martes, 29 de diciembre de 2009

FeliZ.. AñO 2009 .. qUe Se vA..


Terminar el año conmigo mismo.

Este año me resultó extraño, lo inicie solo, un poco preocupado por esa situación, nunca me atormentó, pero esta vez sentí la necesidad de contar con alguien que me brinde su respaldo, que diga que si a mis locuras, que me acompañe a tomar café, que se burle de mis extremos, que controle mis excesos, que solo esté ahí, calentando el lado derecho de mi cama, leyendo las novelas que acabo de leer para entenderme en mi pasión, que solo calle cuando quiero discutir, que me reclame con frases breves, porque así me dominan, que sea mío, para ser de él.

El tiempo fue ordenando las cosas, mis amigos, los mejores, estuvieron allí arrancándome sonrisas, nació el blog que me ha permitido mil cosas, dentro de ellas, comunicarme, sabiendo que al menos alguien es receptor de mis catarsis gay, las mismas que no suelen ocupar otro espacio, ya que mi opción es solo mía.

Intenté retomar aquellas cosas que hacían falta, amar por ejemplo, pero parece que aun no es el momento, yo no estoy listo, o no encuentro a la persona que lo esté para mí, en todo caso, las cosas no han ido mal, he conocido nuevos amigos, los he conocido en nuevas circunstancias, he aprendido a quererlos en sus defectos y en virtudes, crezco con ellos y en ellos, sé como arrancarles una sonrisa y me aprovecho sanamente de eso, están ahí para mí, y saben que pueden contar también conmigo, de la forma incondicional que permite la razón asociada al afecto.

De todas maneras, concluyo el año, mejor de como lo inicié, y ese balance es perfecto, se dan pasos, no se retrocede ni para tomar vuelo, y la marcha debe ir con predominio de sonrisas. Hoy mi lista de contactos es enorme, y gracias al “gay. cuentos ” , aun mas, y para ser sincero, la conversación jamás se inicio con un interés que no fuese el más sano intercambio de alguna frase cordial, y hasta de algún consejo, consejos que también recibí, y que agradezco.

Esperemos que aquello que nos depare el 2010 sea mucho más gratificante, que la sonrisa se convierta en carcajada, y que el corazón encuentre otro con quien latir al unísono, mis mejores deseos para este próximo año, un fuerte abraso y éxitos.

CarlosD.

jueves, 24 de diciembre de 2009

FeliZ NaviDaD


Un Regalo, Una PromesA


Un Regalo, para un día especial

Faltaba poco para que llegase la noche buena, tan solo un par de días, Carlos caminaba mirando a la nada mientras en su mente se dibujaban mil opciones de lo que necesitaba, “el regalo ideal” para Humberto, su amigo, su amante, cómplice, confidente, el amor que su vida. Lo había conocido hace ya 3 años un día como este, de navidad, doble motivo de celebración.


Era una decisión difícil, a Carlos no se le ocurría nada y se le ocurría de todo, conocía muy bien los gustos de su pareja, y precisamente por eso, sabía que la misión emprendida era de lo más difícil. Carlos quería un regalo peculiar, hacer sentir especial a Humberto, y al mimo tiempo ratificar el amor que sentía por este ser tan especial.


Carlos había conocido a Humberto cuando éste aun estaba en la universidad, estudiaba sistemas y recién este año, obtuvo su titulación, lo conoció artista y este año había podido publicar su primer poemario, lo conoció solitario, y hoy está rodeado de mucha gente que lo adora y que reconoce en él un ser excepcional, en ese grupo me incluyo, los estimo a ambos de modo especial. Tras un año de éxitos, concluir el año con un regalo especial se convierte en una tarea muy difícil.


Finalmente, Carlos concluyó que no existía regalo que se pudiese comprar, decidió hacerlo el mismo, una historia de 3 años de felicidad, con altas y no tan altas, con risas y lagrimas, rodeados y en soledad, y con amor en cada momento, ellos celebran su momento de calidez navideña el 23 por la noche, se instala la mesa, velas y vino, carne y ensalada, frutas secas y la tibieza de una conversación eterna, el 24 cada quien debe retornar a la casa familiar, así que el día previo es su noche perfecta, eterna y mágica.


Carlos llegó a casa, cogió un lápiz y una hoja de papel, y escribió las líneas que obsequiaría a Humberto, no gastaría dinero, pero si la emoción de ser sincero y mostrar desnuda su alma sin vergüenza ni reparo.

Es tercera noche que brindo por ti y contigo
Que el alma late y transmite ese latir al cuerpo
Que los pensamientos se hacen exclusivos,
Y que se brindan solo para ti.
Esta tercera noche tiene la previa hace un año
Y esa la del año anterior,
La sensación se mantiene intacta
y soy feliz de que sea así y lo siga siendo
Sabes que te amo, y es extraño
Jamás frase así fue pensada para un hombre
Mi corazón de hombre se dominaba por una mente de hombre
Pero tú has roto el esquema de mi estúpido dominio racional.
Y soy feliz por eso.
Mi compromiso es estar para ti,
He estado siempre, en esta vida y en la previa
Y he decidido mantenerte a mi lado en todas aquellas vidas que vengan
Me haces feliz, y espero hacerte dichoso también
Y no espero cambiar esa sensación que me hace mejor
Que me hace un mejor hombre, hijo, hermano
Que me permite sonreírle al mundo
Solo porque en mi corazón te estoy sonriendo a ti.


Estos son mis votos Humberto, mi compromiso y espero los aceptes

Te amo.

Carlos leyó sus líneas y sintió un frio extraño, eran sus votos, era su compromiso de eternidad, era un Carlos nuevo, aquel que había crecido y madurado acompañado de ese ser especial que todos quisieran, no le reclamaba nada a la vida, le agradecía mucho, tenía en su mente el temor, de que aquello que lo hacía latir en ese momento, no fuese cierto, pero lo era, era cierto y real.


La noche del 23, frente a las velas, Humberto entregó a Carlos una caja pequeña, le había leído la mente a Carlos, en su interior dos aros y una promesa, amor mas allá de la vida, Carlos leyó sus votos, Humberto lloró, y aceptó.


Ambos lucen en sus cuellos colgados de una cadena muy fina ese aro que ratifica su amor, recuerdan ese tercer 23, y saben que la risa sincera que genera ese recuerdo, es la muestra exterior de un compromiso eterno de compañía en el amor y que el próximo 23, será la celebración de un año distinto, un año de amor asociado a la pertenencia del uno al otro.


sábado, 19 de diciembre de 2009

Se busca....

Se busca al valiente en Arequipa

Esta vá de pedido.... espero coincidan nuevamente, (un abraso Carlos )
Esa noche ya pasaban de las 12, habíamos tomado un taxi al salir de ese bar, si bien es cierto ambos nos habíamos citado en un plan gay, ya que tu y yo lo somos, las cosas que hicimos fueron de lo más comunes, algo de pizza, y unos tragos hasta en tres diferentes bares, la conversación de lo más fluida, y mil cosas en común, me gustaste y creo que genere un efecto similar en ti.

Tu sonrisa era perfecta, mostrabas todo de ti con solo abrir los labios. Ese taxi fue el cierre perfecto, me miraste a los ojos brevemente y me robaste un beso, el taxista fijo sus ojos en el retrovisor, y generó en su mirada mil sentimientos encontrados, todos vinculados a la sorpresa, al escándalo, a la crítica y al desprecio, a mí solo me sorprendiste, gratamente por cierto, esos labios gruesos me besaron sin yo pedirlo, sin yo simplemente insinuarlo, sin pudor, ignorando al resto y sus tabúes, me arrancaste una sonrisa y mi número telefónico, ahora solo espero que llames.

Un beso.

martes, 15 de diciembre de 2009

IX. El inicio tras el fin


IX. El inicio tras el fin


Lima, agosto 3 del 2005


Querida mamá,


No sé si esta carta quedará en ti, o quizás se muestre, de ser así, el saludo debe ser más amplio, ir a quienes hoy están tristes por mí, y seguramente han llorado o se han lamentado por lo ocurrido, no pretendo convencerlos de que lo que hice ha sido lo mejor, pero aun a puertas de hacerlo me siento calmo, y tranquilo en mi mente y corazón, temeroso de Dios pero rogando su entendimiento.


La vida me ha retado varias veces, se me acabo temprano, pero pese a eso, creo que me permitió evolucionar, me dio espacios de felicidad y me permitió llorar, y he sido feliz de hacerlo, porque es la prueba más grande de que he querido, te he querido a ti mamá, a papá, y sentido ese amor distinto que me hizo sonrojar, ser apasionado, sentir y hacer sentir, me gustaron ellos, así me toco ser, gay, y creo que tu lo sabías, pero las formas de liberar mi sexualidad, jamás fueron aquellas cosas de las que se habló de mí, y eso me brinda un orgullo sutil, y mantiene mi conciencia en paz, sobre todo por ti y por los nuestros.


Soy cobarde, Tú lo sabes, la sola idea del dolor, me dolía más que el tormento de la enfermedad, no podría enfrentarla, y seguramente sobre esto daré vueltas en el resto de la carta, pero mi razón principal, el detonante de la fuga es mi cobardía. Tengo un cáncer avanzado, no hay retorno, habla con Marco , el doc, el te explicará, hubiesen sido semanas de dolor, y una imagen totalmente distorsionada de quien soy, no quería que me recuerden así, no quería enfrentarme a ese destino. Por eso me fui.


Anoche, mientras arreglaba las cosas, terminaba de poner en orden mi vida, sentí que las cosas que he pasado han sido las necesarias para poder decir que he sido feliz, me toco hacer aquello que se debió, en el momento preciso, no antes como para estar incapacitado para hacerlo, ni después como para que me lamente de no haberlo realizado antes, ojeaba el álbum de fotos, y noté que en casi todas ellas luzco sonriente, desde aquellas amarillentas por el paso del tiempo, hasta las mas recientes, y algo agradadle además es ver en ellas a gente que ríe conmigo, que es feliz compartiendo mi felicidad, que asumo es porque nos une algo más que el solo hecho de conocerlos, debe existir cariño, sincero, y de verdad.


Hoy veo todo en colores, creo que esas pastillas hacen el efecto que uno espera… y mas, hasta me permito sonreír cuando una que otra lágrima transcurre por mi rostro, es parte de cobardía, o una muestra real de que sé sentir. Siempre fue grato besarte en la mejilla, o la de papá, no solo de niño, sino hasta hace poco, fue sano ser uno mismo cuando se trata de sentir, me he permitido llorar cuando lo necesitaba, y he necesitado llorar hasta cuando he disfrutado de una película romántica, cuando he visto a un niño sonreír de la dicha de reencontrarse con su madre, o hasta en algún mensaje difundido en la red dando cuenta de algún evento que conmueve o nos haga reflexionar sobre hechos de vida que trascienden, sentir de verdad ha sido rico, y con eso se crece, y nunca se crece solo, ustedes han acompañado esa etapa, y hoy les agradezco por haberme regalado esa forma de ser.


