miércoles, 19 de agosto de 2009

OrdeN y DesorDeN


Un Poco de Orden y Desorden
IX


Jano necesitaba contarle a Gabriel lo que le había ocurrido, sobre lo que había decidido estudiar, lo que su madre le había comentado respecto a su sexualidad, decirle que se sentía más tranquilo, y algo feliz.
Salió de casa esa tarde, era sábado, el colegio ya había concluido, solo faltaban los formalismos de la clausura y las fiestas de egreso, caminó sonriente a casa de su amigo, escuchaba música, ese día sonaban en su mp3 tonadas algo alegronas, rock en español de cantantes nacionales; tocó el timbre en casa de Gabriel, y la puerta tardó en abrirse, al cabo de unos minutos, fue Gabriel el que salió a su encuentro, invitó a Jano a ingresar, Gabriel no estaba solo esa tarde, un amigo lo acompañaba, y éste salió de la habitación al encuentro de Jano, se saludaron fríamente, Jano le dijo a Gabriel que quería conversar con él, pero que no era nada urgente, lo dijo con una sonrisa sincera, y en el tono más fraterno, Gabriel se preocupó, no es lo que crees le comentó, Jano le dijo, que no debería de preocuparse, que él no estaba creyendo nada malo, solo que estaba de paso, y que intentaría regresar más tarde, entonces salimos esta noche- dijo Gabriel, Vamos al Punto, ya veremos respondió Jano, no sé qué dirá mi mamá. Jano se dirigió a la puerta y se despidió con un apretón de manos con cada uno de los que quedaban en casa.
Jano no sintió celos, el acompañante de Gabriel lucía de la opción sexual de su amigo, sus actitudes, atuendo y demás, lo delataban como gay, Jano tenía claro que no necesitaba abrir mas su círculo de amistades, menos aún, amigos como los que Gabriel estaba conociendo, entendió en ese momento, que Gabriel ya no sería su Gabriel, y que él estaba feliz al mismo tiempo, de que deje de serlo.
Gabriel y su amigo empezaron el experimento esa noche, salieron temprano a casa de otro amigo que conocieron ambos en la discoteca, éste vivía solo, y tenía ya 24 años. Llevaban un bolso deportivo , con varios implementos reclutados en casa de ambos, al llegar se ubicaron en la habitación y abrieron el bolso, el experimento arrancó.
Esa habitación era peculiar, había una cama grande, con un colorido cobertor, una lámpara en la mesa de noche y otra adicional en el tocador, sobre éste aparecían una gran cantidad de insumos de belleza y algunos accesorios. Mariano como se llamaba el dueño de casa, miró fijamente a Gabriel y le dijo : “ contigo haremos maravillas esta noche” , luego le ordenó desvestirse, orden que Gabriel cumplió inmediatamente, se encienden todas las luces, y mariano observa fijamente a Gabriel en ropa interior, era alto, como de 1,75, usaba el pelo muy corto, sus facciones eran finas, estaba bien rasurado del rostro y de otras zonas, el cuello delgado algo largo, el tórax ancho arriba y angosto abajo, al descender al abdomen se perfilaba una cintura envidiable, ese abdomen estaba delineado y se apreciaban claramente las divisiones de la musculatura anterior. Gabriel tenía las piernas largas y definidas, y hacia atrás unas nalgas prominentes y duras, como todo hombre, carecía de grasa sobre las caderas. Esa noche, usaría unos tirantes de charol algo gruesos, que se fijarían en un pantalón corto y a cuadros, en tonos negros y grises, unas medias panti gruesas, negras y perforadas varias veces, y unas botas de taco alto, con una plataforma que le hacían difícil caminar con agilidad.
La peluca era dorada y corta, las pestañas fueron colocadas con delicadeza, largas y risadas, una base algo pálida en el rostro, labios rojos intensamente brillantes y delineados de rojo en otro tono, la piel del cuello, del tórax y de los brazos, algo escarchada, una rociada de perfume, y Gabriel era otro, lucia androgénicamente femenino, lucía encantador para él mismo, él se gustaba, y le impregnó una personalidad agresiva a ese personaje que acababan de crear, Mariano fue el siguiente en prepararse, pero sus esfuerzos no conseguirían llegar siquiera a la decima parte de lo atractivo que lucía Gabriel, el tercer amigo, solo miraba. Se pusieron los abrigos y enrumbaron al Punto.
Esa noche, ocuparon sus lugares en un balcón de metal especialmente acondicionado para las reinas de la noche, se menearon al ritmo de la música electrónica, y sonrieron hasta sentir dolor en las mejillas, Gabriel fue seducido en varias oportunidades esa noche, pero él evitó a todos; esa noche era el inicio de su vida, era solo para él y en su egoísmo, quiso disfrutarla él solo. La noche pareció breve, cuando se percataron de que el lugar se quedaba vacío y de que el sol salía, los tres enrumbaron a casa de mariano.
Jano le timbró varias veces esa noche, quería salir, bailar, pero no tuvo respuesta, fue mejor así, ya que él no hubiera acompañado a Gabriel en este descubrimiento, esa noche cogió un libro de un autor peruano de morbosa redacción, e inició la lectura, no paró hasta terminar la novela, ya con la luz del sol proyectándose por su ventana, alegre, atinó a bañarse y a salir al encuentro de sus amigos del colegio, aquellos con los que jugaba fulbito en el recreo, y con los que esa mañana repetiría esa nostálgica escena, todos sudorosos tras una pelota , en la canchita del colegio, fue recibido gratamente. Jugaron futbol hasta tarde, y acordaron repetir la escena cada domingo, y así fue, pero por poco tiempo.

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