sin el control que ella consideraba aun necesario.
Gabriel había decidido no estudiar ese año, quizás viajar, conocer, ser él mismo, su grupo había cambiado, muchos de sus nuevos amigos estaban francamente aceptados y reconocidos socialmente como homosexuales, a sus padres parecía no importarles el asunto, es más, se hacían los desentendidos, y trataban de complacer los pedidos de su hijo, con el subliminal chantaje de evitar que este cause problemas. Jano ya no veía a Gabriel, de vez en cuanto un contacto telefónico, pero era mínimo. Jano ya no frecuentaba el punto, y había retomado el contacto del grupo escolar, los fines de semana, para el futbol y esas cosas, Susana era su amiga mas cercana, ella siempre guardó esperanzas en él, pero Jano sabía que no podría ofrecer más que amistad, y algunos consejos femeninos probablemente.
Jano decidió, prepararse para la universidad en una academia, estudiar idiomas, entrenar al futbol, y el poco tiempo libre que le quedaba , lo gastaba en el gimnasio o jugando en la computadora, se planteó negar sus deseos sexuales e incluso las relaciones interpersonales con aquellos que sientan como él, llegaba tarde a casa se duchaba y dormía, iniciando esa atareada rutina cada día, y muy temprano. Regreso a esa etapa adolescente en la que despertaba con la ropa de dormir humedecida, solo que en estas ocasiones, recordaba claramente, que los sueño que lo conquistaron esa noche, estaban repletos de varios que como él, lucían cuerpos jóvenes, marcados, varoniles, y que se hacían el amor unos a otros, y repetidas veces.
Esta rutina, de mantenerse ocupado, no podría ser eterna, él se preguntaba qué hacer, para evitar tentarse, pero cada instante que pasaba se daba cuenta que era más y más difícil negarse a sí mismo, negar sus deseos, dejar de ser gay, dejar de ser Jano.

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