Me he rodeado de muchos, y muchos de ellos los he llegado a querer, así que mil perdones a todos por este exabrupto de cobardía, no sé si me entiendan, en el fondo de mi alma espero que sí, aunque no los culparía de no hacerlo, en todo caso, y con ese único excepto en nuestras relaciones, espero que el resto de nuestra convivencia haya sido grata y me haya permitido dotarlos de algún momento grato, o de significancia, siempre he intentado ser para ustedes un buen amigo, en mera retribución a tanto amor ofrecido por ustedes.


Mamá, te amo, y donde esté, porque esto del amor es eterno, te seguiré amando. Háblame en las noches, que estaré cerca a ti escuchándote, no dejes de usar esa fragancia de jazmines, que es el olor que atesoro en mi corazón de niño y en el de hombre, no cambies tus sonrisas por lágrimas, porque que sonriente eres la mujer más bella del mundo y así te asesoraré en mis recuerdos, si es que se permiten llevarlos con uno.
Un beso eterno


Tu hijo.



Esa noche fue la escogida, no especial ni conmemorativa, hasta ese entonces, en el velador un vaso de agua, y algunas tabletas, regadas en el piso, el frasco vació cerca de la cama, el estaba recostado abrazando su almohada, como durmiendo, su expresión era tierna, su imagen no era trágica, más bien pacífica, ya no estaba, la esencia de su cuerpo lo había abandona, su cuerpo ya no sentía, ni dolor físico, ni angustia mental por el dolor, él creyó que era lo mejor, y probablemente, Lo Fue.

lunes, 7 de diciembre de 2009

VIII. Detonante


VIII
Detonante


Esto no estaba planeado, solo ocurrió y se inició el fin, el principio del fin, en todo caso. Esta historia comenzó por su final, nunca lamenté, ni me quejé de Dios, ni me autocuestioné el por qué yo?, solo me enteré, lo entendí, me proyecté y decidí, no sé si esa practicidad sea sana, o si debí pensar en los cercanos a mí, aquellos que me quieren, o si en el fondo, es por ellos, que mis decisiones se hicieron radicales y definitivas. Yo adoro mis recuerdos, y no quería una vida corta y plagada de recuerdos tristes, la suerte estaba echada y solo era cosa de terminar el juego.


Esa mañana, amanecí con el típico malestar de una mala (o buena según sea el caso) noche de tragos, aquel malestar asociado un desagradable sabor bucal, dolor de cabeza, sensación nauseosa y ganas de soledad, en realidad, la noche previa había sido agitada, algo de alcohol, tabaco y fiesta, pero nunca había tenido una resaca tan marcada. Hice lo de costumbre, abundante líquido, algún analgésico, y descanso, la resaca nunca pasó, me acompañó tres días más, al punto de hacerse insoportable, ese tercer día empecé a sentirme mareado y por la ausencia de alimentos, y demás signos por la falta de energía, decidí visitar a un buen amigo, médico además.


Tras narrarle lo ocurrido indicó un par de ampollas y unas tabletas, líquidos y dieta, lo que cumplí al pié de la letra, y al cabo de unas horas, realmente me sentí mejor, desde ese día mesuré mis transgresiones digestivas y eliminé el tabaco y el alcohol, pese a eso perdí el apetito, cuchareaba y me llenaba pronto, así que aproveche la ocasión para ponerme en línea, al cabo de un mes bajé como 6 kilos, lo que me hacía lucir mejor, aunque un poco pálido y letárgico. Al siguiente mes, el descenso de peso se marcó, tuve que comprar nueva ropa, ya dos tallas menos, y mi facies me preocupaba, no irradiaba bienestar y eso no es bueno, visité a Marco, así se llama este amigo, y preocupado me indicó algunos análisis, una ecografía y una endoscopía, saliendo de ese procedimiento me hicieron una tomografía casi inmediata, todo lo realizaron amigos de él cada quien especialista en su campo, esa fue una tarde muy agitada. Tras esa minuciosa exploración, Marco y su colega gastroenterólogo, me citaron en su consulta para informarme lo encontrado, yo acudí puntual, preocupado y solo. Les había comentado a mis padres que me hallaba haciendo unos exámenes, pero con la tranquilidad, de que se trataba de un problema gástrico leve y que me sentía ya mejor con el tratamiento iniciado, ellos estaban tranquilos con esa información.


Esa tarde Marco, estaba sentado en el sillón de su consulta, lucia su chaqueta blanca, y sus lentes de montura colorida, su rostro era el más serio que jamás le había visto, me miró fijamente, y me dijo, “tas jodido, tenemos que iniciar una batalla que no nos da tiempo para planearla mucho”, yo no lo entendí muy bien, su amigo me cogió del hombro y me dijo, tienes un cáncer gástrico de estadío muy avanzado, solo tenemos quimioterapia, y algunas opciones alternativas, la cirugía es inútil, ya que hemos encontrado varias diseminaciones en hígado, hay que prepararse para lo que se viene. Su amigo soltó mi hombro y se retiró del consultorio.


Marco, me miró fijamente, lo conocía varios años, era el hermano mayor de uno de mis mejores amigos, nos hicimos muy cercanos desde que coincidimos en una discoteca gay de la zona más residencial de la ciudad, fuimos cómplices en el secreto, y ahora en este dolor extraño, que me hacía ver las cosas en blanco y negro, sin chance a grises, que humedecía mi ojos, pero no permitía el llanto, que me dolía por ellos, más que por mí mismo, Marco, me seguía mirando fijamente, sus ojos estaban rojos al borde de la explosión, creo que hasta su voz se entrecortaba, no te ofrezco ganar la guerra, pero al menos la haremos larga, te lo prometo, yo lo acerqué a mí, y lo abracé fuertemente, le susurré un gracias, en mi corazón y mi mente la decisión ya estaba tomada.

lunes, 30 de noviembre de 2009

VII. Vivir de Recuerdos


VII. Vivir de recuerdos


Al cerrar los ojos e intentar poner la mente en blanco, nos encontramos con mil impedimentos, imágenes, sonidos, sabores, olores, sensaciones, invaden esa pretendida calma mental. Nunca he podido abstraerme totalmente, no sé si en mi nueva condición, pueda hacerlo, en todo caso, uno busca recuerdos agradables para poder conseguir esa calma que se pretendía con esa “mente en blanco”.


Los recuerdos más evocados, deben estar vinculados a los mejores momentos, lo sombrío o asociado a lágrimas, debe permanecer en ese espacio antagónico que se destina a lo que se debe olvidar, creo que esa es la principal razón de mi nuevo status, estoy ausente de la vida, porque no pretendía acarrear recuerdos de ese tipo, y como estaba convencido de que éstos iban a predominar preferí evitarlos.


Hoy cierro mis ojos y recuerdo cosas cálidas, y me veo riendo, cosas que jamás deba olvidar. Recuerdo a mi madre sonriendo, no sé por qué, pero era conmigo, y yo muy crio, su aroma a limón, muy fresco y en verano de vestido blanco con florecillas amarillas, su pelo largo recogido en una cola, y un cerquillo ocultando su frente, me miraba y extendía sus manos a mí, sigo sin recordar por qué, creo que era feliz viéndome y yo mucho más sabiéndola conmigo. Mi padre, el día que me prestó por primera vez su auto, lo noté serio y marcial en sus indicaciones, pero intuí su orgullo por mi logro, y su confianza, mil cosas más de la niñez y la casa familiar, pero también cosas mías, hasta hoy negadas para el resto, pero existentes, recuerdos propios.


Recuerdo a Miguel, y ese es un recuerdo solo mío, y que solo hoy me atrevo a comentar, recuerdo su mirada intensa, su imagen atrevida, algo desordenada, pero seductora, disimulando en un atuendo desalineado, una figura atlética envidiable y que él se esmeraba en conservar, sudando sanamente a puerta cerrada y con un equipo de gimnasia improvisado y diciéndole al resto que ese cuerpo era innato y que no se preocupaba de esas cosas. Recuerdo su pelo crespo, que al dejarlo a su albedrío llegaba a caer sobre sus hombros haciéndose risos en la ruta, su barba crecida, pretendiendo proyectar esa imagen de niño malo pero tierno. Sus manos de dedos largos, y suaves, de perfectas uñas, los tatuajes de su piel, hombros y espalda, alguna de esas marcas me pertenecen, estoy seguro de eso, puedo precisar sus rincones, sus aromas, su ritmo cardiaco en calma o excitado, se que a él, una fragancia de madera y hierba lo hacen ser distinto a cuando usa cítricos y flores, recuerdo sus besos, húmedo conflicto , audaz e insinuante, sus caricias siempre por rutas inequívocas.. en la búsqueda de lo que pretendía, su forma de tenerme, de hacernos el amor, o a veces solo de poseernos, el roce de su piel áspera, pero para mí perfecta, el aroma de su aliento a chicle de mora, el tono de su voz al gemir, y su insinuante y directa forma de pedirme cosas osadas, te recuerdo tanto y tan perfectamente, sonrío ahora que narro y hasta me excito, no fuiste el único, pero si el que prefiero recordar, porque fue perfecto, y eso nos lo dio el paso del tiempo, la posibilidad que nos dimos por conocernos y el amor que llegué a sentir por ti.


Es magnífico tener estos recuerdos, gratos, hay cosas desagradables, pero no las evoco, no lo necesito, mi balanza se inclina por la sonrisa, y eso me tiene en paz, esa paz, que comenté hace unas líneas, no hubiera conseguido estando allá, tras lo ocurrido, aquello que ahora tampoco quiero recordar.


Escucho a Lennon, su inspiración me tranquiliza, viví plenamente, seguí sin saberlo sus preceptos, disfruté mis momentos, no me preocupé por el mañana, no planeé mucho, salvo lo indispensable, pero tuve seguridad en lo que hacía, la vida es lo que pasa mientras uno planea que hacer, decía, y sin saberlo le hice caso, nunca me vi viejo, ni a los que quiero conmigo, nunca ahorre para los años que vendrían, no compre una casa ni la planifiqué, no compré un auto nuevo pensando en cambiarlo en 5 años, viajé, comí y bebí plenamente, eso esta acá en mi mente, forma parte de esas cosas que evocaré siempre, claro, siempre que me sea permitido intentar poner mi mente en blanco, y encontrar el pretexto perfecto para recordar, para recordarte.


jueves, 26 de noviembre de 2009

ThanKs !


Si el contador es confiable, hace poco pasamos las 2000 visitas, asumo que varias de esas deben de ser mias, pero, honestamente, no todas, gracias a quienes aún se mantienen pendientes, o por lo menos le permiten a su oscio, acompañarme, y mas aun animarse a escribirme, incluso cosas que como pueden ver, no ha sido posible publicar.

mi gratitud y compromiso


CarlosD

VI. Ella al rescate


VI. Ella al rescate


Todo varón que ha sentido la atracción por algún otro, y más aún si se ha visto rodeado de la idea prejuiciosa de que eso es malo, ha pensado, en algún momento, en que el asunto puede remediarse probando lo convencional, buscando en ellas la posible cura al tormento de ser gay, tormento que se convierte en una realidad, que no es tan mala, solo más audaz, diferente y con encanto propio.


A María la conocí en la universidad, estudiaba psicología, era ligeramente más alta que yo, de pelo negro largo y de rulos, cara alargada, nariz recta pero notoria, ojos grandes de ángulos distales elevados, pestañas largas, escasas cejas, boca pequeña de labios gruesos, sus orejas eran grandes, pero no se veían mal, es más, no se llegaban a ver, la cabellera las cubría con comodidad y soltura, tenía el cuello largo, la figura muy delgada, escaso pecho y escasas nalgas, pero ambos segmentos presentes y resaltados por la forma de vestir de María, mi ex.


Ella fue la elegida para ese momento de crisis gay en la que necesitaba que me rescaten, la había visto varias veces beber sola una botella de agua, sentada en la cafetería del campus, leyendo una novela distinta cada vez. Esa tarde me acerqué y le pregunté qué era lo que leía, fui exageradamente insinuante y ella generosamente complaciente, no recuerdo bien el breve cortejo, caminamos a su casa varias veces, hablamos estupideces, aquellas que se estilan, alabábamos nuestros gustos y nuestras coincidencias, nos besamos al despedirnos, hasta que le pedí que fuese mi enamorada y resignada aceptó.


Anduvimos juntos tres meses, el primero fue muy social, creo que le gritaba al mundo que yo tenía enamorada y que era tan macho como todos, nunca soltaba su mano al pasear por la universidad, la besaba exageradamente, sin necesariamente desearlo, algunas veces de discoteca, pasado en tragos, la dejé de lado, y ella siempre me rescató de otros grupos. El segundo mes, el entusiasmo bajó y yo batallaba conmigo mismo para negarme a mis reales sentimientos y conservarla.


Al tercer mes, los besos cambiaron de tono, y sentí su pedido subliminal para que la tocase, para que pudiese apretarla más de lo debido y rozarla en aquellas zonas que me eran indiferentes, y que por otro lado, podrían delatar mi desinterés.


El día tenía que llegar, fui mi primer y único intento, y el origen de una amistad de odio interesante, fue en su casa, una tarde en ausencia de sus padres, cuando tirados en su cama, entre besos y un interesante programa de tv, ella me obsequió un preservativo, y me pidió que lo comportásemos, no supe que decir, es más no dije nada, me quedé en silencio, mientras ella retiraba mis pantalones y mi chaqueta, quedé semidesnudo y sentí frio, y miedo, ella llevaba un vestido verde, de tirantes, que retiró en un solo movimiento, mientras se sentaba sobre mí , con las piernas abiertas, descansando sus partes en las mías, sentí pánico y quise desconectarme, intentar excitarme, no pude, luego pensé en ellos desnudos, mientras ella me besaba y con su mano guiaba la mía a sus pechos erectos y hacia su entre pierna, logré una ligera erección, pero no fue por ella, si no por la orgía de conocidos y otros no, que armaba en mi mente a ojos cerrados.


La batalla duró pocos minutos, no logre siquiera calzarme el uniforme de jebe, ella se bajó, no me cuestionó, solo me abrasó y me preguntó si en realidad me agradaban las mujeres, o me estaba engañado y engañándola a ella, atiné a decirle que jamás la había engañado, pero con respecto a lo otro, no lo sabía en realidad, ella se rió, me dijo tienes 22 y no lo sabes, no seas gracioso, se vistió rápidamente y me pidió que me marchase, yo no supe que hacer, solo le dije que lo sentía, ella me miró con odio, o con ternura, nunca supe distinguir en ellas esas emociones mudas, y me siguió con la mirada mientras me terminaba de ponerme el pantalón y salía de su habitación y de su vida.


Sé que lloró por mí, en ese entonces y ahora más, que me quiso, que nadie conversó como yo, que nadie la hizo reír como yo, y que nadie le hizo el amor como yo, sin hacérselo siquiera, que fui especial, que fui diferente, que estaré en su corazón, que me rescató de mi estupidez, que me probó que era falso al besarla, al intentarlo siquiera, que no era yo, que no era quien quería ser, ni quien ella esperaba que fuese.


Gracias María, por haberme querido, así como fui por no decirle a nadie, por tratarme con cariño cuando las cosas acabaron, por decirle al resto que nos dimos cuenta que lo nuestro no iba a mas, pero que éramos amigos, que fui un enamorado lindo y hasta apasionado, gracias por mostrarme como no fui, pero como los demás esperaban que fuese.

lunes, 23 de noviembre de 2009

V. De Amores


V. De amores


Conocí a Daniel en la universidad, el estudiaba en la facultad de enfrente, y acababa de ingresar a la carrera, yo ya andaba por el tercer año, y esa era nuestra diferencia de edades además, no era lindo, pero era especial, desde que cruzamos la mirada por primera vez, supimos que algo iba a pasar entre nosotros, y así fue prontamente.


Una tarde coincidimos a la espera de la movilidad, y atrevidamente, me propuso iniciar la caminata por la ruta en la que ambos coincidíamos, yo acepté, algo dudoso, ya que no lo conocía, pero como me gustaba, no me hoce de rogar, hablamos un montón y al despedirnos cambiamos correos electrónicos, y desde ese momento empezó el coqueteo virtual y hasta insinuaciones sexuales, seguidas de risas en red, y de la promesa de cumplirlas.


Una tarde me invitó a su casa y las cosas se dieron, terminamos desnudos en su cama, tras haber intentado hacer el amor, no resultó fluido, fue torpe, y algo incomodo, su inexperiencia y la mía, hicieron dominio de esa tarde, pero no sentí pudor, ni molestia, quedamos en repetir la faena, corrigiendo aquellas cosas que nos parecieron fallidas.


La última vez que hicimos el amor, fue pleno, disfrute hasta de sus olores, que se fundían en los míos, de su respiración, que marcaba el paso, y de esas expresiones del dolor pasional que genera el ingreso y la salida rítmica de los cuerpos en los cuerpos, y que se manifiesta en gemidos cálidos que manifiestan mucho más que solo placer. Fue casi perfecto, ya que la perfección, por ponerme a la perfección como meta, aunque no sabría como distinguirla después de lo logrado con Daniel. No sé si lo amé, pero fue único, y reí mucho con él, estuvimos juntos casi un año, y al partir él, en esas decisiones adolescentes, quedamos en no comunicarnos, para no extrañarnos, ya que fue el destino, aquel en el que otro manda, sus padres en este caso, los que lo hicieron partir fuera del país, y permanentemente, Daniel, lo siento, esto que he hecho es algo que no podía evitar, sé que me entenderás, ya que mis pecados, han contado siempre con tu complicidad, viéndolo así, me ratifico, no sé si fue amor, pero fue complicidad perfecta, exclusividad y placer.


Tras él, fui muy casual, esporádico, y a veces abstinente, de extremos creo, no la pasé mal, disfruté de lo que mi cuerpo me podía brindar, elegí y creo que no permití ser elegido, jugué, y creo que no me di cuenta si jugaron conmigo, no la pasé tan mal, así que esa página en esta historia, la de mi vida, puede cerrarse con una sonrisa, sin pendientes, lamentos ni arrepentimientos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

IV. Reconociéndome


IV. Reconociéndome


Nunca me había detenido a verme con detalle, bueno en realidad creo que no fui tan superficial, siempre estuve limpio, no dejaba que las uñas crezcan demasiado, el cabello arreglado, los dientes lustrosos, y el atuendo que correspondía siempre limpio y planchado. Pero hay cosas que van más allá de esa norma de convivencia aceptada que es el estar limpio, hay cosas que pueden incorporarse, para lucir mejor, aquellas cosas que dan muestra de autocariño, y de cierta vanidad.
Mi pelo luce ordenado ahora, siempre quise tenerlo algo ensortijado pero la naturaleza me dotó de un cabello excesivamente lacio, el peinado del día solo duraba lo que demoraba en secarse el pelo, y tras eso, recobraba vida propia, una vida erguida mirando al cielo en mil posiciones independientes cada cual de la otra, “rebelde” me decía a mí mismo, como buscando un pretexto para consolarme, pero ahora que me veo, creo que debí generarle algún cambio, dotarlo de algo de brillo, y de algún aditamento para peinar, gel o crema, hubiese servido para marcarle la ruta a esa reacia cabellera tan independiente, y que a veces creo que fue motivo de burla, pese a eso, debo alegrarme que pese a mi edad, no pinté canas (mi padre las tuvo desde los 18 y ese defecto se arrastra ) ni sufrí de bajas; luce negro y poblado.


La piel de mi rostro no brilla tanto- Hace unas semanas, lucia encendida, siempre me queje de eso, y no hice nada por remediarlo, las imperfecciones, secuelas de la varicela y de alguna que otra magulladura siguen ahí, pero no se muestran tanto como cuando el rostro brillaba, caray, que reacción tan tardía. Me gustan mis cejas gruesas, poco faltó para que se fusione una a la otra, los ojos grandes de ese color cielo que prestó mi madre, aunque las ojeras marcadas, suelen opacar su brillo imponente, tantas noches de desvelo y algunas de ellas humedecidas por el llanto, mi nariz recta, algo gruesa, pero simétrica, unos vellos protruyen, que descuido, la piel afeitada, aunque azulada por lo hirsuto de mi naturaleza, como me hubiera visto con barba?, no me brindé esa oportunidad, creo que no me hubiese quedado mal, fui poco afín a variar, y ahora me lamento de no haberme visto en todas mis posibilidade; los labios delgados, muy delgados, rojizos, el cuello largo. No me veo mal, pero quizás puede haberme visto mejor, que tardía reacción.


Mi cuerpo es algo flojo, no soy ni gordo ni flaco, pero tampoco hay excesos ni carencias, no permití que se noten pese a mi mal, mucho vello, bonitos hombros, varios lunares, nalgas redondas, y un miembro viril promedio, así lo creo, optimistamente, alguna vez rasuré la zona pélvica y me sentí gigante, fue un experimento, pero mi ego se sintió complacido, debí mantenerme en esa costumbre, hubiera impresionado con solo verme a más de uno de mis ocasionales acompañantes, mucho antes de tener que sentirme. Siempre me gustaron mis pies, de dedos largos, pálidos, de uñas bien cuidadas, por mi claro, creo que el mayor de los esfuerzos personales, se dedicaban a ese segmento corporal, aunque poco lucido, creo que perdí la brújula de mi vanidad.


Ahora que en calma analizo mis rincones, me doy cuenta de que pude hacer más por mí, no me hubiese costado mucho, el resto se beneficiaba y sobre ellos yo mismo, dicen que aunque sea tarde, valen las reflexiones, ya no serán para mí, pero sí para quien me lea, total es cosa de quererse, y hacer que ese amor que nos tenemos a nosotros mismos, sea reconocido por el resto.

sábado, 14 de noviembre de 2009

III. Viendo atrás : Placer forzado


III. Viendo atrás : Placer forzado


Hoy el tiempo es mi aliado, puedo disfrutar de él, sin temor a sus límites. Me he dedicado a ver hacia atrás, calmo e inmerso en mi propio silencio. Veo mi vida pasar en mil escenas, como las fotografías de un viejo álbum, hay fotos coloridas y otras no tanto, pero todas me pertenecen ya que me veo en cada una de ellas.


Seleccioné una foto de tantas, algo triste, ya que aparezco en llanto mirando a la nada, recuerdo claramente ese día; hay cosas que por definición son malas, una de ellas, muy grave para cualquiera, no lo fue tanto para mí, bueno, el contexto y la acción fue repudiable, pero la esencia, marcó mi vida y me hizo reconocerme tal cual soy.


Creo que cursaba el segundo año de secundaria, ahí por los 12 o 13 años, era menudo, algo flácido y delgado, me había retrasado en la clase de deportes y me quedé aparentemente solo en los vestidores del colegio, salía de la ducha, y al salir del bañó note que no estaba solo, Alonso un chico de último año estaba sentado frente a los casilleros, desnudo, y me miraba fijamente mientras se masturbaba, yo sentí cierto temor, Alonso era el jugador de futbol más destacado del colegio, era alto, y de contextura atlética, no muy guapo, pero siempre rodeado de gente guapa, quise retornar a las duchas, pero él se puso de pie y avanzó hacia mí, no supe que hacer, me quedé paralizado , él no dijo palabra alguna , solo empezó a tocarme, arrancó la toalla que rodeaba mi cintura y con una de sus manos cogió mis nalgas y las apretó fuertemente, mientras con la otra seguía friccionando su pene, erecto e imponente, yo empecé a temblar, y me veo temblar ahora que recuerdo esa escena, recuerdo que me causaba dolor con esa mano tras de mí, al cabo de un minuto subió su mano hasta mi cabeza y me condujo tirando de mis pelos hacia su pene, me susurro una advertencia sobre lo delicado que debiese ser y me hizo practicarle sexo oral, algunas lagrimas corrían por mis mejillas, mi corazón latía rápido, y mi pene se erectaba sin yo poder evitarlo, estaba acaso disfrutando?, él notó lo que me ocurría y prontamente me puso de pié , me giró enfrentando su pene a mis nalgas , humedeció su pene con saliva y lo introdujo bruscamente en mí, yo gemí fuertemente y el empezó con un vaivén que concluyó rápidamente en dentro mío, retiró rápidamente su pene, y susurró carca a mis oídos, la amenaza que me impedía comentar lo que había pasado esa tarde. Yo regresé a la ducha, me di nuevamente un baño y mientras el agua caliente rebotaba en mi piel, me masturbé recordando lo que me acaba de ocurrir.


Fui violado y me gustó, cada vez que me crucé con Alonso durante ese año, mi cuerpo se manifestaba extrañamente, me sudaban las manos, mi corazón saltaba, y yo rehuía a su mirada, pero interiormente quería coincidir e insinuarme, quería poder repetir lo que ocurrió esa tarde, pero hacerlo bien, asociarlo a besos y caricias y en un lugar más intimo.


Yo soy gay, o fui gay, Alonso no descubrió nada nuevo en mí, yo ya sabía cómo sentía, él solo fue esa primera vez, triste y forzada, pero irrepetible. Esa tarde regresé a casa, y abrí la ventana de mi cuarto, dejé que el viento me golpease el rostro, creo que no me sentía ni sucio ni malo, lo que se hubiese esperado en cualquier caso de sexo forzado u obligado, me sentí triste por la forma de esa primera vez, que suponía debiese ser única, y por eso lloraba, y esa es la foto que hoy contemplo en este álbum de recuerdos que me he propuesto hojear, por que el tiempo me sobra.

lunes, 9 de noviembre de 2009

II. Potenciando mis sentidos


Potenciando mis sentidos


La oscuridad potencia mis sentidos, a un inicio no podía ver nada, pero escuchaba más claro que nunca, distinguía el ruido al doblar un papel, el aleteo de una mosca, la agitada respiración de aquellos que me rodeaban, esos pequeños sonidos, sobresalían al llanto, a algunos gritos y expresiones agresivas de frustración e impotencia, alguien se preocupó de pasar a segundo plano esas sensaciones, creo que si Dios existe, él es el responsable de esta paz, y despreocupación por el dolor del resto. He podido oler con placer, nunca antes, en mi vital paso por varios rumbos había reparado en el olor del agua cuando cae del cielo agitando la calma, el olor del viento , que arrastra fragancias verdes, de campo o de azules desde el mar, dependiendo del camino que haya tomado. El aroma del hombre, de la forma en que siente, si ríe, o llora, si está triste o alegre, si ama u odia, uno puede distinguir esas diferencias, y direccionarse a quien emana las más delicadas fragancias o los más agresivos olores, dependiendo de lo que se persiga , de la complicidad que busquemos en lo que nos rodea.

Y los olores seducen además al gusto, siento el olor cítrico de las ciruelas y puedo saborearlas, siempre las preferí entre las frutas, el olor a jazmines, que es el olor de mi madre, me permite saborear sus guisos y panes, el olor del tabaco, que me deja recordar su sabor, aquel disfruté tanto desde que me fue permitido, así como el del café , negro y sin azúcar, que acompañó mis mejores noches, esas que en soledad, me permitían la calma que hoy me espera eternamente.
Nunca el tacto fue tan rico en texturas, he podido ponerme en las cosas, no sobre ellas, ni cerca a ellas, si no en ellas mismas, he distinguido lo suave, lo rugoso, lo áspero, lo tibio, frio y lo cálido, y he podido reconocer que me gusta sentir, que es placentera una textura nueva, que puede hacerme feliz, por más simple ésta sea.

Nunca antes al cerrar mis ojos había disfrutado tanto de mi entorno, nunca había priorizado lo bueno del resto, no discriminaba, permitía que lo exagerado o estruendoso, que la bulla y el caos, sea aquello que impresione a mis sentidos, cuando todo lo demás estaba siempre ahí, y me reclamaba, y me hubiese permito la calma, la risa y muchas cosas más, que prefiero no evaluar por temor a arrepentirme nuevamente.

Ahora veo que la luz se aproxima y me invade. No sé si quiero ver las cosas, ya que recibirlas con el resto de mis sentidos me ha hecho sentir bien, quisiera permanecer cegado más tiempo, pero creo que no se me permite, que así sea, ojalá y al abrir mis ojos, las cosas se mantengan en los colores que mi olfato oído, gusto y tacto perciben en este momento

lunes, 2 de noviembre de 2009

Pareja?




Una pareja.. que mas da…



Descubrirse gay es descubrir un sin número de cosas que nos hacen diferentes, o al menos distintos a lo que cotidianamente observamos a nuestro alrededor, si bien es cierto uno de cada diez nos acompaña en esta tendencia, son muy pocos aquellos que se muestran y que nos permiten compartir abiertamente esta especial “cultura”. Muchas de las cosas que uno va descubriendo, se consiguen tras una búsqueda direccionada, nos valemos de aquel único amigo y cómplice, o de la web y sus mil herramientas de búsqueda, o nos atrevemos a ingresar al mundo del ambiente en el que usualmente nos encontramos con tantos y más que nosotros, muchos incluso conocidos por otros canales. Con el tiempo, ya no nos sorprendemos de tales coincidencias.


Uno inicia su intercambio intimo, de muchas maneras, pero la más usual es aquella asociada a lo sexual, existe una tenaz cacería por internet, mensajes en espera, foros o salas de chat, además de redes sociales, desde las culturales hasta las más sexuales, éstas últimas las más frecuentadas, la otra forma es la concurrencia a espacios insinuantes, como saunas o fiestas con invitación explícita, aunque una discoteca de ambiente es también el lugar perfecto para salir acompañado y pasar un rato de sexual esparcimiento.


Con el paso del tiempo, podemos persistir en esa búsqueda constante de placer, mientras nos dé el físico y la apariencia, o podemos plantearnos una pregunta de proyección, ¿cómo quiero que sea mi vida amorosa en mi futuro?, la idea de una pareja, entonces, no se hace rara.
Cuando enfrenté esa disyuntiva, lo hice temeroso, no era niño, y aun así, en mi prejuiciosa mente, pensaba que entablar una relación gay ,más estable (y seria) me encasillaba definitivamente en ese grupo social algo mal visto, el de los gays y que era más sano, mantenerme bajo el perfil del anonimato y el contacto casual. Pero el alma pide compañía, complicidad, afecto permanente, calidez y verdad, fidelidad y crecimiento compartido, no estamos hechos para la soledad, necesitamos de la contraparte, si no la felicidad se nos escapa o es más, nosotros nos negamos a ella.


Hoy, me mantengo en mi espacio, y mis limites, he tenido la oportunidad de compartir parte de mi vida, y he sonreído frecuentemente en ese lapso, se acabó, no mal, pero fue una etapa que concluyó, mi disposición está ahí para encontrar esa risa frecuente nuevamente, he conocido varias parejas que han hecho de su vida en compañía una vida más plena, crecen juntos y su vida no es marcada por los señalamientos, si no por la trascendencia de sus contribuciones como personas o profesionales, al tacho esos prejuicios y sus miedos, es justo que la mente le abra el camino al corazón, y si está en nosotros esa capacidad de dar afecto, dirigirlo a la persona que escojamos, que estoy convencido pondrá de sí, para retribuir lo que se le brinda.




y cómo nos ha ido en esta ruta? podriamos compartir algo? valdría la pena?

viernes, 30 de octubre de 2009

I. Arrancamos de nuevo.. Un nuevo cUento..


El Inicio por el fin


Es difícil poder contar las cosas partiendo del final, ir hacia atrás es difícil incluso cuando se es hábil manejando el cuerpo, más aún cuando las cosas que veo en mi pasado próximo no son las más gratas. A veces uno toma decisiones no razonadas, o demasiado pensadas, el resultado a esas crisis siempre es el mismo, el peor, actos errados, lamentables accidentes, dolor propio y extraño, y ese es el que atormenta, el dolor de los otros, de esos que nos quieren.


No debí hacerlo, pero estaba desesperado, no soporte la vida que me toco enfrentar, no tuve la fuerza ni el valor para ver adelante en colores, como lo hacen muchos, el blanco y negro ,hoy se matizó en rojo, y aun no sé si arrepentirme, esa carta no será suficiente para mamá, me conocerá mas por ella que por su preocupación cotidiana en estos 24 años, a papá quizás no le sorprenda, y mis hermanos están aun ajenos a estas cosas que la vida suele ofrecer o quitar. Quizás él me entienda, no quiero que me perdone, ni que me tenga lástima, solo que me entienda, quizás lo haga, quizás sienta culpa, pero no sería justo, no fue por él, al menos no solo por él. Fui yo el cobarde, el que pensó demasiado, el que se equivocó tristemente al decidir alejarse de esta forma, ahora no escucho consejos, es tarde, no siento tus caricias, no las percibo, pero te veo desde acá tocarme, y humedecer mi rostro con tus lagrimas, se que sufres, y lo lamento, no sé que mas decir.


Mi vida fue de escasos momentos en color, creo que tengo fotos mentales de verdes y naranjas, desde la época del nido hasta mi primera borrachera en que al perder la conciencia asumí todo en tonos arcoíris, en los lapsos que se dieron entre esos eventos, los grises de un televisor de los setenta dominaron mis escenarios, y quizás el recordar esas escenas al detalle y repetidamente, me forzó a hacer lo que hoy hice. Estoy demente, lo reconozco, o lo estuve, ahora no mas, pero esa demencia fue el resultado de mi incapacidad para ser yo mismo, para coger pinceles e iluminarme. Cuando me corresponda ver luz nuevamente, trataré desde el primer momento de encender la luz, ver claro, oler y saborear, y si me toca ser gay nuevamente, será pleno, lo gritaré a mi alma, y a cada quien con quien me toque compartir afecto, me rodearé de quienes no conocí, porque me dejaron partir, y sonreiré fuertemente para que envidien mi dicha. Sé que me tocará ver la luz nuevamente y que se repetirá este dulce karma de quererlos a ellos siendo yo uno de ellos, y seré feliz, porque en esta próxima vida que ha pasado, no lo he sido.

lunes, 26 de octubre de 2009

El FIN (de la primera Historia)


Para comenzar de nuevo

XX



Desde que fue consciente de sí mismo, Jano fue claro en las cosas que quería y hacía, no se callaba cuando quería opinar y rara vez se disculpaba al transgredir alguna pauta acordada o de uso común. Había programado su vida con fines, pero sin medios, lo que Dios provea en el camino debería ser acomodado a lo que el albedrío había fijado. Las metas de Jano eran simples: solo buscaría calma y felicidad.

Las cosas no le fueron simples, ya hemos hablado mucho de eso. Él se convenció de que sería un reto desde que a los 7 años perdió la exclusividad doméstica para ser el hermano mayor. Él lo aceptó hidalgamente: en su mente infantil se repetía “ahora le toca a él, yo ya abusé de ellos (sus padres) más de 7 años”. Así, tras ese traspié, predominaron en su rostro las sonrisas a los sinsabores, y pese a lo que su sexualidad le había deparado, él se consideraba feliz, solo que en esos momentos, la distancia de casa no lo dejaba tranquilo.

Esa mañana el sol abrumaba; Jano vistió un pantalón delgado blanco, un polo holgado y zapatillas de lona, gafas de sol, una mochila con un suéter y algunos efectos de aseo, y enrumbó al terminal de buses; compró un boleto a Trujillo, y, sonriente, subió al bus. La ruta la hizo apreciando detalles del paisaje y tarareando esas canciones cumbiosas que el chofer había dispuesto para el público pasajero. Se había propuesto no preocuparse en la ruta, ya esas preocupaciones llegarían cerca a casa o en ella, para qué iniciar tan pronto el tormento.

La compañía de buses lo dejó cerca a casa, así que decidió caminar a ella. Ya cerca , se quitó las gafas y alisó el cabello, que hasta ese momento estaba erizado, con la ayuda de algo de gel. Aminoró el paso, y empezó a hacerse mil preguntas: ¿qué pasa si no quiere verme? ¿Si se nos va de las manos? ¿Si me prohíbe ver a mamá o a mi hermano? ¿O Si me golpea?

Una vez, de adolescente, Jano le había contado a su papá que tenía temor de invitar a una niña a bailar durante las fiestas del barrio, le daba vergüenza, y no sabía cómo enfrentar la situación. Su padre, muy práctico, le había dicho: ¿qué es lo peor que podría pasar, hijo? Y Jano había respondido: que no quiera bailar. ¿Y eso duele o causa daño? No papá. Entonces ve y busca lo mejor que pueda pasar; ya que sabes que lo peor no te hará nada. Jano nunca dejó de intentar las cosas sin analizarlas desde esa perspectiva, y se dio cuenta de que sin intento no hay victoria, eso le dio ánimo para tocar el timbre de casa y esperar para ver qué pasaría ese día, lo peor ya había pasado meses atrás.

Mamá abrió la puerta, y sin decir palabras, lo abrazó fuertemente mientras sollozaba. Su hermano vio la escena y no pudo dejar de conmoverse. Su padre se encontraba en el patio trasero, regaba el jardín. Jano pidió que lo dejaran ir a solas con él, su mamá aceptó en silencio, no muy convencida.

Jano entró en silencio, y a dos pasos de su padre, le cogió el hombro y le dijo: ¿Papá, cómo estás? El hombre se sorprendió, volteó a verlo, y de primera intención, le regaló una sonrisa, como que esa visita inesperada iluminaba su corazón. Pronto el gesto cambió y se tornó indiferente, obviamente forzado. Jano tomó confianza e intentó acercarse y darle un abrazo; su padre fue receptivo, pero no cómplice, aunque Jano notó su taquicardia y el aumento de su respiración, así que lo abrazó como cuando niño, lo apretó contra él, esta vez no para sentirse protegido, si no para decirle que lo amaba, y su padre respondió al abrazo. Sollozando, sin decir palabras, ambos hombres se fundieron en un pendiente de meses que no hubiese tenido mejor salida que el silencio y las emociones expresadas del modo más sincero. Te amo, mi hijo. Y yo a ti papá. La madre de Jano se unió al momento y pareció que Jano volvía a tener 7 años, a tener la exclusividad de ellos dos.

Nunca se habló del tema. Jano era el hijo arquitecto, socio de una gran empresa en Lima, alardeaba el padre; su mamá mostraba orgullosa los presentes que le hacía su hijo, y comentaba con énfasis los lugares a los que él viajaba; su hermano, más entendido, lo interrogaba en doble sentido, pero con el afecto de fondo que provee la tolerancia y el respeto a las opciones y al reconocimiento al amor que sentía por ese hombre tan parecido a él y al mismo tiempo tan distinto. Jano consiguió la tranquilidad que necesitaba, su pedido vital era fácil, felicidad y calma, y hoy la mayoría de las veces, las tiene.

Cuando lo conocí me impacto su actitud: muy resuelto y seguro al mismo tiempo, pero lleno de dudas y respuestas propias, de conversación fluida, de encantador sentido del humor y perfecta complicidad, de posiciones serias y responsables con los demás, de generosidad extrema y vida simple. Su madre, una mujer delicada y de pocas palabras, supe después que no necesitaba decir mucho para hacerse entender y mostrar lo que sentía. Su padre, que jamás le creyó a su esposa que yo podía sentir por los hombres lo mismo que sentía su hijo, ya que decía que mi apretón de manos era el de un “macho”, sonrió en más de una ocasión cuando vio a Jano con su novio en un almuerzo del club hace ya un año (novio al que siempre llamó sobrino), y su hermano, loco descubridor de opciones sexuales diversas en un grupo de heterosexuales más extremos que él mismo.

Todas las similitudes más disfuncionales fusionadas en una familia típica, perfecta, como la tuya o como la mía, o al menos como aquella que quisiéramos tener, o aquella que envidiamos en el vecino. Hoy repito convencido lo que me dijo este amigo del que he narrado: “No está mal ser gay, lo malo es no ser feliz, o tener calma”.

Con El Afecto que tú me mereces...FinCarlosD

domingo, 18 de octubre de 2009

LiCenCia PoR ViaJe.

Tras el saludo cordial, solicitar las dispensas, a aquellos, aunque sean escasos, que aperturan este blog y siguen sus líneas, la historia está por finalizar.. pero requiero de un espacio de tiempo, ya que por trabajo debo ausentarme 7 dias, así que quedará ese fin para el retorno, así como el inicio del nuevo cuento y de sus comentarios.
Aunque extrañaré vincularme, asumó que el retorno reforzará nuestra Complicidad.
CarlosD

lunes, 12 de octubre de 2009

RefleXionando..


Reflexiones
XIX


Caminando, acompañado de sí mismo, Jano se rencontraba con esa ciudad en la que creció, si bien es cierto Lima suele ser estresante y algo caótica, tiene algunas rutas que yo también adoro, pasear por Miraflores o San Isidro, bajo la sombra de los arboles que embellecen las veredas, o quizás el decorado de los parques, o el azul del mar que se denota infinito o la arquitectura domiciliaria, que se luce con gala en esas zonas algo exclusivas, de mezclas contemporáneas, o de un pasado no tan distante que tuvo su encanto al edificar esas casonas de imponentes fachadas y jardines generosos. Ese día el clima estaba a favor, había sol, era primavera, y eso es raro, ya que casi todo el año, Lima luce gris, ese día fue de excepción, Jano vestía ropa de deportes y escuchaba música, algunas baladas en castellano de algún trovador argentino poco conocido, las cantaba en voz baja, era él y su paisaje, nadie más existía en ese momento, y eso le permitió verse un poco así mismo, evaluarse, y replantearse algunas cosas.

Tenía una carrera que lo hacía sentirse bien, disfrutaba de su trabajo, si bien es cierto en un primer momento había pensado que la arquitectura lo vincularía a la construcción y esas cosas algo rudas, había encontrado un nicho perfecto, el diseño de interiores, y sobretodo el diseño de los elementos de esos espacios, ganaba muy bien, y lo había conseguido en poco tiempo, la sobriedad en el gusto y la confianza de su antes jefe y hoy socio, lo motivó a dar lo mejor de sí, y afortunadamente había respuesta en los compradores, la empresa marchaba muy bien. Habían empezado la aventura de expandirse a la clase media con diseños producidos a menor costo en talleres locales, y con tiendas en los polos de la ciudad, parece que eso marcó la diferencia que le permite hoy en día a Jano darse una vida de primera.

Observaba su aspecto y se gustaba, había crecido interiormente y eso se reflejaba en su mirada, la fortaleza de la infancia en familia, de la escuela y la universidad supervisada por el afecto paternal, lo había consolidado en valores y en responsabilidad, y eso proyectaba su mirada. Jano seguía delgado, un metro y ochenta con setenta kilos, varias veces requerido a modelar, pero su timidez lo impedía, de aspecto despreocupado pero no por eso descuidado, el pelo cortito, siempre acomodado con gel, la fragancia perfecta, el gimnasio mostraba resultados, claro, nunca exagerados, y aquellas cosas que en él marcaban la diferencia siempre al día, sus uñas perfectas , en manos y pies, la piel suave, la rasurada delineada, él se gustaba, y gustaba a muchos además, este detalle, nunca le preocupó , se sentía feliz con sentirse bien gustándose a sí mismo.

Había un detalle que aún no se había aclarado, no necesitaba de nadie a su lado para darle amor de pareja, estaba seguro que éste llegaría cuando deba llegar, por su parte tenía varios amigos que lo querían no por con quien se acostase, sino porque Jano daba fe de ser un buen tipo, lo querían por ser él, y me incluyo en ese grupo. Frecuentaba un ambiente gay muy limitado, y de lo más discreto, tenía el pacto personal de no gritarle al mundo que era gay, pero jamás negarse, alguna vez en la adolescencia dudo de sí mismo y se causó daño por eso, hoy estaba convencido de que era un buen hombre y que su opción sexual, no lo hacía malo, era casi feliz.

Extrañaba a su madre , a su hermano y a papá, y al observarse en esa perspectiva , entristeció. Esa mujer que lo amaba infinitamente, ese hombre equivocado y orgulloso, y ese compañero y hasta cómplice, no podían mantenerse alejados de él, los amaba, y los necesitaba, en estos meses en Lima, había escrito varias cartas, todas ellas respondidas por mamá, su hermano se comunicaba por chat, Jano le contaba cómo le iba y lo invitó varias veces a visitarlo, nunca hablaron del porqué de su salida tan brusca, pero ambos sabían la verdad y al detalle, solo que no era un buen tema de conversación, se querían y se extrañaban. Jano no podría ser feliz si no se retomaba ese vínculo, y tenía además la esperanza de hacerlo más sólido, lo que había pasado era solo una prueba y el tenía que poder superarla.

Esa caminata trajo como resultado una foto del momento actual de Jano, y en esa foto él no lucía sonriente, había transcurrido casi un año desde su partida, y su vida se había acomodado rápidamente, como que el mundo entero le sonriese, solo que ese mundo sin las sonrisas de personas a las que el amaba no valía mucho para él, esa caminata generó una decisión, Jano visitaría a sus padres.

jueves, 8 de octubre de 2009

La EvoLucióN dEl GusTo




La evolución del gusto..



De pequeño habían cosas que no me agradaban, e incluso que toleraba poco, la escasa paciencia es innata en el niño, pero ahora cuando me veo varios años atrás, me rio y creo que es sano el poder reírse y el no tener que lamentarse del cómo éramos, porque se supone que la vida nos ha permitido el cambio, la evolución.

Recuerdo que odiaba la crema de espárragos, que mamá se esmeraba en preparar en las noches de verano cuando fugaba la familia en pleno, a la playa, o el que cada mañana untaba un poco de gel en mi cabello y lo ordenaba con un peine que cada vez que circulaba por mi cabeza me dolía como si me estuvieran arañando la piel, odiaba quedarme solo en casa, porque me intrigaba en qué andaban mis padres, odiaba la música de Ricci Poveri en Italiano, el idioma de mi padre. Ahora que evoco mis odios pasados, me rio de lo simple que era mi vida, y la extraño.

Las cosas evolucionan, cuando bordeaba los 20 me preocupaba por lucir bien, oler bien, hablar con propiedad pero actual, a estar pendiente de mi entorno , sobretodo de aquel entorno social tan vital para un joven de esa edad, buscaba en mis más cercanos amigos características similares, el filtro era cruel, muchas veces eso prejuicios de la inmadurez me hicieron perder a más de un amigo y a caerle mal a más de uno. Ni qué decir de aquel a quien uno seleccionaba para llevárselo a la cama, tenía que ser guapo, es decir, encasillarse en el parámetro de la simetría facial, y del estándar latinizado, o muchas veces externo, tenía que ser atlético como uno, y si era codiciado por alguien más, hacer notar que uno se llevaba el premio cuando tenía esa suerte. No creo que todo esto haya sido malo, al menos nos ha servido para aprender, muchas veces este galán seleccionado, no sirvió para más que una noche de desenfreno, pero que tras el placer, no brindó ni conversación alturada ni afecto.

Yo insisto en la normalidad de la estupidez adolescente llena de superficialidades y vanos detalles, pero rechazo tajantemente su prolongación en el tiempo, ya que es preciso evolucionar. Hoy, el deseo por lo atractivo persiste, y es útil de primer intento para poder acercarnos a alguien, aunque nuestros estándares cambian, creo yo que el cuerpo atlético pasa a un segundo plano, uno prefiere el equilibrio físico, la belleza se transforma en el gusto por el cuidado personal, no creo se soporten unas uñas descuidadas, o signos de falta de higiene, o un olor que no se acomode a la situación. Uno utiliza el preámbulo coloquial, de temas que sean comunes, de muestras de involucramiento con la realidad a la que permanezcamos, el detalle de la superficialidad no se pierde, aun se nos permite en son de broma , uno necesita que quede de esencia la existencia de valores, metas y ya algunos logros.

El sexo cambia, no quiero decir que se vuelva tántrico o aburrido, pero tiene su evolución, uno disfruta más con los sentidos, ilumina los escenarios, se toma el tiempo para poder ver, para oler y para saborear, la penetración se hace con pasión pero con la rudeza exigida en complicidad, uno se permite entender las señales, las caricias que guían los gustos de cada quien, para girar, para elevar o descender una extremidad, para poder hacer notar que estamos disfrutando o que definitivamente es preciso reacomodar. Pueden permanecer esas locuras furtivas y veloces, pero se convierten en eso en “locuras” y no en nuestro frecuente actuar. Creo que es preciso analizarnos y ver como hemos ido cambiando, como nuestro atractivo ha evolucionado, y afirmar que nos gustamos más, que lo que hicimos antes nos causa risa, y no nos arrepentimos de la experiencia ganada, pero que ya no somos iguales, que hemos crecido.

Hoy adoro los espárragos, en mil formas, la crema es la más cotizada de todas, me recuerda la playa en mi infancia, uso gel, pero no peine, mi soledad es mi dominio, mi espacio, y en ocasiones la necesito, no me intriga saber qué hacen mis padres, ellos ya están grandes, pero estoy más que nunca pendiente de ellos, adoro Ricci Poveri , y estudié italiano para sacarme esa espina de poder cantar sus canciones sabiendo ahora qué es lo que dicen sus letras, adoro haber tenido una vida tan simple, y adoro notar que las cosas han evolucionado.

martes, 6 de octubre de 2009

¿y aHoRa qUé?


¿Y ahora qué?
XVIII

Jano no tenía ánimo para hablar con nadie, así sea un amigo, de esos cómplices, con los que ya contaba varios. Necesitaba soledad, no para pensar, sino para aislar la mente de ideas tontas. No estaba arrepentido de nada que haya hecho en la vida, le daba pena que las cosas en casa se hayan sucedido así. Él había planeado una vez concluida la universidad, regresar a la capital, ubicarse en alguna empresa ahí, solo reportarse esporádicamente a casa, ser feliz como lo era hasta ahora. No quería gritarle al viento que era gay, mucho menos delatarse en actitudes y ademanes, solo quería ser feliz, a su modo, sin faltarle a nadie, sin incomodar a nadie, pero las cosas se destaparon cuando no debía suceder así.

Caminó con su mochila al hombro. En la ruta encontró un hotel de poca monta, solicitó una habitación e intentó dormir, pero se pasó la noche en vela. Al día siguiente acudió a su jefe y renunció al trabajo, luego pasó por el banco y retiró sus ahorros. Se dirigió al terminal de buses y compró un boleto a Lima, se sentó a esperar que sea la hora, hablaba lo mínimo, inclusive consigo mismo. Subió al bus, y soportó las 7 horas de ruta sin siquiera lamentarse por la incomodidad.

En Lima, acudió a la casa de un amigo del colegio, de aquellos años en los que estudió en esa aturdidora ciudad. A Jano le impresionaba este chico por su apariencia despreocupada, su afición por el fútbol y su cercanía a él. Se habían escrito por varios años, contado cómo estaban, incluso Jano se confesó gay, y bastó una llamada para que Mauricio aceptara refugiarlo mientras Jano se ubicaba. Mauricio vivía solo en un cuarto de una zona residencial, no tenía muchas monedas en el bolsillo, pero el resto no tenía que saberlo. Siempre se codeó con lo mejor y frecuentaba lo exclusivo, tenía muchos amigos y se ofreció a apoyar a Jano en su incursión. Mauricio es psicólogo y gran amigo mío además. Él se limitó a acomodar a Jano. No preguntó nada, solo le cedió un sofá, le indicó el baño y sus detalles, le manifestó algunas manías, como la de andar desnudo, ante lo cual le pidió que no se incomode. Le mostró su biblioteca y se la ofreció para los momentos de ocio. Le ofreció además ir con él el lunes en búsqueda de un par de amigos del rubro de las construcción que le debían algún favor , y que gustosos ubicarían a nuestro amigo arquitecto en alguno de sus trabajos.

El domingo pasó con pocas palabras intercambiadas. Durante la noche, Mauricio regresó de misa con una botella de vino, sacó dos vasos del aparador y le ofreció uno muy lleno a Jano. Bebieron, sin hablar, hasta que la botella quedó vacía. Mauricio se recostó un poco sazonado por el tinto, y Jano se acercó a él tímidamente, lo miró fijamente, lo abrazó, y lloró; lloró hasta quedarse dormido, hasta que sus suspiros dejaron de causarle sobresaltos, hasta que el sol del lunes los encontró a ambos, vestidos con la ropa del día previo, abrazados, reconfortando el uno al otro, protegiendo u ofreciendo protección, estando ahí, alejándolo de la soledad, siendo lo que Jano necesitaba, un amigo.

El uso del baño generó contratiempos, era algo que no se había coordinado. Pese a los tropiezos, estuvieron listos antes de las nueve, salieron a caminar por una de las zonas más lindas de Lima, entraron a una tienda de muebles, y ahí Mauricio presentó a Jano con Rodolfo, uno de sus ex pacientes, joven y adinerado diseñador de interiores. Las miradas entre ambos fueron fuertes desde el primer momento. Así, Jano ya tenía trabajo: empezaría por vender muebles de diseño, pero rápidamente, terminaría firmando varios de esos muebles. Hoy es socio, y la tienda ya no es única en esa ciudad ni en Perú.

lunes, 5 de octubre de 2009

Salud!

Saludo a los colegas... acá 5 de octubre.. día de la medicina..
pásenla reflexivamente bien !
CarlosD

viernes, 2 de octubre de 2009

Di Que Me Quieres

MIRAME A LOS OJOS Y MIENTEME, DI QUE ME QUIERES..

Alguna vez le has dicho a alguien que lo quieres? Asumo que sí, afortunadamente en nuestro idioma existe distancia entre el querer y el amar, a lo segundo le tenemos un miedo atroz, y decirlo se guarda para la plenitud del vínculo, para el momento sublime o para el momento en que se necesita salir de algún apuro, pero decir te quiero, suele ser mas cotidiano, aunque tiene un impacto total, cuando no usas esas dos palabras, condenas las cosas a extinguirse, le marcas un tiempo de término, así que hay que usarlas.
Existen dos problemas al respecto, el primero radica en el hecho de que la persona que recibe el mensaje, se crea realmente lo que le estás diciendo, es probable que las cosas cambien, para bien o para mal, escuchar frases cálidas, que involucran los aspectos más siseros del alma de la gente, como es el querer, muchas veces asusta, y hasta espanta, por otro lado puede tener el efecto totalmente contrario, quizás el efecto que uno buscaba al soltar la frase, el unir mas, el reafirmar la relación, el abrirle paso al amor, es emocionante, el arrancar una sonrisa, el conseguir que el receptor se sonroje, el dejarlo sin palabras, delatarlo y hacer que confiese un sentimiento similar que realmente traía guardado en el alma, pero que no se atrevía a decir, por que dudaba de su contraparte, y en cada etapa es diferente, en la adolescencia asociado al temor y a la ilusión, en la madurez vinculado a la verdad y a la seguridad de lo que se dice, y en la vejez, creo que se asocia a la historia de lo vivido y a la expectativa de lo que vendrá o pasara mas allá de la vida.
El segundo problema, nace del hecho de que la persona que dice te quiero, crea realmente lo que está diciendo, y lo haga vinculado plenamente con esa otra persona que recibe el mensaje, querer creyéndotelo, te arranca sonrisas así estés triste, solo con evocar, te hace suspirar al oír esa canción, te hace latir aceleradamente al escuchar esa voz, te hace hablar horas y horas, habiendo ya agotado el tema al primer minuto, te hace ser parte de la felicidad de todos, y más aun te hace feliz a ti, creo que de manera irrefutable, que vale la pena decir Te Quiero, cuando te lo crees realmente, así he intentado que sea.. y así ha sido en la medida de que pasado la vida, la mía obviamente, sé que muchas veces la contraparte no se la creyó, pero definitivamente eso no me impidió pasarla bien creyendo que quería.

Hoy me toco un toque de optimismo, espero convencerme…

lunes, 28 de septiembre de 2009

CaRa A CaRa


Cara a Cara
XVII


EL padre de Jano miraba fijamente la pared blanca que tenía enfrente, había bebido una copa de vino, la cual había sido suficiente para trastornarlo, tenía la mente embriagada, mil ideas se cruzaban delante de él. Se había imaginado a su hijo de mil maneras, muchas de ellas incluían amigos impresentables, atuendos coloridos, flores y maquillaje, además de mil disfuerzos. Se había visto con sus amigos hablando de sus hijos, callando por vergüenza, había perdido la ilusión de acompañar y aconsejar a su hijo el día de su boda, de celebrar a sus nietos (y eso que Jano tenía un hermano menor , en fin.. esas horas fueron interminables y en ellas toda la vida próxima pasó por su mente.
La madre de Jano se alejó de la sala, se encerró en su habitación, encendió el televisor y se distrajo con sus ideas, ella sabía todo, pero pensó que no ocurría mas, nunca se lo comentó a su esposo, pero sabía que así había sido mejor, amaba a Jano pero lo odiaba por hacerla sentir así, por hacerle creer que su futuro seria incierto, triste y solitario, lleno de vergüenzas y sufrimientos, ella sufría por lo que le esperaba a su hijo, ella no podía entender, que Jano podría y hasta cierto punto… ya era feliz.
Jano caminó a casa, estaba extasiado, calmo, respiraba profundo con el ansia de poder aspirar el mundo en cada inspiración, sus ojos brillaban, había tenido el mejor sexo del mundo, recién había disfrutado de él plenamente, tenía el rostro de su casual amigo dibujado en su mente, lo contemplaba disfrutando, lo oía gemir y lo sentía sudar, se sintió hombre, habiendo hecho feliz a un hombre.
Al llegar a casa, pudo percatarse que pese a la hora, la luz de la sala se hallaba encendida y en silencio, y que del cuarto de mamá, el televisor sonaba encendido a un volumen algo exagerado, se preguntó para sí mismo que ocurría, y en ese pensamiento su mirada encontró a la de su padre, quien al verlo ingresar se había puesto de pie, y servido una copa mas de vino.
Solo quiero que me digas una cosa, le dijo, dime papá que sucede, quiero saber si eres un cabro de mierda?, o no?, Jano se puso pálido, no pudo sostener la mirada de su padre, su madre salió apresurada, y vio la escena, Jano quería llorar, no porque había sido descubierto, o porque se avergonzaba de su situación, lo indignaba la forma en que su padre había abordado el tema, él entendía que debía estar enojado por no haber confiado su historia años atrás, pero Jano sabía que era su vida, y que aparte de él, a nadie debía importarle con quien comparte esas emociones, él había cumplido con sus padres, era un buen hijo, respetuoso de la casa, estudioso y trabajador, y jamás había puesto en tela de juicio la honorabilidad de su familia, atinó a morderse los labios , ya no era un niño, era un hombre, y como tal, capaz de asumir su rol. Papá yo te respeto mucho, y no creo que la formas en la que me planteas las cosas sea la más adecuada, su voz temblaba, miraba a su madre, ella no atinaba a nada, mira huevón, esta es mi casa y yo hablo como me da la gana, así que contesta de una vez, increpó papá, una lágrima se deslizó por los ojos de Jano, esa tarde el se había sentido tan hombre como gay , había disfrutado de su sexualidad, y estaba convencido de que su vida era en ese rol, soy homosexual papá, no un cabro de mierda, como dices tú, y aun si lo fuera, ese no es tu problema, su padre se acercó precipitadamente y lo abofeteó con toda la fuerza que el vino arrancó de él esa noche, Jano giró el rostro, sus ojos rojos rebalsaban en lágrimas, sollozó para sí mismo, quiso mostrarse digno, se quedó en silencio, quería decir mil cosas, explicar que él no mandaba en lo que sentía, que tampoco estaba de acuerdo con lo que dios dispuso , pero que lo aceptaba y se sentía bien, que la vida no es desgraciada para alguien como él, que no quería perderlos, ni dejar de verlos a diario, que no quería que se avergüencen de él, que los amaba ,más que nunca, que quería que lo acepten… pero quedó en silencio . Te largas de la casa dijo su padre y salió de la sala, Jano permaneció en silencio, contemplaba la silla en la que había estado sentado su padre, su madre se acercó torpemente , aún inútil, él la tomo de la mano y le dijo : no te preocupes mamá, yo estaré bien, caminó como un condenado, sacó una mochila y metió rápidamente su ropa y otras cosas , espero que tú no pienses como él, le dijo a su madre mientras salía de su habitación, dejó las llaves sobre la mesa, y salió de la casa. Su madre escuchó el portazo y lloró con un dolor que venía del alma, no por ella, ni por lo que sentía, sino por la idea mental, de lo que sentía Jano en ese momento, Jano su hijo mayor, al que ella amaba incondicionalmente
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domingo, 27 de septiembre de 2009

El odia los Domigos y yo También


Odia Los domingos


Marco tiene 37 años, vive solo en una ciudad pequeña, y en la conversación de anoche me comentó que odia los domingos, él pensó que eso estaba cambiando, que este domingo macaría la diferencia, pero se dio cuenta de que despertó en su tristeza de siempre y más.
Es abogado, y trabaja en un estudio de renombre, creo que es el más grande de esa ciudad, posee una habilidad increíble para manejar el lenguaje, ya sea para bien o para cosas no tan buenas, depende del lado para el que se encuentre trabajando, esa facilidad la tiene también para poder hacer nuevos amigos o para ser extrañado por el grupo de siempre cada vez que se ausenta de sus frecuentes reuniones.
Luce, bien, es delgado, gracias al gimnasio, usa el pelo muy corto para que no se noten sus canas, las cuales ha decidido jamás pintar, suele dejarse, ocasionalmente, la barba, y le queda bien el mentón azulado por el brote del pelo facial, es una asociación de vanidad y de flojera, ya que detesta rasurarse a diario. Luce saco y corbata diariamente y tiene un peculiar estilo de combinar ambos, lo hace bien, usualmente atrae la mirada de muchas y de algunos también, usa fragancias de madera o hierbas en invierno y de flores o frutas durante el verano, el pelo se lo corta el mejor estilista de la ciudad y en esos espacios de ocio aprovecha siempre para hacerse las uñas mientras chequea algún programa farandulezco en el plasma del spa al que acude. Su baño es su ambiente preferido en casa, ahí lee, y ahí cultiva la mayor colección de cremas y demás artilugios para detener el paso del tiempo, solo que rara vez recuerda utilizarlas. Su agenda está siempre copada, excepto los domingos, día que odia.
Me comentaba que empezó a detestar el domingo desde que se fue de casa de sus padres, eso hace ya 20 años, vivió solo la etapa universitaria y en una ciudad que no era la suya, grande y complicada, el domingo, el día más familiar de todos, se la pasaba estudiando, ya que no tenía otra cosa que hacer, cuando concluyó la universidad retornó a su ciudad pero ya no a casa de sus padres, alquiló un pequeño departamento, y vivió solo desde entonces, la casa familiar, era solo para visitar, y sigue siéndolo hasta ahora de esa forma.
Hace 8 años conoció a alguien de quien reconoce haberse enamorado, Mauro, un amigo que frecuentaba el mismo club que él, menor 5 años , atlético y bohemio, muy pronto vivieron juntos y esa etapa fue perfecta, se olvidó que el domingo era triste, ambos tenían rutinas totalmente diferentes, pero despertaban en la misma cama cada domingo viéndose al rostro y sabiendo que ese día se lo dedicarían el uno al otro sin reparos por las responsabilidades de cada uno de ellos, Mauro hacia el café perfecto, tocaba la guitarra y tenía una dulce voz, le compuso mil tonadas y letras a Marco, él lo quiso mucho y aun conserva intacta esa imagen de antaño, en que la semana tenía 7 días perfectos.
Pero si la vida fuese perfecta no sería vida, Hoy ,Mauro no acompaña mas esos domingos, Marco los odia nuevamente, viajó por trabajo y se instaló en otra ciudad, no hubo la suficiente valentía por ninguno, para enfrentar o asumir que su relación era mucho más de lo que ellos creían que era en aquel momento. Se visitan, se escriben, se extrañan, pero la distancia que los separa no es solo geográfica, el tiempo ha hecho lo suyo también.
La rutina de mi amigo lo absorbe al 100%, el día inicia temprano, ejercicios, de ahí a casa, desayuno informal, traje y corbata, oficina, previo tráfico atroz y con lo que a él le agrada conducir… prefiere mil veces tomar un taxi. La oficina suele ser un dominio temporal, ya que sale varias veces en diligencia o a entrevistas, almuerza con algún amigo o en casa de sus padres, o simplemente, posterga el almuerzo para la hacerlo uno con la cena, la tarde suele ser igual de agitada, y retorna a casa después de haber tomado un café con alguien y cansado, tira todo, se da una ducha cálida y duerme hasta iniciar el mismo trajín al día siguiente, excepto el domingo, día que odia. Los viernes suelen ser algo sociales, algunas bebidas en la noche, y transgresión a los cánones, el sábado se despierta tarde, desayuna y almuerza algo fresco, siempre en compañía de los cómplices del día anterior, por la tarde visita a la familia y suele dormir temprano, cuando no repite la hazaña de la noche del viernes.
El día odiado se inicia temprano, y sin gimnasio, reniega y se levanta a las 9 tras haber tonteado algo con el control remoto, llama a su madre y coordina con ella el almuerzo, mete algo de ropa a la lavadora para no sentirse ocioso, aunque sabe que el lunes la señora que lo asiste en casa se encarga de esos detalles, no se afeita ese día, sale a casa de sus padres a quienes lleva a comer lo que prefieran ese día, a esa faena se suman sus hermanos, jamás circula alcohol el domingo, todos arrancan el lunes temprano así que beber sería un pecado, el retorno a casa es a las 2 de la tarde, Marco se pone su pijama, y se tira en cama a jugar con el control remoto, enciende la PC y la pone sobre la cama, coge un libro y lo ojea.. Empieza a odiar el domingo y lo peor es que esa tarde suele ser interminable.
El adora sus espacios y sus dominios, pero ya disfrutó de la contraparte , y extraña esa etapa, no es justo que la pase así, al menos yo lo creo así, lo que creo es que él no supo valorar esos detalles cuando fue su oportunidad, 37 no son muchos años, alguien seguramente piensa en él, o se cruzará en su camino, y será quien le ponga color a ese día que debe ser festivo, ser gay no es condenarse a la soledad en la madurez o tras ella, es simplemente una forma más de amar, y que requiere de alguien para ser depositario de ese afecto, alguien que despierte contigo en la mañana del domingo y que te mire a los ojos, y que sepa que ese día , así como el resto de los días, es para él, y que eso lo hace potencialmente , un día perfecto.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Un Relajo En eL SaUnA




Relajo Previo
XVI



Jano estaba en el Sauna, desde que practicaba en una constructora de renombre, manejaba su propia economía, y podía darse gustos que antes no, vestía con ropa de marca, frecuentaba mejores lugares, su círculo de amistades se hizo muy exclusivo, sus accesorios eran envidiados (el reloj, la correa, una pulsera de oro que no se quitaba ni en la piscina, en fin), el se sentía muy cómodo y feliz, con esa acomodada vida, no por eso descuidó su entorno familiar, invitaba a sus padres a comer, y sus obsequios fueron más que generosos para mamá y para papá también, a veces hasta sin mediar algún pretexto para darlos.
Este Sauna que había conocido semanas atrás gracias al dato de un amigo gay, se ubicaba en una zona residencial, era una casa grande y muy bonita, de jardines con árboles al ingreso, tenía una amplia cochera, y los autos ingresaban a ella tras solicitarlo por un intercomunicador, los días viernes, como éste, era exclusivo para “ellos”, y se anunciaba con un ligero morbo, era una tarde para gays obviamente, aquellos que podían acceder a las sus tarifas y condiciones. Obviamente Jano era uno de ellos, acudió con un amigo, compañero de trabajo, gay también, un par de años mayor que Jano, poco agraciado físicamente, pero con una billetera generosamente reforzada. Parquearon cerca al ingreso, y ambos pasaron a los vestidores, Jano lucía solo una corta toalla alrededor de la cintura, la cual ajustaba con una tira, su amigo, mas recatado, usaba un traje de baño largo, Jano convocó muchas miradas al deambular por los pasillos del sauna y tras un par de minutos en el cuarto de vapor, se alejó de su amigo e inspeccionó las instalaciones, en clara búsqueda de algún cómplice.
En un cuarto de calor, se encontraba un Miguel, Jano nunca supo si ese era su nombre, la gente suele usar varios y distintos nombres cuando se trata de un encuentro así casual y fugaz. Miguel bordeaba los 18 años, era alto, aunque no tanto como Jano, tenía la piel bronceada, y el cabello marrón, algo ensortijado, su piel era escasa de vello, pero sus formas lo hacían lucir muy sensual, sus pies eran perfectos, y eso llamó la atención de Jano, tanto como sus labios, que se veían inflamados y rojizos en ese cálido ambiente privado. Miguel miró con descaro a Jano, se sentaron uno frente al otro, Jano envió una obvia señal, miró fijamente a Miguel y abrió sutilmente sus piernas, se mostró desnudo, y relajado, Miguel bajó sus ojos y se detuvo en su entrepierna, afirmó sutilmente y se mudo a su lado. Delicadamente acarició su pene, Jano empezó a entusiasmarse, y eso se notaba en su virilidad, Miguel se puso de pié y le dijo, hola, me llamo miguel, pero ya tengo que irme, recién son las 8 (de la noche) increpó Jano, si gustas me acompañas, le dijo Miguel, ambos salieron rápidamente, se vistieron casi en un chistar y se subieron al auto de miguel, la ruta duró pocos minutos, el auto se detuvo en una puerta levadiza y tras un claxon, ésta se apertura para dejarlos ingresar a un motel con cómodos y privados ambientes para el amor furtivo. Nadie pidió identificaciones ni miró quien ingresaba, tras una ventanilla recibieron un par de billetes y simplemente deslizaron la llave del cuarto 12.
La habitación era amplia, con escasos muebles, pero los necesarios, una cama amplia, un jacuzzi en la esquina, algunos espejos, y varias lámparas, como para jugar con la iluminación, ambos entraron , Jano contempló a Miguel , era como un trofeo de combate, delgado, muy joven, atractivo, de formas perfectas, de genitales pequeños pero no insignificantes, de espalda ancha, y sensual, de nalgas redondas, Miguel , pese a su edad, no era ningún inexperto, se mostró con cuidado, pausadamente, sabía que rincones de su cuerpo podían encender más a su acompañante, y los lució con esmero, caminó hacia Jano y lo desvistió delicadamente, se preocupó hasta de dejarlo sin medias, la luz en la habitación era plena, se aprovechaban al máximo todos los sentidos, Miguel bajó e hizo de su boca un refugio cálido y movedizo para la verga de Jano, la cual no titubeó en hacerse plena, y responder a las caricias. La faena en esos dominios fue extensa, Jano estuvo a punto de culminar hasta en dos ocasiones, pero Miguel manejaba bien la situación y frenaba en el preciso momento, luego se recostaron sobre la cama, la lengua de Jano jugueteó con la de Miguel y luego exploró sus rincones, tras las orejas, descendió por el cuello hasta el pecho, hizo una escala en sus ingles, rozó su pene pequeño pero erecto, de vello escaso, de cómplices testículos elevados por la emoción, lo giró delicadamente y observó sus nalgas, las mordió ligeramente, las separó una de la otra y miró esa ruta, ligeramente humedecida por el calor provocado, internó su lengua y la hizo flamear de arriba hacia abajo y contrariamente, Miguel, gemía no sutilmente, Jano se emocionaba más.
Tras los juegos de ley, Jano susurro a los oídos de Miguel que se hallaba listo, había calzado un preservativo en su pene, Miguel lo humedeció con su saliva y permitió que Jano ingresase delicadamente, toqueteaba el ingreso suave y reiteradamente, cuando este parecía abrirse, él se retiraba, cuando este le exigía el ingreso, permanecía presionando y volvía a huir, Miguel deliraba, cuando en una de esas el juego proseguía, Miguel retrocedió y permitió que ingresase todo, gimió de placer y empezó a moverse en un vaivén rítmico y acompasado, un vals, que solo conoció ese paso durante esa hora, no hubo acomodo de otro tipo, fue exclusivamente el decúbito y él sobre éste, quizás algún requiebre levantando las caderas, pero la faena culminó en esa pose en la que se inició, y fue perfecto, Jano no era inexperto tampoco, él había notado ya en ese jugueteo, un fuerte suspiro de Miguel, acompañado por el relajamiento de esa mortaja que había estado sujetando su pene tras el movimiento, Miguel se tendió relajado , Jano supo que su cómplice estaba en la cima, así que se apresuró en acompañarlo, agitó el ritmo y tras el oleaje, apretó fuertemente las manos de miguel, para dejar salir de su interior ese cálido fluido que da fe plena del orgasmo masculino, por mas gay que haya sido el estímulo, el hombre se muestra tal, cuando derrama de sí su virilidad.
Se retiró delicadamente de la espalda que lo recibía, Miguel giró y mostraba fluidos similares sobre las sábanas y sobre su piel, sonreía extrañamente, se acercó a Jano y lo besó fugazmente, me tengo que ir le dijo.
Jano permaneció en la habitación, fumó, escuchó música, vio el reloj y marcaba las 11, aún temprano para retornar a casa un viernes. Reaccionó y se percató de que no había obtenido ni el teléfono ni el correo de Miguel, se lamentó por un momento, pero luego se convenció de que el destino tenía que juntarlos nuevamente, y así sería. Jano se dio cuenta de que jamás antes, había disfrutado de lo carnal de una relación tanto como lo había hecho esa noche. Sonrió para sí mismo y se sintió casi feliz.